CAP 11: Incluso si me cuesta la vida

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(Que , sigue Sans)

La sombra que cubría a Frisk era una chica bajita, con unos diez años, con el pelo corto y castaño claro, con los ojos rojos y una sonrisa maliciosa en sus labios. Portaba un suéter verde y unos pantalones cortos de color marrón.
–¿Me echabas de menos, Asriel?
Flowey comenzó a temblar.
–¡¿Qué le estás haciendo Frisk?!
–D-d-d-d-de-e-de -intentaba decir Flowey.
–Bueno, la verdad es que a estas alturas Frisk probablemente esté muerta.
–¿Q-qué? ¡No me lo creo!
Flowey intentaba articular palabras. Al final, Flowey huyó.
Frisk sacó un cuchillo de alguna parte, pero, de repente, parecío despertar, y habló con su propia voz.
–Sans...
–¡Frisk! -me acerqué para abrazarla, pero me rechazó.
–Sans, ¡huye!
Frisk empezó a temblar.
–Sans, -dijo poniéndose en pie-, clávame esto.
Me estaba enseñando el cuchillo.
–¿Q-qué? ¡FRISK! –dije-, ¡no digas tonterías!
–¡Prométeme que me matarás antes de que sea peor!
Detrás de Frisk, volvió a aparecer la sombra, que se fue tornando cada vez más detallada, hasta volver a convertirse en el parasito que la atormentaba.
–Frisk, -reía- ¿unas últimas palabras?
–¡PROMÉTELO, SANS! -gritó Frisk.
Frisk comenzó a sonreír vaciamente. Alzó el cuchillo, y lo dirigió hacia mí.
–Ahora, -decía una voz con eco-, estamos tú y yo, estúpido comediante.
–¡¡¡Suelta a Frisk!!!
–Nunca, ahora que tengo su alma bajo mi poder, ólvidate de ella.
Frisk, controlada, se abalanzó contra mí, pero esquivé el ataque con facilidad. La cara de Chara palideció.
–¿Qué? -le guiñé la cuenca del ojo al parásito-, ¿creías que simplemente iba a quedarme quieto y recibir el golpe?
El demonio hizo una mueca de furia, pero... Era mi turno. Chasquée mis dedos, y el alma de determinación se volvió azul. Levanté un poco la mano, y Frisk fue disparada hacia arriba, y luego hacia abajo. Empezó a sangrar.
–¡Vaya, tú hiriendo a Frisk! -sonreía el bicho.
Al lado, se alzaba una especie de estrellita dorada, pero, de repente, Frisk la destruyó.
–¡¿QUÉ?! ¡DEBES OBEDECERME!
–Si tengo que morir, moriré, pero no dejaré que juegues con las líneas temporales. Porque, ¡No te dejaré que toques a ninguno de mis amigos!
Me sorprendió ver a Frisk tan determinada, aún estando controlada.
Otra vez, Chara poseyó a Frisk.
Ésta, volvió a atacar, pero, esta vez, con más furia. Lo volví a esquivar con facilidad.
–¿Por qué haces esto, Chara? -grité.
–Porque, -soltó una carcajada- este inútil mundo me necesitaba para poder pasar al siguiente.
Evitando herir demasiado a Frisk, le lancé uno de los ataques de Papyrus.
–¿Es todo lo que tienes?
Volvió a atacar, y yo volví a defenderme. Así, una vez, y otra, y otra...
Lágrimas, sudor  moratones y sangre cubrían el cuerpo de Frisk. Parecía estar a punto de morir. Yo me negaba a matarla, pero también me negaba a condenar el mundo entero.
Lágrimas rodaban por debajo de los ojos de Frisk, pero una amplia sonrisa delineaba su rostro.
–Frisk, chica, sé que estás ahí.
Frisk se mantuvo igual.
–Si puedes oírme, detente.
Frisk comenzó a recuperar su color de ojos.
–Yo te ayudaré, y harás que mi trabajo sea más fácil.
Frisk me estaba mirando con melancolía.
–Lo prometo...
Frisk soltó el arma, la cual  cayó al suelo, dejando un sonido metálico en el ambiente. Chara miraba estupefacta, pues Frisk parecía haberse liberado por unos segundos. Frisk seguía sonriendo. Se lanzó hacia mí, y me abrazó con fuerza.
–S-Sans, y-yo... -decía entre sollozos.
–Frisk, -levanté mi brazo como pude-, lo siento por esto.
Varios huesos chocaron con fuerza contra en cuerpo de Frisk, pero sin llegar a atravesar su débil torso. Frsik cayó al suelo, con la mano en el cuchillo que anteriormente había tirado.
Empezó a gritar de manera desgarradora. La sangre corría por su cuerpo, y teñía su piel y ropa.
Su respiración comenzó a pararse. Frisk estaba a punto de morir, y yo había sido el culpable. Me sentía tan mal, tan despreciable, tan... Asesinando al ser que una vez nos dio misericordia. Me daba asco a mí mismo

(Por fin, narra Frisk)

Yo luchaba por obligación. Era un títere siendo controlado por el estúpido demonio de Chara, la cual me estuvo atormentando los últimos días, y, aprovechando mi debilidad por la fiebre, se había apoderado de mi cuerpo. En un último respiro, di una cuchillada y...
Las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, pero mantenía esa despreciable sonrisa. Sans miró hacia abajo; le había dado. Tenía un corte bastante grande.
–¡NOOOOooo...!
Caí al suelo, y mi sádica sonrisa terminó.
–N-no te preocupes, Frisk, est-toy bien.
Sans sonreía con melancolía con su sonrisa permante, y tenía los ojos cerrados.
Me acerqué a él, con lágrimas en los ojos.
–Soy una estúpida, ¡soy un monstruo!... Soy un, ¿humano?
–E-eres perfecta tal y como eres, Frisk. P-por eso te amo...
Cerré los ojos, y tomé su cráneo, aún con vida, entre mis manos. Levanté su mandíbula, y lo besé tan apasionadamente como pude.
Sans abrió sus ojos con sorpresa, y con lágrimas me devolvió el beso.
Nos fundimos en un frío abrazo, mientras yo le besaba. Él parecía haber dejado este mundo. Pero, dentro de mí, algo comenzó a llamar. Porque yo lo haría por él.
Un alma humana era equivalente a todas las almas de los monstruos, así que una porción de esta, podría...
Sin pensarlo mucho, posé mi frente sobre su cráneo sin vida, y formulé una petición; "Sólo quiero darle el poder que necesite para vivir, por favor...". Nada ocurrió.
Pedí ayuda... Pero nadie vino =)
El miedo recorría mi cuerpo, y con un último hilo de voz, Murmuré un último deseo.
–Me da igual lo que cueste. Incluso si me cuesta la vida. Me niego a dejarle morir. Llévate mi alma si quieres. Sólo quiero que viva, por favor...
Una luz empezó a brillar dentro de mí. Era una luz roja. Era determinación. Estaba determinada a dejar este mundo por él.
La luz se cernía sobre Sans. El corte comenzó a desparecer. Mi deseo se había cumplido.
Chara comenzó a desaparecer. La borré de la existencia para siempre, o eso creo.
Sans abrió los ojos, y me vio, casi muerta en el suelo. Todo estaba borroso.

Incluso si me cuesta la vida •Frans•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora