La fiesta.

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Alex era una persona en la que se podía confiar. Un buen chico. Estudioso y que nunca se saltaba las normas. Se lo contaba todo excepto mis sentimientos desde el primer día.
Cuando me llevaba bien con Alexa conocí a uno de sus grandes amigos del equipo de football del instituto. El más querido por todas las chicas. Andy Davis. Hablar con el ese día en el que estaba deprimida fue el gran error de mi vida. El error que hizo que todo este tormento comenzara.
Error número uno: le conté todo lo que me había entristecido ese día. Le di demasiada información de ese día y de mi vida en general.
Error número dos: ir a la fiesta que celebraba ese mismo día por la noche.
Sus padres estaban de viaje y como no, hizo una fiesta.
Yo era una chica de buenas notas y era buena hija, a lo que no me prohibían hacer nada. En estos momentos preferiría ser totalmente lo contrario para que me hubiesen prohibido ir a ese infierno.
Era una fiesta, y como en toda fiesta estaba llena de alcohol, drogas y gilipollas.
Bebí una simple cerveza, pero insistieron en que bebiese más y más. Lo hice. Y acabe montándomelo con Andy.
Al decir gilipollas me refería a un gilipollas en específico, el chico con el que termine la noche. Andy. Un niño de mamá y papá que solo para hacerse el chulo y el puto amo se lo contó a todos sus contactos. Se acabó enterando todo el instituto, también Alex. Las dos primeras semanas estuvo muy raro conmigo por ese tema y casi no nos hablábamos.
Genial, ya se me había fastidiado mi relación con el por culpa de ir a esa maldita fiesta.

COMO TERMINÓ TODODonde viven las historias. Descúbrelo ahora