Segunda parte.

8.3K 683 211
                                    

Escenas altamente cargadas con SMUT, se recomienda discreción.

Al llegar hasta su habitación, sentí pánico. No por que temiera de Louis, sino, que… más que pánico era pudor, pudor de desnudarme ante otro hombre, pudor de que me besara en partes aún poco conocidas, estaba aún un poco mareado por la ingesta mínima de droga.

La música retumbaba en mis oídos, las manos de Louis viajaron hasta mi trasero, me sobresalto un poco, me doy cuenta que la puerta continua abierta, le doy una mirada rápida a Louis advirtiéndole que la cierre, lo hizo y con seguro, doble mierda.

Se acercó a zancadas hasta donde yo me encontraba, trago saliva sonoramente y el ríe. Frunzo en ceño en señal reprobatoria a él, toma mi mano y me atrae hasta su anatomía, su delicada mano viaja por mis brazos, cierro los ojos disfrutando su toque.

Abro los ojos como platos al sentir sus suaves labios sobre los míos, joder… primer beso. Al principio me mantengo estático, su lengua delinea mis labios pidiendo permiso para continuar hasta mi cavidad bucal, abro levemente mis labios para seguir con ese beso tierno, húmedo y caliente. Llevo mis brazos hasta su cuello para acariciar sus lacios cabellos, sus manos están jugueteando en mí cintura, acariciándola por encima de mi camisa, nuestros labios se separan pidiendo a gritos bocanadas de aire. Sus labios ahora están rojos e hinchados, me hace querer seguir besándolos.

Su lengua está acariciando mi cuello, cierro los ojos y posiciono mi cabeza hacia atrás para que tenga más acceso. Gimo en respuesta, lo que a Louis le lleva a realizar esa tarea con más ímpetu. Quiero quitar su molesta polera, pero me da vergüenza, pudor.

Rápidamente lo olvido cuando él, está quitando mi camisa, botón por botón. Por cada ojal liberado, mi piel se expone ante sus ojos, y su lengua la abrillanta, ágilmente termina con los últimos tres botones y lanza mi camisa a algún lugar equis de la habitación. Hice lo mismo con su polo.

— Pequeño… —susurra Louis en un jadeo cuando deposito un tierno beso en su clavícula—. Me tienes duro, duro…. Tanto que quiero follarte rápido, ahora…. —susurra esas cosas sucias en mi oído, siento como una tercera pierna crece en mí.

No supe que responder ante esa insinuación, solo sentía como mi pene se endurecía bajo mis pantalones y como la sangre se iba a mis mejillas. Acaricia mi cara y me planta un imprevisto beso, rápido, feroz y apasionado. Camino en retroceso, hasta chocar con su cama, toma mis hombros y los empuja hasta abajo haciendo que me siente en el inmueble.

Sus manos viajan hasta su cinturón y lo desata con maestría, baja el cierre de su pantalón, luego este último. Su boxer tiene un gran bulto, yo lo apretujo entre mis manos aún con la prenda de ropa sobre ellos, Louis gime.

— ¿Q-qué tengo que h-hacer? —Tartamudeo al sentirme totalmente inexperto en situaciones como estas, si no me hubiera comportado tan reacio a navegar por páginas pornográficas no pasaría por estas situaciones.

Louis toma mis manos y las deja en la cinturilla de su boxer, como reflejo los bajo lentamente, liberando su gran erección.

— Haz lo que quieras conmigo…. —me susurra besando mi oreja—, esta noche… yo soy tuyo, como tú serás mío—. Muerde esa zona haciéndome estremecer, pienso las mil y una cosas que podría hacer con su pene, ninguna de ellas decente, pero ¿qué tiene de decente un pene que no es mío entre mis manos? Nada.

Lo tomo con mis manos y comienzo a masturbarlo, mi acompañante sexual gime en respuesta inmediata, para incrementar el deseo introduzco la punta a mi boca, lamo tal cual una paleta.

— Harry… —Joder como me puso que dijera mi nombre sensualmente en un gemido, muevo más rápido mi mano e introduzco aún más su polla en mi boca, Louis lleva sus manos a mis rulos y empuja mi cabeza aún más hasta su pelvis­—. Oh sí…

Cuando determinó que estaba lo suficientemente estimulado, me recostó suavemente en su cama, terminó de desnudarse, y luego lo hizo conmigo, mis nervios incrementaron, fue hasta su cajón y de él, sacó un condón.

Se arrodilló ante mí en su cama, besando mis labios dulcemente, acarició cada centímetro de mi cara. ¿Cómo le decía que era completamente virgen sin que se riera? Pareceré un estúpido, siguió besándome en los labios, para bajar hasta mi cuello, donde dejó innumerables marquitas rojas que se tornarán violetas.

Sus besos comenzaban a quemarme la piel, hombros, pectorales y abdomen, para luego especializarse en mi pene. Haciéndome gemir como loco, empuñando las sábanas. Llegó la hora, estaba nervioso, tanto que me temblaba la barbilla, le diré.

— L-Louis… —Susurro, cuando se estaba posicionando entre mis piernas.

— Hmm —Gimió.

— S-soy… v-virgen. —Confieso bajito, una tierna mirada azul se encuentra con la mía, su mirada me transmitió protección, seguridad y amor.

— Tranquilo pequeño —besa cortamente mis labios—, prometo siempre cuidarte. Además un gran honor ser yo, espero que único. —Sonrío ante sus palabras y ahora beso yo, sus labios nuestras lenguas mantenían una dulce pelea.

Vuelve a la posición anterior —entre medio de mis piernas—, y se posiciona en mi entrada, besa mi rodilla y toma mi mano, ese gesto tan simple y a la vez dulce me hace relajarme y dejarme llegar, comienza a entrar de a poco, muerdo mis labios sintiendo un dolor recorrerme desde mi pelvis hasta el resto de mi cuerpo, sujeto más fuerte su mano y se inclina para besarme a los labios, termina por penetrarme volviéndonos uno.

— ¿Estás bien? —pregunta al notar mi mueca de dolor, asiento débilmente y me embiste lentamente, oh por dios que duele.

— D-duele… —Susurro, besa mis labios y deja sus manos a cada lado de mi rostro, mientras yo encadeno mis piernas en su cintura, besa mi frente y continua con su tarea, poco a poco, el dolor está siendo remplazado por el placer—. Ah… —jadeo y veo sonreír a Louis, al parecer fue una invitación para embestirme aún más rápido.

Nuestros gemidos inundaron la habitación, mis manos fueron de su espalda —dejando algunos rasguños—, hasta su trasero. Besaba su cuello y lo marcaba, sí hubiera tenido un lápiz para escribir “Propiedad de Harry”, lo hubiera hecho.

Una capa de sudor y cansancio nos cubría a ambos, las embestidas de Louis eran rápidas y profundas, mis gemidos eran roncos los de él, tenían algo especial que me llegaban al corazón, sonaba cursi, y bastante “chica que soñaba encontrar su príncipe azul”. Bueno, yo soy un chico que al parecer encontró a su príncipe punk.

Una oleada de placer viajo dentro de mí, justo hasta mi pene, que manchó nuestros estómagos con líquido semántico. Louis también llegó al orgasmo, sólo que él se fue en mi interior.

Estábamos los dos recostados desnudos en su cama, me encontraba entre sus brazos, Louis jugueteaba con mi cabello, yo dibujo formas abstractas en su pecho o simplemente admiraba sus ojos azules. Se inclino para besarme, mis labios y yo lo recibimos gustosos.

— No quiero que esto acabe… —susurra Louis en mis labios, besándome de nuevo. 

Atención: Sí quieren una parte tres, se la hago... sólo deben decirme. 

"Mi molesto vecino" Larry StylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora