Capítulo 3

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Odioso!

Al día siguiente, durante el desayuno, los nervios me mamataban. Si a Christopher se le ocurría decir algo sobre anoche frente a mis padres, sería mi perdición y tortura. Los castigos de papá eran estrictos y un tanto crueles, no serviría de nada revelarme porque siempre decía que mientras viviera bajo su techo, debía obedecer y respetar las reglas de la casa.

Despejé mis pensamientos y me dediqué a terminal el cereal, mientras mis padres mantenían una conversación de negocios. Escuchar sus pláticas era peor que estar en misa por horas. Podría dormir denuevo con tan sólo oírlos.

Desgraciadamente, no pude ignorar las miradas que me lanzaba Christopher desde el otro lado de la mesa. Por un momento había ignorando su presencia  pero ente más lo intentaba, más me miraba. Sabía que en cualquier momento abriría su estúpida boca para acusarme.

El sonido del teléfono me sobresaltó al instante en que sonó. Era mi oportunidad para salir de la cocina pero cuando estaba a punto de levantarme, mamá se adelantó y se dirigió a la sala. Conteniendo la derrota, me removí en mi lugar y pude escuchar a Christopher reír entre dientes. Sabía perfectamente que estaba buscando un pretexto para evitar sus miradas acusadoras y como no lo había logrado, ahora se burlaba de mí.

Quería gritarle que era un completo imbécil, pero me contuve. No iba a darle el gusto de hacerme enojar, no después de haber soportado la ira de anoche. Luego de unos segundos, mamá regresó a la cocina.

___La llamada es para ti, Dulce__avisó, tomando asiento a lado de mi padre y retomó la conversación.

Con una sonrisa triunfadora, me puse de pie y lo miré sobre mi hombro antes de dirigirme a la sala. Su expresión divertida fue reemplazada por un gesto serio y en parte molesto. No podía sentirme más afortunada. Una vez en la sala, atendí la llamada. Era Rodrigo y tuve que darle la razón por la cuál no había contestado sus mensajes luego de que Christopher tomó mi celular como si fuera suyo. Rodrigo entendió la situación y comenzó a burlarse del intruso, haciendo que me partiera de risa. Sabía que mis carcajadas llegaban hasta la cocina, pero no me importó en lo absoluto.

Después de que Rodrigo me invitara a una fiesta el sábado, terminamos la conversación. Sin ganas de volver a la cocina, me dirigí a las escaleras. Mi acto fue interrumpido abruptamente cuando escuché su voz que me llamaba. Me di la vuelta, y lo vi acercarse. Se detuvo frente a mí y se cruzó de brazos, mirándome con el ceño fruncido.

Ahora que le pasaba?
___Qué quieres?___pregunté de mala manera.

___No irás a esa fiesta___su comentario me dejó claro que había estado escuchando cada cosa que platiqué con Rodrigo, pero más que eso, me impacté al asimilar que me estaba prohibiendo la salida.

___Qué? ___ pregunté, confundida.

___Lo que escuchaste___dijo, manteniendo una postura firme.

___No, repítelo ___exigí, sintiendo la necesidad de confirmar lo que había dicho.

____No iras a esa fiesta___respondió, haciendo énfasis en el "no". Quería sentirme molesta, pero no lo único que quería hacer en ese momento, era reír sin parar. En primer lugar, no iba a acceder a su propuesta sólo porque él lo dijera. No tenía la autoridad para hacerlo.

___Sí, como digas___contesté con tranquilidad y me giré, conteniendo la risa mientras emprendía mi camino a la habitación.

Estaba lavándome los dientes cuando mi celular comenzó a sonar. Inmediatamente pensé que era Rodrigo, pero una vez que leí el mensaje, comencé a sentir la ira correr por mi sistema.

Veamos si tus padres te dan permiso de ir a esa fiesta después que les cuente que estabas apunto de escaparte anoche ☺ y por si no tienes registrado mi número, soy Christopher.

Abrí la boca, sin emitir ningún sonido y volví a leer el mensaje. No entendía su comportamiento. Aventé el celular a la cama y tomé un libro, con la esperanza de distraerme. Me iba a volver loca con sus exigencias y amenazas.





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