El Hijo Pródigo (15.12.2004)Título Original: Coming Home (2000)Serie: 10º CrightonEditorial: Harlequín IbéricaSello / Colección: Bianca Especial Nº 02Género: ContemporáneoProtagonistas: David Crighton y Honor JessopArgumento:El hijo pródigo había regresado...Hacía ya varios años que David Crighton había desaparecido...voluntariamente. Se había alejado de su unida familia, de su bonito hogar ydel escándalo que él mismo había provocado.Entonces había conocido a Honor Jessop, una mujer con un espírituapasionado y más compasiva que nadie que él hubiera conocido. David no lehabía contado nada de su verdadera identidad... ni de su oscuro pasado.Pero había llegado el momento de que Honor descubriera la sorprendenteverdad, y de que la familia Crighton se enfrentara al escándalo. PorqueDavid estaba listo para regresar a casa. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 2—157
Capítulo 1—¿Cómo está el abuelo?—Me temo que no demasiado bien, Joss —contestó Jenny Crighton a su hijo menor,mientras pasaba su mirada preocupada, de la alta y desgarbada figura del chico dediecisiete años a su esposo Jon—. Maddy y yo pudimos intercambiar unas palabras enprivado, después de yo lo hubiera visto —continuó Jenny dirigiéndose esa vez a sumarido—. Está muy preocupada por su evidente deterioro. A pesar de que susoperaciones de cadera han salido muy bien, sigue quejándose de dolor en lasarticulaciones. Desde luego está perdiendo peso, y Maddy está preocupada porque nocome como antes. No hay más que ver lo desmejorado que está.—Tiene ochenta y tantos años, Jen —le recordó Jon, pero Jenny notó que tenía mala cara yque estaba preocupado.Después de todo, Ben era su padre; y, aunque todos sabían que no podría recibir mejorescuidados de los que le daba Maddy, la esposa de su hijo Max, Jenny no ignoraba que, detodas maneras, Jon sentía que él debía cargar con la responsabilidad de cuidar de Ben,además de que aún se sentía culpable porque...—La tía Ruth dice que Ben se está volviendo un viejo cascarrabias —les dijo Joss—. Diceque incluso le gusta ser gruñón.—Tal vez sea gruñón, pero a nadie le gusta sentirse constantemente dolorido, Joss —le dijoJenny a su hijo con suavidad.Joss siempre había preferido la compañía de la tía abuela Ruth a la de su abuelo Ben, yJenny era consciente de que apenas podía reprochárselo. Ruth había sido mucho másabuela para Joss de lo que lo había sido Ben nunca.De todos sus nietos, Ben Crighton solo había demostrado algo de simpatía por Max. Y noporque Jon y ella hubieran respaldado ese favoritismo. Hubo un tiempo en el que elantagonismo, entre Max y sus padres, había sido muy grande, pero gracias a Dios eso eraagua pasada. Jenny sólo tenía que ver a Max con su esposa Maddy y sus tres hijos parasentirse orgullosa y llena de amor, así como agradecida hacia quienquiera que hubieratrazado el plan original de la vida de su hijo.Por suerte, Max había cambiado de la noche a la mañana como por arte de magia. Pasó deser una persona que incluso ella, siendo su madre, había llegado a odiar, a ser alguien dequien hablaban con respeto, admiración y amor todos los que lo conocían, y, aunque esecambio podía sonaba dramático y teatral, solo era la verdad. Esta transformación se debióa que había pasado peligrosamente cerca de la línea fina y oscura entre la vida y la muerte.Y no había sido por voluntad propia, como consecuencia del trauma sufrido después deun cruel ataque que podría haberle costado la vida o haberlo dejado lisiado para siempre.Gracias a Dios, no había sido así, y Max había vuelto para empezar una vida nueva allí conellos, en la pequeña población de Haslewich, en el condado de Cheshire.¡La familia! Jenny suspiró levemente porque sabía que, a pesar de todo, no podría pasarsin uno solo de sus miembros, incluido su irascible suegro, Ben Crighton. