• La Isla de Jeju •

• II •

|Ju-Ne|

                                                     Al día siguiente:

Me encontraba dormido disfrutando plácidamente de lo cómoda que era mi cama, hasta que de la nada sentí un peso sobre mi cuerpo, obviamente se trataba de una persona, persona que inició a agitarme sin razón alguna, lo que provocó que abriera los ojos rápidamente siéndome difícil mantenerlos así ya que aún estaba algo adormilado. Tallé ambos de mis ojos con mis dedos índice y pulgar aclarando mi vista poco a poco, así captando que la persona que se encontraba encima mío era mi madrastra.

— Jun Hoe, ¡despierta!, dos trabajadores de la morgue vinieron con una urna, supuestamente son las cenizas de tu padre, ¿puedes explicarme qué es lo que está sucediendo? — siguió agitándome desesperadamente buscando que contestara a su pregunta.

— Minju, después te explico ¿sí?, ahora mismo lo único que necesito es que te bajes de encima mío, tengo que atender a los trabajadores — cansado de la situación esperaba que mi madrastra bajara de una buena vez, cosa que hizo segundos después con un leve puchero brotando de sus labios.

A veces creía que más que mi madrastra parecía mi hermana menor, una muy berrinchuda, bastante molesta en mi opinión, realmente tal faceta suya me desagradaba por completo. Al la contraria haberse apartado salí de mi cama y bajé las escaleras deprisa, llegando a la puerta en donde los trabajadores me esperaban algo impacientes.

— Lo siento por la tardía, acabo de despertar pero...¿por qué la han traído ustedes?, yo iba a ir por ella más tarde — tomé la urna estando Minju unos cuantos pasos atrás mío mientras se encontraba más que confundida ante mis palabras, a lo cual, los trabajadores contestaron con que ayer en la madrugada me habían escuchado algo apresurado e impaciente, y que por tal razón se habían dado prisa en hacer el pedido.

— Entiendo...muchas gracias por preocuparse — agradecí a los trabajadores con una reverencia a la cual ellos contestaron del mismo modo, yéndose enseguida al tener más trabajo que hacer.

Tras los trabajadores haberse ido me di la vuelta y me encontré con mi madrastra, la cual no lucía nada contenta ya que su rostro mostraba un semblante bastante molesto al igual que serio.

— Ahora...¿podrías explicarme qué sucede? — me miró cruzada de brazos mientras impaciente con uno de sus tacones daba seguidos golpes al suelo de la casa.

Caminé hacia el despacho y traje conmigo la urna de mi madre, así pudiendo tener ambas juntas en mis brazos. Mentalmente me preparaba para decirle a mi madrastra lo que haría, después de todo, no era algo fácil de contar, y menos a ella, con el humor que se cargaba.

— Yo...he decidido irme a vivir a La Isla de Jeju por mi cuenta, mi madre fue cremada así que decidí hacer lo mismo con mi padre, iré a La Isla de Jeju a tirar las cenizas de ambos al mar, mar en el que se conocieron, enamoraron y casaron —

Ahora, tras decir esto me sentía más que apenado, después de todo, ella era la esposa actual de mi padre, supongo que mi comentario sobre tirar las cenizas de ambos al mar sin dejarle una tumba en donde pueda llorar la pérdida de su esposo, posiblemente le molestaría, ó más bien, entristecería.

— ¿¡Te vas de Seúl a La Isla de Jeju!? — se acercó rápidamente a mí más que sorprendida ante tal decisión mía. — Pero...¿solo ó con alguien más? —