Me resigne al ver como el camión avanzaba a gran velocidad, con pasos pesados llegue en unos minutos a la puerta de Mariano, toqué un par de veces y pasaron algunos segundos para que él abriera la puerta, su cabello estaba mojado, llevaba puesto un pantalón negro, una camisa de manga larga blanca con rayas negras, botines y un chaleco café.
- Hola.- Saludó con una gran sonrisa en sus labios.
- Ah, buenos días.- Contesté yo no con mucho ánimo, a primera hora ya había perdido una maravillosa oportunidad.
- ¿Qué pasa? Te ves triste.- Dijo Mariano mientras me daba un golpe en el hombro.- ¿Te puedo ayudar en algo?-
- Oh no no, no es nada, es solo que hace unos días vi a una persona y... creo que me enamoré a primera vista.- Comenzamos a caminar mientras yo le contaba, él escuchaba con mucha atención.- Cuando nos fuimos de ese café quise preguntar su nombre, pero no tuve valor, al día siguiente, osea ayer que me contrataron, cuando entraste a la cocina y a mi me encargaron algo lo vi de nuevo, iba cruzando por la fuente, no duró mucho ahí.-
- ¿Lo vi?- Preguntó curioso se me acercó invadiendo mi espacio personal.- ¿Es un chico?-
- Haaa... pues...- Susurré bajando la mirada al momento de rascar mi nuca por el nerviosismo... ¿y si le molesta?- P-pues...-
- ¡Oh! ¡Es un chico!- Comenzó a reír y me dio otro golpe en el mismo hombro.- Me sacaste de un GRAN aprieto sabes.-
Lo miré algo sorprendido y curioso, ¿gran aprieto?- ¿A qué te refieres?- Pregunté.
- Bueno, ayer hablando con mis amigos les platiqué de ti, y hay muchas personas a las que les incomoda tener amigos que les gustan las personas de su mismo sexo y yo... tengo novio.- Dijo con un pequeño rubor en sus mejillas.
- ¿Enserio...?- Me acerqué ahora yo, lo miré directo a los ojos, él me sonrió y asintió.
- Planeaba presentártelo hoy, irá al café por la tarde.- Corrió adelantándose un poco volteo hacia mi con una sincera sonrisa, este tipo me agrada.
El resto del camino Mariano me contó todo sobre él y su novio, se conocieron en la preparatoria, su novio Alfredo es dos años mayor y toca el piano, se veía muy feliz cuando hablaba acerca de ellos, pensé que quizá algún día podría yo hablar así de el chico del saxofón.
Al llegar a nuestro trabajo estaban algunos de nuestros compañeros sentados en las bancas frente al café.
- ¿Qué pasa? ¿Aún no llega?- Preguntó Mariano sentándose al lado de uno de ellos.
- Nop, sabes que siempre llega tarde.- Dijo mientras se cruzaba de brazos.
- Pero aún así nosotros tenemos que estar aquí a las 7 en punto.- Comentó una chica recargada en la fuente.
- ¿Algún problema con eso?- La chica se paró enseguida al escuchar la voz del jefe, quien llegó casi corriendo.
- N-no señor!- Dijo ella para luego aventar agua de la fuente a Mariano y nuestro compañero, quienes reían a susurros.
- Muy bien ya saben qué mesas atiende cada uno, los de afuera tienen que sacar las mesas así que a trabajar.-
Y se abrieron las puertas, todos corrieron, incluyéndome claro, a hacer lo que les tocaba. Primero que nada todos nos pusimos nuestros uniformes, luego los de cocina sacaron lo necesario, los ayudantes apartaban lo que no servía para que no estorbara, los meseros de adentro ponían los manteles de las mesas, ponían servilleteros y acomodaban perfectamente las sillas, por nuestra parte, Mariano y yo sacamos 7 mesas y las acomodamos, la última era la que quedaba frente a la puerta de entrada, ambos nos encargamos de acomodarla, aunque por lo que dijo el rubio, casi nunca se ocupaba esa mesa.
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El chico del saxofón
Sonstiges05 de Agosto, fue el día que mi vida cambió. Una tormenta inesperada, una taza de café, un suave jazz, un chico, un saxofón y un amor que jamás esperé.