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 3—157La familia Crighton era muy grande y tenía varias ramas, aunque había algo que los unía,una herencia que todos compartían y era su fascinación por el mundo de las leyes, el delos abogados, los fiscales y los jueces. En la familia había una broma para los niñosCrighton, que se hacía en cuanto eran lo bastante mayores para saber lo que significabanlas palabras. Cuando les preguntaban qué regalo querían para Navidad o para sucumpleaños, siempre respondían, sin dudar, que deseaban ser fiscales del estado.Había sido un objetivo por el que Ben había luchado sin éxito, el mismo hacia el cual habíaintentado empujar a su hijo y, más recientemente, a su nieto Max.Hubo una época en la que Jenny estaba segura de que, de haber conseguido Max eseobjetivo, ella habría pensado que de algún modo era algo deshonroso e incorrecto; perocuando el año anterior, Max había ido a decirles que, según los rumores, le iban a concederese título a él, Jenny había sentido un amor y un orgullo inmensos hacia su hijo. Lo mismole había pasado a Jon, que había abrazado emocionado a Max mientras lo felicitaba.Pero, como solía ocurrir, cuando durante una reunión familiar, Ben Crighton habíafelicitado a su nieto favorito por su éxito, no había podido resistirse a añadir bruscamente:"Debería haber sido mi hijo David; tenía que ser David", les había dicho a todos condureza. A continuación, le echó a su nieta Olivia una mirada de rencor antes de continuar:"de no haber sido por tu madre".Olivia no había contestado a su abuelo, pero Jenny había visto el dolor en su mirada y larabia en la de su marido Caspar, y había sentido dolor por su sobrina.No había servido de nada intentar consolar a Olivia y recordarle que, Ben Crighton,demostraba la misma falta de amor y consideración tanto hacia su propia hija como haciaOlivia. Ben tal vez hubiera nacido en el siglo XX, pero jamás había aceptado que lasmujeres fueran, profesionalmente, igual de capaces que los hombres. Los triunfos de lasmujeres de la familia era algo que Ben o bien ignoraba o bien criticaba diciendo que lasmujeres les quitaban a los hombres los puestos que éstos últimos tenían más derecho aostentar.—Mamá, ¿se va a morir el abuelo? —le preguntó Joss en ese momento, y la ansiedad quevio en su mirada le recordó a Jenny que, a pesar de la creciente madurez de su hijopequeño, ese lado tan extremadamente sensible, que tanto lo había marcado de niño, aúnera capaz de dejar que el miedo dominara sus sentimientos.—No lo sé, Joss —le contestó Jenny con sinceridad—. Según el médico, no existe razónfísica que pueda inducir a su fallecimiento —hizo una pausa mientras elegía las palabrascon cuidado—. Pero tu abuelo jamás ha sido un hombre que haya disfrutado de su vida.Él...—Sigue echando de menos al tío David, ¿verdad? —la interrumpió Joss.Jenny y Jon intercambiaron una mirada significativa. Joss acababa de confirmar conprecisión la verdadera naturaleza de aquel sufrimiento tan arraigado en Ben.David Crighton, el hermano gemelo de Jon, había desaparecido unas semanas después dela fiesta del quincuagésimo cumpleaños de ambos, y tan sólo un poco antes de que Jondescubriera que David había saqueado fraudulentamente la cuenta corriente de unaanciana viuda de cuyos negocios él había sido responsable. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 4—157De no haber sido porque Ruth, la tía de Jon y David, se había ofrecido a devolver cadapenique del dinero que David había "tomado prestado", el escándalo no solo habríaperjudicado, sino también al resto de la familia. También podría haber manchado elnombre del bufete familiar, del cual era socio mayoritario, aunque quien realmente lohabía dirigido siempre había sido Jon.Aun así, Jon había discutido acaloradamente con Ruth, insistiendo en que los intereses dela verdad y la honestidad deberían anteponerse a los de la familia y los suyos propios.Sin embargo, finalmente, Ruth había conseguido ganar y que Jon escuchara lo que elladecía porque, como insistió en su momento, al desaparecer David, nadie sabía si éstehabía tenido la intención de devolver el dinero o si la ya fallecida viuda se lo habríaprestado o regalado.En un primer momento sólo John, Olivia y Ruth sabían la verdad, pero después de unaacalorada discusión habían decidido contárselo a los más queridos y allegados de lafamilia, porque, como dijo Ruth , los secretos entre familiares cercanos, podrían llegar a sermuy perjudiciales. Sin embargo, como es lógico, a Ben le habían ocultado la verdad.Desde que David había desaparecido, no habían vuelto a saber nada de él, a pesar de losintentos de Jon de dar con su paradero.Lo último que habían sabido de él era que podía estar Jamaica, pero cuando Max cogió unavión para ir a buscarlo, no habían encontrado ni rastro. Lo único que Max había recibidopor sus esfuerzos había sido un brutal ataque con cuchillo en una de las playas de la isla.Tras la desaparición de David, su esposa Tania había vuelto a casa de sus padres, quevivían en la costa sur. El matrimonio estaba roto desde hacía tiempo por lo que, Jon yJenny habían educado a Jack, el hijo de Tania y David, junto con los suyos.Entre Jack y Joss sólo había una diferencia de un par de años. Siempre se habían llevadobien y estaban tan unidos como si fueran hermanos en lugar de primos.En ese momento, sin embargo, la preocupación de Jenny no era por el miembro más jovende la familia Crighton, sino por el de más edad, Ben, que se estaba debilitandorápidamente con cada día que pasaba.—La semana pasada el abuelo me llamó David —le dijo Joss a su madre con tristeza.Jenny frunció el ceño—¿Crees que el tío David volverá algún día? —preguntó el chico.Jenny miró a su esposo con desconsuelo.—No creo, Joss —le había respondido Jon con delicadeza—. David era... es...Se calló y negó con la cabeza, ya que no quería decirle a su hijo que David, además dehaber sido un fanfarrón y una persona descuidada con los sentimientos de los demás ycon su dinero, también se había portado como un cobarde. Por culpa de su padre, Davidhabía crecido creyendo que nada podía salirle mal. Ben había sacado a David, durantetoda su vida, de todos los problemas ocasionados por su comportamiento, la mayoría delas veces a expensas de Jon. David era el hijo favorito, la niña de los ojos de Ben que lohabía puesto en un pedestal que, según pensaba Jon, en ese momento, estaba tan alto queera inevitable que se cayera en cualquier momento. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 5—157A pesar de las crueles comparaciones que su padre había hecho a lo largo de los años, Jonsiempre había querido a David, en realidad seguía queriéndolo, pero ya no con ese amorciego que su padre lo había obligado a sentir hacia su hermano, ni de modo que tuvieraque posponer sus propias necesidades y sentimientos en favor de los de su hermano.Aunque sin la presencia de David oscureciendo su vida, la personalidad de Jon habíaflorecido, eso no quería decir que hubiera dejado de querer a su gemelo en ningúnmomento.—No creo que quiera volver nunca más —había dicho Jon en voz baja.—¿Ni siquiera si supiera lo mucho que al abuelo le gustaría que regresara? —preguntóJoss.Desconsolado, Jon miró a Jenny.—No es tan fácil, Joss —le dijo Jenny—. Hay problemas... y además...—Es por lo del dinero —la interrumpió Joss—. Pero de todos modos debería volver paraver al abuelo. Estoy seguro de que si supiera lo mucho que el abuelo lo quiere...—Es posible que si lo supiera... —concedió Jenny.Interiormente ella tenía la seguridad de que no serviría de nada. David siempre había sidoun hombre egoísta, débil y vanidoso que no había antepuesto nunca los sentimientos onecesidades de otras personas a los suyos.—Pero como no tenemos idea de dónde puede estar ni manera alguna de contactar conél... —continuó diciendo Jenny.—Pero papá y él son gemelos —la interrumpió Joss—. Se supone que entre gemelos existeun vínculo que hace que unidos telepáticamente —añadió, sorprendiéndolos a los dos—.Katie y Louise lo tienen —añadió apresuradamente al ver que sus padres no decían nada.Jenny suspiró. Era cierto que sus hijas gemelas sí tenían ese vínculo especial que a vecesexperimentaban los gemelos, esa habilidad para saber cuándo la otra estaba sufriendo o lanecesitaba y a pesar de que, en ese momento estuvieran a muchos kilómetros de distanciala una de la otra.—Joss, no me parece que... —empezó a responder, pero después se calló y se volvió haciaJon.—David y yo nunca estuvimos unidos de esa manera —le respondió Jon a su hijo conbrusquedad.—Pero podrías intentarlo —persistió el chico—. Por el bien del abuelo.Jenny estudió con angustia su seria expresión. Algo lo fastidiaba, algo de lo que no lehabía hablado.—Joss... —empezó a decir con suavidad. Pero pareció como si Joss le hubiera leído elpensamiento, ya que continuó diciendo rápidamente:—Cuando el abuelo me confundió con David, él... —vaciló y continuó en tonoapasionado—. Se puso a llorar... dijo que me había echado de menos... y que no habíavalido la pena vivir la vida sin mí. Yo nunca tuve mucha relación con el tío David, y sé loque pensáis todos de él. Incluso Jack dice que ojalá fueras tú su padre, pero el abuelo... Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 6—157Jon estiró el brazo y se lo echó a su hijo por los hombros sin decir nada. Era un poco másalto que Jon, pero su cuerpo y sus huesos tenían aún esa vulnerabilidad propia de lajuventud.Mientras lo abrazaba cariñosamente al tiempo que le revolvía el cabello, Jon vio brillar suspropias lágrimas en las que había ahora en los ojos de su hijo.—Hemos intentado encontrarlo, hijo —le dijo con voz ronca—. Pero, hay veces en que laspersonas no quieren que se las encuentre. Podría estar en cualquier sitio —añadió conafabilidad.—¿Pero y qué hay del abuelo? ¿Es que no le importa que el abuelo lo eche tanto de menosy que se esté haciendo tan mayor?Como no sabía qué decir, Jon suspiró al oír la emoción en la voz quebrada de su hijo.Su gemelo y su padre habían estado siempre mucho más unidos de lo que él lo habíaestado con ninguno de los dos, pero había sido una unión basada en la promoción mutuade su padre y David para que este se convirtiera en la persona que nunca había llegado aser. El mantener esa farsa, año tras año, década tras década, al final había resultado seruna relación destructiva para todos, porque eso era en definitiva lo que David habíaconseguido con su desaparición.Por supuesto, Jon sabía lo mucho que su padre echaba de menos a David; a pesar de que elDavid que Ben echaba de menos no era sino el que él mismo había creado.Jon sospechaba que, el haberse dado cuenta de que no era el superhombre que su padresiempre había creído que era, había sido tan traumático para David como lo fue para supadre el descubrirlo. Pero eso ya pertenecía al pasado. La dramática salida de David desus vidas, había iniciado una serie de trasformaciones, entre las que estaba la evolución, alinmensamente satisfactorio vínculo físico y emocional, que Jon siempre había deseadopara su matrimonio.Jon pensaba que, si David regresaba, se asombraría de los cambios que se habíanproducido. Su hija Olivia estaba casada y había sido madre. Jack, su hijo, era ya un jovende diecinueve años a punto de iniciar su primer curso en la universidad. Max, el hijo deJon, estaba también casado y era padre de tres hijos.Sí. Se habían producido muchos cambios y había nacido una nueva generación de bebés,incluidos los nietos de David.Jon sabía, que Olivia jamás había perdonado a su padre por lo que había hecho, nitampoco el que, su conducta, había estado a punto de destruir su relación con su marido,Caspar.Su madre, Tania, que sufría bulimia, un trastorno de la alimentación, había sido en surelación entre ella y Olivia de lo que ésta lo había sido jamás; y aunque ella nunca lo habíadicho, Jon sabía que su sobrina le echaba casi toda la culpa de la enfermedad de su madrea David.Olivia. Jon frunció el ceño mientras soltaba a su hijo. En los últimos meses su sobrina lotenía muy preocupado. Cuando había intentado decirle que, trabajaba demasiado y quellegar al despacho antes que él e irse después, era una dedicación excesiva al trabajo, ella lehabía contestado de mala manera. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 7—157Después Olivia se había disculpado y le había explicado con gesto cansado que leresultaba imposible llevarse trabajo a casa.