¿Cuales son mis sentimientos?

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Ahora dejo aquí mis notas de autor para que así el final no pierda su impacto. Ahora mismo estoy como "wow... ¿yo escribí esto?" así que no cordino mucho.

Nos leeremos en la próxima :D

SENKI ZESSHOU SYMPHOGEAR (戦姫絶唱シンフォギア) Y SUS PERSONAJES NO ME PERTENECEN

LOS SUCESOS DE ESTE CAPÍTULO SE CONECTAN DIRECTAMENTE CON LOS SUCESOS DEL PRIMER CAPÍTULO

La enorme cantidad de recuerdos que brotaron en sus cabezas les hizo caer de rodillas sin la capacidad de moverse correctamente. El fuego continuó expandiéndose y prontamente, ambas jóvenes y el doctor se vieron atrapados en las propiedades de aquel templo. El enorme odio que comenzó a surgir en Shirabe por el doctor era solamente comparable contra el odio que se encontraba sintiendo Kirika hacia los militares que realizaron algo igual (o peor) a lo que había hecho el doctor, pero si algo era compartido por ambas muñecas era el odio a si misma por haberse dejado controlar por los demás tan fácilmente.

Ambos bandos habían actuado de la manera despreciable, ninguno se salvaba de la salpicadura de tremenda mierda en la que se habían hundido.

Un hombre demasiado obsesionado con sus ideales de perfección creó su propia organización con las siglas FIS con el propósito de demostrar que las mejores armas llegaban a ser las armas 100% humanas y que para esto debía someterse a un individuo a una temprana estimulación de sus sentimientos; acogió una cantidad incontable de niños en las calles, secuestró a algunos recién nacidos y solamente adoptó a dos niñas bajo su cuidado, Kirika y Shirabe.

Un hombre desquiciado enfocó su fe en crear a las armas perfectas con dos pequeñas niñas inocentes que solo tenían como anhelo estar juntas eternamente hasta llegar al punto de experimentar con sus cuerpos, drogarles, lastimarles, sellar sus cuerpos y dejarles a sus suerte, convirtiéndoles así en unas completas psicópatas bastante sádicas... o por lo menos una de ellas.

Una organización militar que inició una guerra contra el gobierno mismo y los ideales del doctor, en lugar de rescatar a los niños que Ver dejó en su huida con Shirabe, los masacró a cada uno de ellos con plomo exceptuando al arma perdida del doctor. Una pequeña niña que se encontraba al borde de sufrir un derrame cerebral por el interrumpido proceso de acondicionamiento que decidieron enterrar y seguir el ideal que negaban para crear su propia arma.

Dos chicas con una fuerza sobre humana, sentidos mejorados, juventud longeva, energía inagotable e incapaz de cuestionar las órdenes que pudieses darle pero que tuvieron que matar.

Shirabe ya no era aquella niña dulce y tímida que se sonrojaba ante un abrazo o unas palabras sinceras, no era aquella niña que siempre jugaba a las escondidillas, no tuvo la oportunidad de crecer para mejorar su canto y explorar los inmensos mundos que le otorgaba la lectura. Su voz dulce había cambiado por una psicótica y el placer que le otorgaba una sonrisa fue remplazado por el placer del rojo creado gracias al metal frío de una bala, o sus propias manos.

Kirika ya no era aquella niña alegre y extrovertida que siempre sonreía hasta en los momentos más tensos, dejó de ser aquella niña que siempre buscaba una excusa para abrazar a su amada Shirabe; careció de la capacidad de proteger a su adorada niña en un futuro y tomar su mano con una nueva sonrisa para decirle que a la larga todo mejoraría. Su viva voz fue remplazada por una tan muerta y helada, los placeres fueron eliminados de su vida y su anhelo fueron difuminándolo de a poco.

—Shira... be...—Murmuró enlazando verde contra rosado, en ambos sentidos.

—Kiri... chan...—Repitió incrédula de lo que su mente estaba asimilando.

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