Capitulo 4

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Tratos con Christopher.

La rabia surgía nuevamente cada vez que leía el mensaje. No lograba entender su insistencia en hacerme la vida imposible. Maldito el día en el que mis padres les ofrecieron hospedaje aquí. Olga no estaba incluída en mi lista negra; ella era amigable y solidaria desde que llegó a casa. Y sobre los otros dos niños, que ni siquiera llegué a tratarlos, estarían en el campamento hasta que las vacaciones terminaran.

El error aquí era con el intruso, que parecía disfrutar cada detalle que me hacía enojar. Con un gruñido, eliminé el mensaje. El estómago se me revolvía al imaginarlo escribir el texto con una sonrisa de satisfacción. Agh!

Tomé una respiración profunda, intentando guardar compostura pero no ayudaba de nada. Las inmensas ganas de golpear su sexy rostro se hacían cada vez más tentadoras, pero eso conllevaría problemas con mis padres, castigos, regaños, etc. Así que descartaré esa opción por ahora.

Sin perder más tiempo, caminé hasta la puerta de su habitación, que como siempre, permanecía cerrada. Pensé en tocar, pero no creía que fuera merecedor de tal gentileza. De manera decisiva, giré la perilla de la puerta de un movimiento y agradecí que no tuviera pestillo puesto. Lo menos que quería era tocar su puerta, esperando a que se dignara a abrirme y era posible que me ignorara, sabiendo que venía a reclamar.

Al instante en que abrí la puerta, un aroma masculino se apoderó de mis fosas nasales. Era la primera vez que entraba a su habitación. Me habría dicho a mí misma que no pondría un pie aquí, pero debido a las circustancias, no tenía otra opción.

Ignorando la culpa, examiné discretamente el interior. Sinceramente, me lo imaginaba hecho un desastre, o por lo menos,algo cercano a un contenedor de basura. El tipo de habitaciones que los hombres como él serían dignos de vivir. Pero quién iba a imaginar que el lugar estaría impecable? Por un momento pensé que ésta no era su habitación, pero no tuve más que aceptarlo.

Las paredes eran de un color oscuro, podía darle un aspecto espeluznante y tenebroso pero el lugar se veía cálido y en cierta parte, acogedor. Las cortinas estaban delicadamente recogidas, permitiendo la entrada de la luz natural. El pequeño tocador estaba, para mi sorpresa, ordenado. Cada perfume y loción que alcanzaba a ver, estaba perfectamente aliniado uno con otro.

Lo que me faltaba, ahora además de idiota, era un compulsivo con el orden. Ni siquiera había ropa tirada o algo parecido. Esperaba ver el suelo con manchas o de revistas y ese tipo de cosas, pero estaba completamente libre de cualquier estorbo. La cama estaba perfectamente acomodada con sábanas de poliéster en azul marino.

Diablos, éste chico tenía su cuatro más limpio y ordenado que el mío. No me juzguen, un poco de desorden no dañaba a nadie. Dicen que lo perfecto es aburrido no? Bueno, pasa lo mismo con la limpieza. Si su habitación estaba extremadamente perfecta, eras un anormal y desde mi perspectiva, Christopher lo era.
El intruso estaba sentado en el borde de la cama. Sus manos descansaban en sus rodillas flexionadas, sosteniendo el control del videojuego. Su dedos se movían rápidamente sobre las teclas del control y por un momento me sentí mariada. Estaba tan concentrado en el juego, que no notó mi presencia al instante. Pasaron unos cuantos segundos y finalmente giró su cabeza hacia mi dirección. Me miró de reojo y logré ver la sonrisa formándose en su rostro, mientras volvía su atención al videojuego. Arqueé las cejas ridículamente. En serio? A estas alturas, esperaba quejas por su parte por entrar sin permiso.

___Y bien? __inicié la conversación, ocultando la ira en mi voz. Tenía que ser amable y paciente.

___Y bien, qué? ___contestó, sin apartar la mirada de la pantalla.

Genial, ahora se hacia el desentendido. Sabía exactamente a qué venía, no veía el caso tener que recordárselo, pero por el bien de su retraso, lo haré.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2017 ⏰

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