—Caspar dice que, cuando estamos juntos, deberíamos pasar el mayor tiempo posible conlos niños. Por supuesto, yo estoy de acuerdo con él, pero a veces cuando tengo cosas querevisar...Jon le había sonreído comprensivamente; sin embargo no había podido evitar pensar queser responsable en el trabajo era una cosa, pero utilizarlo como un medio para levantaruna barrera entre uno y su familia, era otra muy distinta. Tal vez debería pedirle a Jennyque hablara con Olivia. Ellas dos siempre se habían llevado muy bien.Horas después esa misma noche, mientras se preparaban para irse a la cama, Jenny le dijoa Jon en tono burlón:—Estaba pensando en la vez en que Louise se hizo ese corte tan horrible en la pierna ycomo Katie, que estaba a miles de kilómetros de distancia en ese momento, jugando conuna compañera del colegio, insistió en volver a casa porque decía que Lou se había hechodaño en la pierna y que necesitaba que estuviera con ella. ¿Te acuerdas?—Mmm... —respondió Jon, adivinando por dónde iba su esposa.—¿Cuando erais niños, alguna vez David y tú...? —insistió Jenny, aunque dejó de hablar alver la mirada de su esposo.—David y yo jamás tuvimos una relación como la que tienen Lou y Katie —le dijo Jon entono pausado—. ¿Crees acaso que si hubiera la más remota posibilidad de traer a David acasa para que papá lo vea, no lo pondría en práctica? —añadió con cierta brusquedad.Al oír el dolor en la voz de su marido, que la ira no podía enmascarar, Jenny se acercó a ély le dio un abrazo.Aunque tenía unos cincuenta y tantos años y llevaba una vida muy sedentaria, Jon seguíateniendo un cuerpo muy sexy; o al menos eso le parecía a ella, y después de todos los añosestériles que había pasado teniendo que ocultar sus sentimientos hacia él, poder acariciarlocon libertad era algo que no dejaba de proporcionarle alegría; pero la caricia de esemomento fue más una tierna emoción que una provocación.Como todos los hombres de la familia Crighton, Jon era guapo, alto, de hombros anchos ycon un perfil muy masculino. Tenía el cabello espeso y tirando más al color caramelo queal rubio. Las mujeres continuaban siguiéndolo con la mirada cuando salían, y Jenny sededicaba a mirarlas cuando las veía hacer eso. Y no era porque Jon se fijara nunca en susmiradas de discreta apreciación femenina. Su esposo era leal y cariñoso, y ella seconsideraba una mujer muy afortunada por tener un matrimonio tan satisfactorio y unmarido tan amable y cariñoso. Pero Jon no era ningún santo. A veces se mostraba muycabezota, aunque era muy raro que se enfadara, y sabía que el hecho de que lo estuvieraen ese momento era indicación de lo mucho que lo afectaba el tema de su gemelo.Un hombre con una personalidad más débil que la de Jon, un hombre que careciera de sufuerza emocional y de su compasión, podría haber acabado malparado por el clarofavoritismo de su padre hacia David. Pero Jon era demasiado bueno, demasiado altruistacomo para caer en esa trampa, y Jenny lo amaba todavía más por lo que en una ocasión supadre había tachado con tanto desdén como una debilidad de Jon. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 8—157—Vamos —le decía en ese momento, besándolo en la barbilla—. Vayámonos a la cama.Jon le echó una mirada al reloj de la mesilla de noche. Jenny dormía a su lado, acurrucadajunto a él. Sonrió al ver su cara relajada. Habían hecho el amor antes y ella se habíadormido casi inmediatamente después. Aunque, la verdad, para ser justo con Jenny, era élquien normalmente se dormía el primero; pero esa noche, por alguna razón no había sidoasí.Por alguna razón... Sólo había una razón que le impedía dormir: David. Ni siquiera aJenny le había confiado o reconocido lo a menudo que pensaba en su gemelo, o lo muchoque lo echaba de menos. Resultaba irónico, en realidad, porque sabía muy bien que Davidno estaría ni pensando en él ni echándolo de menos, y también sabía que sin la presenciade David, su vida había mejorado notablemente.¿Dónde estaría David en ese momento? ¿Pensaría alguna vez en ellos... en él? Adrede, Joncerró los ojos, dejando que su mente volviera a los años de infancia que habíancompartido. Esos años habían sido tan difíciles para él... Siempre se había sentido relegadoa las sombras por su padre, que lo había ignorado y no lo había querido, y que siempre lehabía recordado la suerte que había tenido de ser hermano de David.—David fue el primero en nacer —solía decirle su padre.Y Jon había sabido casi antes de ser capaz de analizar lo que significaban esas palabras loimportante que era que David fuera siempre el primero, el sol y las estrellas, y que éljamás debía intentar reemplazar a David.A medida que se habían ido haciendo mayores, había sido como una segunda naturalezapara él permanecer en las sombras, retirarse para que su gemelo pudiera quedar primero.David... Ocultas en su recuerdo, Jon tenía miles, cientos de imágenes de él. David...—Pareces preocupado. ¿Qué te pasa?David sonrió con cariño a su compañero, burlándose suavemente.—El que es jesuita lo será siempre.El hombre se echó a reír.—Confieso que hay momentos en los que las ganas de animar al otro a la confesión sondemasiado fuertes como para resistirse, pero te aseguro que es solo por las razones másaltruistas.David desvió la mirada antes de comentar apasionadamente:—En una noche como ésta, no puedo evitar preguntarme qué nos empuja a los sereshumanos a cometer tantos errores cuando se nos ha regalado un universo perfecto, laposibilidad de mejorar nuestras vidas, de ser los mejores...—Es una noche perfecta —comentó el padre Ignatius en tono ronco, mientras se sentabadespacio junto a David en el saliente rocoso de terreno desde donde, no sólo era posiblecontemplar el cielo jamaicano cuajado de estrellas, sino también el mar—. Pero ha habidootras noches perfectas cuyo resultado no ha sido un final tan filosófico. Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 9—157—Filosófico —David sacudió la cabeza—. No. Ser filosófico es apartarse, hablar de lacondición humana en términos generales, mientras que pensar... desear... sentirarrepentimiento...Dejó de hablar cuando el cura lo miró y le dijo:—Quieres volver a casa.—¡A casa! —David soltó una risotada amarga—. Ésta es mi casa, y mucho mejor de la quemerezco.—No, David —lo corrigió el cura con suavidad—. Aquí es donde vives. Tu casa estádonde tu corazón quiere estar. Tu casa está en Inglaterra... en Cheshire...—En Haslewich... —terminó de decir David con pesar—. Anoche soñé con mi padre —ledijo bruscamente al cura—. Me pregunto lo que le habrán dicho... de mí... de midesaparición. Me pregunto si...—Por lo que me has contado de tu familia, de tu hermano gemelo —añadió el cura conénfasis—, dudo que le hayan contado nada que pueda hacerle daño. Pero si de verdaddeseas saberlo, entonces deberías volver —le dijo con la misma delicadeza.—Volver —repitió David bruscamente—. No, no puedo hacer eso.—No existen las palabras "no puedo" —le conteste el padre con firmeza.—Soy un ladrón, un criminal. Robé dinero —le recordó David con dureza.—Pecaste en contra de una de las leyes de Dios —concedió el cura—. Pero te hasarrepentido de tu pecado, lo has reconocido con humildad y contrición genuinas. A losojos de Dios, has cumplido la penitencia.—Tal vez a los ojos de Dios —concedió David con tristeza—. Pero a los ojos de la ley,siempre seré culpable.—¿Qué es más importante para ti, David? —le preguntó el cura en tono afable—. ¿El pesode la culpa que sientes por la deuda que tienes con tu familia o por la que tienes a los ojosde la ley?—Tal vez mi padre ya no siga vivo.—Tienes otra familia —señaló el cura—. Un hermano... una hija... un hijo...—Están mucho mejor sin mí —le dijo David en tono seco, mientras volvía la cabeza paraque el padre no pudiera ver la expresión en su mirada.—Tal vez... tal vez no.—No puedo volver —repitió David, pero el padre percibió la indecisión y el anhelo en suvoz.Desde que había leído, en el periódico local, el artículo sobre el ataque que había sufridoMax, el sobrino de David, se había estado preparando para ese momento. Estaban tanunidos como si fueran padre e hijo y su amor hacia David era igual, pero no era su padrey aunque lo hubiera sido era consciente de que, el deber de un padre, era dejar que el hijohiciera su vida.Hasta que David empezó a trabajar allí, ayudándolo en su misión de cuidar de losenfermos terminales de la isla, de los que eran demasiado pobres, y de los que habían sido Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 10—157desahuciados por la sociedad porque no merecían ninguna otra ayuda, el padre Ignatiusno se había dado cuenta de lo solitaria que había sido su vida.Había encontrado a David borracho, tirado junto a una maloliente cloaca de Kingston, eincluso ahora seguía pensando qué era lo que lo había hecho detenerse para ayudarlo, yaque éste lo había insultado y además, cuando se le pasó la borrachera, le había echado laculpa por no dejar que muriera.David había tardado varios meses en empezar a hablarle de su vida, de su pasado, perocuando lo hizo, no había querido juzgarlo. ¿Por qué iba a hacerlo? Su misión no era juzgara otros, ni lo que había ido a hacer allí. Su verdadera misión era ayudar, curar y querer alos demás.Al principio, cuando había abrazado el sacerdocio, había estado inspirado por tales ideas,por tales visiones; pero entonces había descubierto algo aterrador: el hombre que másadmiraba, que era inspiración y su luz, había cometido uno de los pecados másimperdonables. El padre John había roto su voto de castidad, y no sólo había tenido unarelación ilícita con una mujer, sino que, además, le había dado un hijo. Debatiéndose en unconflicto de lealtades y torturado por lo que debería hacer, el joven se había visto obligadofinalmente a decir la verdad.El resultado de su actuación había sido catastrófico. El padre John se había quitado la viday él, Francis O'Leary, conocido por la iglesia como el padre Ignatius, había sido total yabsolutamente el responsable e, incluso el obispo, lo había creído.Con la esperanza de que empezara de nuevo, lo enviaron a trabajar a otro sitio, aunque elpapel que había jugado en la tragedia lo había acompañado, convirtiéndolo no sólo en lapersona que todos querían evitar, sino en un sacerdote cuya fe, en los demás y en símismo, había sido destruida. Al ofrecerse voluntario para trabajar en las misiones leconcedieron su petición.—Aunque quisiera volver a casa, no podría —le dijo David, volviéndolo a la realidad—.No puedo costearme el billete de avión.Eso era cierto ya que vivían con sencillez y frugalidad, cultivando todo lo que podían yconfiando en la generosidad y gratitud de sus pacientes y de los familiares de éstos paratodo lo demás.—Hay otras maneras de viajar —le señaló el padre Ignatius—. Hay un yate en el puertoque está esperando, según dijo ayer el capitán en el Bar Coco, encontrar una tripulaciónque quiera de pagarse la travesía trabajando, para poner rumbo a Europa,.—¿Un yate rumbo a Europa? ¿Qué carga lleva? ¿Drogas? —le preguntó David en tonoseco.—No, pero su dueño se está muriendo y quiere volver a casa —le explicó, y los dos semiraron.—¿Tiene el sida? —le preguntó David sin rodeos.—Supongo —concedió el padre.Una gran cantidad de los pacientes del sacerdote se encontraba en los momentos finales dela mortal enfermedad, abandonados por sus aterradas familias y amigos. Trabajando Penny Jordan – El Hijo Pródigo – 10º CrightonEscaneado por Marisol F. y corregido por Sira y Tere Nº Paginas 11—157mano a mano con el padre, David había aprendido a respetar la enfermedad y a aquéllosque la padecían. A respetarla y a no temerla.—No puedo irme... ahora no... —se resistió David, sin poder ocultar el anhelo de su voz.—¿Sueñas a menudo con tu hermano? —le preguntó el padre Ignatius indirectamente.—No como anoche —reconoció David—. Soñé con nuestra infancia. Fue tan vivido... Eracuando nos regalaron nuestras primeras bicicletas, pero lo raro fue que... —hizo una pausay frunció el ceño—. En mi sueño, aunque yo iba montado en mi bicicleta, mis sentimientoseran los de Jon.El padre no dijo nada. Sabía que David había visto a Jon Crighton desde lejos cuando eléste había ido al hospital de la isla a visitar a Max y para llevárselo a casa días después. Lavida era algo muy valioso, y como sabía lo mucho que su resistencia física había mermado,rezó para que Jon Crighton pudiera darle la bienvenida a casa a su hermano gemelo.—No puedo ir —estaba diciendo David, pero el padre sabía que, no sólo podría, sino quelo haría