Capítulo Ocho: Reina contra el mundo

1.2K 110 53
                                    

La tranquila cena que planeábamos tener se alejó lentamente por la ventana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La tranquila cena que planeábamos tener se alejó lentamente por la ventana. Mamá danzaba de un lugar a otro ofreciendo a Dylan café, pasteles, golosinas y cualquier elemento que representara una ofrenda.

Mi tía Patty, por otro lado, lucía extrañada e incómoda y me miraba de vez en cuando como si buscara preguntarme algo. Y no es que me incomodara tener a Dylan ahí, él se había comportado de maravilla, pero mi madre me abrumaba demasiado.

Cuando terminó la cena y sorbimos la última gota del café que servimos para acompañar el postre, aquel dulce chico se levantó y agradeció a todos mientras que tomaba mi mano para caminar a la puerta.

—Tu familia es asombrosa —me dijo Dylan con una sonrisa.

Nos habíamos colocado en las pequeñas escaleras que daban a mi entrada. Había verificado que mi madre no nos estuviera vigilando desde la cocina, pero como alcancé a ver uno de sus collares colgando, decidí cerrar la puerta.

—Gracias, Dy —respondí sonrojada—. Me gustaría ir a comer con tus abuelos en algún momento.

—Por supuesto, ellos estarían encantados —dijo y sacó algo de la bolsa de su saco. El chico había vestido muy elegante para el evento—. Te traje un regalo.

La pequeña caja dorada que brillaba entre la oscuridad, se coló hasta mis manos y despertó en mí una verdadera sensación cálida y maravillosa. El suave y corto listón que custodiaba el contenido fue desamarrado por mí, y mis ojos se iluminaron cuando observé un hermoso anillo que tenía una pequeña nota musical como adorno principal.

—Es lindísimo —comenté colocándomelo—. ¿Cómo supiste que adoro la música?

—Kevin dijo algo con relación a eso un día —respondió mirándome con dulzura—. Sé que serás una maravillosa cantante.

—Hace demasiado tiempo que no compongo nada, ni he practicado —dije con un poco de vergüenza.

—Eso no importa, realmente... —comenzó a decir tomando la mano en que me había colocado el anillo—, cuando la música viene del corazón.

El chico colocó su mano en mi espalda y se acercó un poco más.

Sí, era extraño. Nunca había besado a Dylan, pero cuando sentí sus ojos miel tan cerca de mí, un escalofrío me recorrió y me dejó paralizada. Y así seguí... sin responder.

Dylan colocó sus tiernos labios sobre los míos y me rodeó en una especie de abrazo. Pasaron unos cuantos segundos y después se alejó de mí con la mirada iluminada como la envoltura del regalo que me había dado.

—Nicole, eres la chica más increíble que he conocido —pronunció y yo me quedé muda—. Me gustaría que fuéramos novios por mucho, mucho tiempo.

—Vaya, Dy... muchas gracias por tus palabras —dije sin saber qué responder.

—Mañana pasaré por ti al trabajo, ¿de acuerdo? —planteó él con una sonrisa.

En este mundo no cabemos los dos ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora