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Inti.

Hacia tanto que nadie pronunciaba esa palabra que casi había olvidado como sonaba su propio nombre.

Sin pensarlo mucho mas la joven salto a los brazos de su padre. Este, debido a la fuerza del impulso se balanceó hacia atrás pero sostubo a su hija.
La aparto de su cuerpo y la agarro de la cara observándola.

- Mirate, eres idéntica a tu madre- Inti, sin entender esas palabras, sintió un júbilo impropio de ella.
Que pena que Inti no comprendiese él peso de esas palabras.

Inti nunca había llegado a conocer a su madre, tampoco nadie se preocupó nunca de enseñarla una fotografía suya o siquiera decirle su nombre.
Pero sabia que existía por esos comentarios que parecían escaparse de vez en cuando a los cientificos cuando ella era niña.

-Inti, pequeña, creemos que ya es hora. Ya vais a cumplir la mayoría de edad y por lo tanto, debemos actuar rapido antes de que descubran lo que son. Lo que eres- Se aparto de ella. Se coloco la chaqueta estirando las mangas y él dobladillo y volvió a adquirir un semblante frío.

-Sigueme. Tendrán que prepararte.

El hombre guió a la pelirroja a través de un laberinto de pasillos en los cuales nunca había estado. Y llegaron a una puerta bastante extraña.
Era como las demás, tosca y de un pesado metal; pero no tenia un numero. Si no un nombre.

Dra. MacQuoid

El señor llamo dos veces a la puerta y una voz femenina resonó del otro lado.

-¿ Quién es?- una mujer de unos cuarenta años, muy bien cuidada abrió la puerta del despacho y miro a él hombre que se erguía hante ella.

- Matthew, no me esperaba esta visita- la mujer parecía nerviosa, se alisaba la bata y saltaba de un pie a otro. Luego, miro hacia Inti y se relajo.

- Ah, ahora entiendo. Podéis pasar

La mujer dejo paso a la pareja sonrojada y estos se metieron en él despacho.

-Supongo que ella es Inti. Encantada

-Así es. ¿Me podrías ayudar? Veras, dentro de un mes cumplirá dieciocho años y él resto despertaran- La ultima frase la dijo susurrando, como si fuese un secreto, aunque en verdad todos los de la sala sabían de lo que hablaba.

-Comprendo,pero ¿qué quieres que haga?

-Inti tiene que buscar a sus hermanos y me gustar...

-¿Como?- dijo Inti que hasta entonces había estado detrás de su padre con la cabeza baja

- ¿No te lo han explicado?- dijo Matthew tocándose con él pulgar y él índice él puente de la nariz- ¿Para que pago a esos inutiles? Escucha Inti. Cuando naciste quemaste la casa en la que vivíamos con tu madre. Que por desgracia no se pudo salvar.

Inti ya se dabia la historia pero eso no la hacia menos dolorosa

-Desde ese momento prometí que te protegería atí y al resto de la humanidad de tus poderes. Ya no héroes un monstruo, pero el resto si.

-¿El resto?- Inti estaba confusa- ¿Hay otros monstruos sueltos por la calle?

-A si es pequeña. Pero a diferencia de ti, ellos no han sido criados para controlar sus poderes y son un peligro. Además van a por mi. ¿ Me ayudaras pequeña?

-¿Que debo hacer?- Pregunta la impaciente pelirroja. Si podia hacer algo por su padre lo haria. A lo mejor así ya no se iría de nuevo.

La doctora miraba con pena a Inti.

- La Dra. MacQuoid te ayudara a vestirte y peinarte como una chica de tu edad ¿verad doctora?- La mujer asintió no muy convencida- Excelente. Después iras con la señorita Madeline a una casa en la ciudad vecina. Se ha descubierto que hay se encuentra uno de los monstruos. Tendrás que encontrarlo y matarlo.

-¿Qui-quién es la señorita Madeline?

-Es tu cuidadora.- respondió un poco sorprendido de de no lo supiese.- Bueno, os dejo solo señorutas. GE dejado ropa en su taquilla doctora- cerro la puerta e Inti se quedo sola con la doctora.

Tras un rato en silencio, la doctora se dispuso a hablar.

- Bueno, vamos a ver que puedo hacer.-La miro de arriba a abajo.- empezaremos por tu pelo, no creo que aya sido cortado y peinado adecuadamente desde hace mucho.

La doctora le aliso y corto él pelo. Fue a por la ropa que había comprado hace poco uno de los empleados del padre de Inti y se la puso. Ahora era difícil creer que Inti no fuese una chica normal.

-Ya estas lista- dijo la doctora con una sonrisa mirando su obra- Siento no ser una estilista pero esta bien.

Inti asintió con la cabeza mostrando gratitud.

En ese mismo momento, como si alguien la hubiese invocada, la señorita Madeline llamo a la puerta del despacho y se llevo a Inti a una especie de clase sobre el comportamiento que debería adoptar una vez en la ciudad.

El fuego de IntiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora