Capítulo 2

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-¿Ya cenaste?-Preguntó Naruto caminando hacia Sasuke.

-Sí.

-Entonces será mejor que descanses, el cuarto ya está listo -notificó desde el pie de las escaleras, invitando con su lenguaje corporal a que el Uchiha lo siguiera al segundo piso. Sasuke acompañó a Naruto, de verdad que si ocupaba dormir.

-¿Cómo ha estado Menma?- Interrogó el portador del Sharingan.

-Está bien, quería verte, estuvo preguntando sobre tu llegada.

-Mejor no le hubieses dicho nada, ya sabes lo impaciente que es.

-Si, pero realmente quería darle la noticia a Menma, te ha echado mucho de menos.

En la planta alta el Uchiha fue directo a la habitación de Menma y se quedó frente a la puerta como si dudara en entrar. Naruto no dijo nada, solo espero a la reacción del Uchiha hasta que este se decidió y giró el picaporte con suavidad para no hacer mucho ruido. La luz proveniente de la lámpara de noche iluminaba tenuemente la habitación, el pequeño Uzumaki estaba absolutamente dormido, boca arriba y con sus manos a cada lado del rostro, era su posición común para reposar. El Uchiha se acercó a su hijo y le dio un beso, el niño se resolvió en su cama.

-Menma estoy en casa.-Susurró mientras acariciaba el cabello alborotado de su retoño.

Naruto lo observó desde el marco de la puerta. Cuando se trataba de Menma, Sasuke transformaba su lenguaje corporal, lo envolvía un aire paternal, reflejaba esa emoción en su mirada, al igual que en la sonrisa cálida que enmarcaba su rostro que normalmente mantenía una expresión taciturna.

En ese momento, el Uzumaki meditó sobre su situación actual, ver al Uchiha demostrar cariño por su retoño le proporcionaba un sentimiento de bienestar, orgullo y unión. Menma representaba ese vínculo especial entre ellos, no era sólo una criatura creada artificialmente con sus genes, era su hijo, un lazo diferente y profundo.

Naruto sabía de antemano que Sasuke siempre estaría ahí para el pequeño Uzumaki, sin embargo ahora, al ver ese lado sensible del Uchiha, le removía los sentimientos en su interior. Lo deseaba, deseaba amar a Sasuke y que esté le correspondiera, una emoción egoísta pero que ilusión no era. Su corazón se aceleró y una ansiedad lo invadió, intentó calmarse y para lograrlo salió de la habitación para su auto control.

El Uchiha echo un vistazo rápido, no era tonto ni despistado, conocía esas reacciones de Naruto, sospechaba que su mejor amigo guardaba sentimientos por él, desde hacía 3 años se percató de ello, bastó con los años de convivencia, sin embargo nunca se propuso confirmar sus sospechas, ni a intentar si quiera hablar con Naruto sobre sus sentimientos y los suyos propios, ya que la crianza de Menma fue prioridad y no era conveniente causar alguna incomodidad, sino todo se convertiría en algo perjudicial.

El portador del Sharingan se despidió de su retoño arropándolo con la frazada y salió al pasillo dónde lo esperaba Nanadaime, quién comentó:

-Cuando Menma despierte se pondrá muy contento.

-Seguro brincara de la emoción.

El portador de Sharingan poso la mirada en Nanadaime, quien se quedó hipnotizado. Naruto no podía desprender sus ojos azules del Uchiha, a pesar de que Sasuke solo tenía un solo ojo visible debido a su fleco, poseía una mirada fuerte que te ponía nervioso e inquieto, como la mirada de un león que acecha a su presa.

Naruto deseó que estos segundos que parecían una eternidad terminaran pronto, afortunadamente sus ruegos fueron escuchados, Sasuke suspiró pesadamente, cualquiera que lo hubiese visto pensaría que estaba decepcionado.

Nuestro Renuevo de OlivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora