El día que lo descubrí.

4.5K 193 27
                                    

Los personajes de Vampire Knigth y algunos sucesos que se mencionan en esta historia no me pertenecen, su propietaria es Matsuri Hino. El resto de la historia es de mi autoría.

Los hechos relatados sufren algunas modificaciones y otros son completamente diferentes a los de la historia original y suceden dos años después de que Kaname y Yūki se marchan de la academia Cross y antes de que Sara sea enfrentada.

Es una historia corta de mi pareja preferida, Kaname x Zero.

_______ ☆ _______

EL DÍA QUE LO DESCUBRÍ

"Fue un día cualquiera de un mes cualquiera en un año sin importancia..."

Esa sería la respuesta más práctica y simple a tan osada pregunta; o al menos eso es lo que debería decir dada mi condición; ¿por qué?, simplemente porque eso es el tiempo para un vampiro, en especial para uno de sangre pura; nada, algo irrelevante y sin importancia. Sin embargo, lo cierto es que a pesar del tiempo transcurrido, ese día lo tengo tan claro en mi memoria como si hubiese sido ayer, no, de hecho es mas claro todavía.

El día en que supe que ya no podía estar sin él. El día en que supe que ya no sólo me bastaba con tenerlo cerca, sino que realmente tenía que ser mío, única y completamente mío. Sin importar que para eso el mundo entero tuviese que desplomarse. Sin importar sobre quien tuviese que pasar para tenerlo; incluso si era sobre él mismo.


El día que lo descubrí no sabría si catalogarlo como el mejor o el peor de mi existencia... sólo sé que sucedió y fue como un vendaval que vino a sacudir toda mi vida...

El día que lo descubrí, fue el día en que todo se desencadenó. Fue el día en que comenzó a forjarse tu condena.... y mi felicidad.

[•••]

A pesar de que eran pocas las ocasiones en que se encontraba en actividad a dichas horas, jamás había reparado mucho en detalles sobre los días que transcurrían a su alrededor. Y siendo la mayor parte del tiempo un ser nocturno... Bueno, simplemente no había mucho que decir sobre la oscuridad, ¿cierto?

El viento mecía suavemente las ramas de los árboles en el jardín y arrancaba algunas de sus hojas mientras esparcía el aroma intenso a ciruelas maduras; el cual se mezclaba con otro un poco más sutil de humedad y de una inminente y pronta lluvia que como en todos los días de ese mes de junio, haría acto de presencia. Pero no sólo eran esos aromas; todavía más oculto, casi de manera imperceptible y prácticamente difuminado por los demás aromas, estaba el rastro de un agradable olor. El olor de Kiryū Zero. Un aroma que había pasado a formar parte del ambiente que reinaba en la mansión y al que ya se había acostumbrado tanto que podía percibirlo con facilidad.

Aquel día pese a las condiciones ambientales, no parecía en absoluto un mal día. De hecho, para él, después de varios días fuera, había sido ya bastante productivo. La última reunión de negocios, iniciada la noche anterior y que creía se prolongaría hasta el amanecer, se había resuelto de manera sorprendentemente fácil, que después de descansar unas cuantas horas, había decidido volver a la cuidad y en ese momento se encontraba de regreso en la mansión más pronto de lo previsto; no, de hecho volver lo más pronto posible era lo que más había deseado.

Aunque a esas horas era imposible conocer la posición del sol dado que se encontraba velado por un cielo completamente encapotado, sin duda era de tarde. Para un humano el día debería estar en su completo apogeo, pero para un vampiro era el equivalente a cortinas corridas y una cómoda cama. Sonaba tentador, pero para él era la oportunidad de adelantar pendientes de su saturada agenda de aquella semana. O al menos esa era su intención y lo hubiese hecho de inmediato si no fuese porque lo que vio después de ingresar al vestíbulo, mientras se dirigía hacia su despacho, lo descolocó de una manera desconcertante.

OBSESIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora