PARTE ÚNICA.
Serás esclavo de tu libertad y tus pasos.
Y tu alma nunca usará grilletes.
Y el poder será esclavo de él mismo.Soundtrack del OS: https://open.spotify.com/playlist/4H6Pd386jjcNaH81ENRfmE?si=MW32eNezSV-j8nFyQfXrNg&utm_source=copy-link (Primer comentario)
Y era un Imperio de belleza extraña pero única, que culminó en siglos muy próximos a las promesas de un buen futuro relacionado con emperadores absurdamente bañados en oro y con la cúspide de una época rica en historia universal que en unos años sería estudiada por aficionados. Un imperio joven para un mundo viejo, relatado por una historia de amor clásicamente olvidada en la que las teorías abundaban y se dividían en tres.
Bella en su complejidad, aún brillaba con su áurea luz propia en los labios partidos de los que menos la entendían, aquellos que pintados de mentiras y las palabras sucias, la mitad de su significado verdadero contaban. Y lo que parece un cuento, en un trasfondo tiene una historia que busca ser descubierta por quien esté atento. La única historia que no estaba plasmada en los viejos libros de tapas de tela y hojas llenas de tinta porque tenía que ser visto por ojos desinteresados y un corazón abierto.
Para ser visto, por lógica tenía que ser observado con anterioridad, ¿qué tan lógico y a la vez tan poco común era? al plantearlo como un pensamiento anormal arrasando en lo normal tenía sentido. Pares de ojos cegados por la nube del mundo en el que vivían no faltaban. Daba a debate, quizás no garantizaba un buen resultado.
Entonces era mejor debatirse, ¿qué significaba el amor entre el Imperio y la Ruina?
Ese Imperio siempre fue el alma de muchas leyendas impresionantes, calladas por el paso lento y vago del tiempo sobre ellas. Cuna de historias que no fueron relatadas con el prestigio merecido y de relatos que no fueron escritos con las palabras exactas, pero que quedaron impregnadas como polvillo gris en los ladrillos de las paredes quejumbrosas de cada estructura antigua y de cada ruina que hoy se considera simplemente un monumento histórico entre tantos.
No se les daba la atención necesaria, no se les miraba con ojos atentos. No era observado.
El aire tenía ese olor a historia amaderado, viejo y floreado. En él, todos se pararán, lo respirarán, y se tomarán el insuficiente tiempo para admirar su resaltado aroma a viejas crónicas antes de seguir su rumbo, sin darle más importancia que un leve segundo. Porque no le darán más atención que un vistazo a lo que no es remotamente moderno, y las historias de un amor que en un tiempo lucharon por persistir sonaban como cosas de niños. Cosas sin sentido de una fantasía hilarante.
Era demasiada historia para contar, y la vida del humano era limitadamente corta. Miles de años oscuros que guardan los secretos más bellos y los detalles más hermosos bajo cada ladrillo roído alrededor de todo un mundo que las personas creían conocer, detalles que se fueron perdiendo por ser leyendas contadas de boca a boca en bares viejos y ruinosos en siglos remotos, normalmente desaparecieron con el paso mortal de los años.
Existe quien dice que en ese Imperio los colores parecían tomar más vida, que en realidad era una estela inmaculada de tonalidades totalmente diferentes y más vivaces; un pigmento fuerte y llamativo frente a un sol cálido y acogedor. Especialmente en la inocente presencia de las flores y los árboles, esos que eran los que normalmente adornaban algunas de lo que fueron sus calles principales como si señalaran sutilmente el lugar protagonista de algún acontecimiento del que no se sabe con certeza qué sucedió, pero que a base de un cuadro de luces y colores alegres demuestra que fue importante para alguien más hace algún tiempo atrás. Era tan fascinante como mágico, un recuerdo tan vívido como olvidado.