Una Noche en mi Habitación

1. La Luz

Mi madre solía decirme que no apagase las luces de la habitación. Nunca supe por qué. Nunca me dio una explicación coherente ni me mencionó nada sobre esa extraña manía suya. Tan solo me repetía la misma frase una y otra vez en el momento en que se marchaba a su habitación junto a mi padre. Y aquella noche no iba a ser la excepción, claro que no. 

—Cristian, ¿aún sigues sentado en el ordenador?

No lo decía en forma de reproche como haría cualquier madre al ver a su hijo a la una de la mañana sentado frente al monitor, escurriéndose en la silla y mirando vídeos uno detrás de otro. Lo decía de forma neutral, con el mismo tono con el que alguien podría hablar con un amigo de cualquier tema trivial. 

—Sí, me quedaré un rato más. He encontrado una serie bastante guay sobre unos chicos de instituto que descubren una sala secreta en una de las aulas. A papá y a ti os gustaría. 

—Estoy segura de que sí —respondió mi madre, dándose la vuelta para salir de la habitación-. Yo me voy ya a dormir hijo. Dulces sueños, buenas noches y no apagues las luces hasta que no estés en la cama. 

Ahí estaba de nuevo. 

—Sí mamá, entendido —exclamé siguiendo la misma rutina de todos los días. 

Acto seguido escuché como mi madre se alejaba rumbo a su habitación, arrastrando los pies por el pasillo y dando un largo y profundo bostezo para después cerrar la puerta de su cuarto tras de sí. 

Sin embargo, aquella noche algo, algún tipo de fuerza externa a mi cuerpo y que se presentaba en la noche o quizá la simple curiosidad que me había provocado el ver aquella serie en Internet durante tantas horas seguidas, hizo que una idea asaltara mi cabeza como si de un rayo golpeando la tierra húmeda se tratara. Una idea que más tarde descubriría que iba a ser uno de los mayores errores que podría haber hecho. 

Aquella vez iba a apagar las luces antes de tiempo. 

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Agradecería mucho vuestros comentarios y puntuaciones para animarme a seguir escribiendo. 

Un abrazo <3