Era el mediodía, a pesar de estar en pleno otoño el sol golpeaba fuerte el asfalto, y dentro del coche la temperatura era bastante alta. Un chico, de unos 17 años, miraba su celular con frustración, llevaba largo rato allí esperando, y según marcaba el reloj, aún faltaría esperar un poco más, en su cabeza daban vuelta varias cosas, estaba cansado, aburrido, sin mucho que hacer, tenía calor. Envió un mensaje en el celular, volvió a mirar lo hora, y tarareó una canción mientras golpeaba contra la puerta marcando el ritmo.
— ¡Alex! Basta, vas a romperlo.
Dijo el hombre que estaba sentado en el asiento de conductor, mientras resoplaba molesto. El chico suspiró, y por quinta vez en cinco minutos volvió a mirar la hora, y al ver que aún faltaba apoyó su cabeza en el respaldo y se quedó mirando al techo, esos días de tener que esperar, por apenas media hora, pero que parecía eterna, lo cansaban, estaba hambriento, y deseaba volver a casa lo antes posible, y sin embargo debía esperar allí.
— ¿Porque siempre debemos venir aquí? ¿No podrías llevarme a casa antes? En 15 minutos vas y vuelves, y ¡No me haces esperar tanto rato aquí!—Alex estaba realmente molesto—
—Tranquilo, ya saldrán, solo espera. Mira, ya solo faltan dos minutos.
Señaló el reloj, que claramente marcaba la hora que el hombre decía, era cierto, al fin la tortura de esperar estaba llegando a su fin, después de 30 minutos que parecieron mil años, solo quedaba un momento, para que por fin se fueran de allí. Esto le animó, y subió un poco el volumen de la música, y dejó de tamborilear. Después levantó la vista y ahí se escuchó el ring que marcaba la salida. Sonrió alegremente, porque ya había pasado mucho tiempo, el conductor encendió el coche, y se preparó para salir rápidamente, en cuanto ellos vinieran.
De a poco empezaban a asomar los chicos de siempre, recorriendo la calle, acercándose a los autos, dando vueltas, y subiendo a ellos, el joven muchacho miraba sin mucho interés, realmente no quería estar allí y se aburría terriblemente. Cuando vio que se acercó quien debía subir, para luego irse, suspiro aliviado por el fin de la espera. Estaba contento de poder ya irse de allí, cuando de repente levantó sus ojos y la vio. Venía caminando, con su sonrisa de siempre, los ojos achinados, por el sol, y su pelo ondeando al viento. Esa chica, rubia, de ojos claros, siempre le había llamado la atención, pero nunca le había prestado demasiada atención, era bonita, sí, pero eso era todo lo que sabia sobre ella, y no le interesaba mucho más, a pesar de que era una linda chica, él tenía otras cosas en la cabeza, la veía de vez en cuando y eso le bastaba.
Sonrió ligeramente al verla, realmente era muy bonita, luego el auto arrancó, y se alejó de allí. Alex pensó unos momentos más en ella, tal vez sería divertido conocerla, pero en un futuro, no en ese momento, estaba todo demasiado bien, y entre las risas, la música y la charla, se fue olvidando de ella, una vez más, como siempre, ya volvería al día siguiente, con la misma rutina, a protestar por la espera, y sonreir al verla, pero nada más, como siempre.

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4 de Abril
RomanceTal vez todo esto sea un simple sueño, tal vez sea falso o tal vez no, pero hay una sola cosa que quiero, y es sentir tus labios en los míos, tomar tu mano, y sonreír juntos, pensando en una vida siempre a tu lado. La historia de Alex y Martina, la...