2. Un año después

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Alguien seguía a Carter. Carter caminaba por las calles de una ciudad cuyo nombre ni sabía ni le importaba, a su alrededor las personas se le apartaban y le miraban mal gracias a su aspecto de vagabundo, vestía unos sucios harapos que podrían tener fácilmente vida propia, el cabello le había crecido hasta los hombros y una pequeña barba intentaba asomarse en su sucio y demacrado rostro, nadie podría haber dicho que el chico estaba por cumplir los dieciséis años, parecía que había visto directamente al vacío y éste le había devuelto la mirada. Muchas cosas cambian en un año...y mucha gente muere.

-Hoy es el primer aniversario de la llamada Masacre de la Misericordia llevada a cabo en la ciudad de Torreón, Coahuila -Carter estaba pasando frente a una tienda que tenía puesta en mostrador una serie de televisores, en uno de ellos estaban las noticias, una reportera estaba frente a lo que en otro momento había sido su escuela, pero en ese tiempo no era más que un edificio abandonado- por desgracia todavía no se han capturado a los culpables de este terrible acto, pero aún sigue en pie las investigaciones y la búsqueda por el presunto único sobreviviente del acto, un alumno de primer grado de preparatoria llamado Carter que hasta ahora sigue desaparecido después de escapar del arresto por posible complicidad con los asesinos de doscientos seis alumnos y haber asesinado también a su familia el mismo día de la masacre.

El día de la masacre Carter había sido rescatado por la policía y llevado a casa, por desgracia las cosas empeoraron cuando el oficial que lo estaba llevando a su hogar se desvió de su camino y lo llevó a un acampado donde le apuntó con su arma a la cabeza, por suerte el oficial no se esperaba que Carter se moviera momentos antes del disparo y que la bala en vez de abrirle la cabeza solo le hizo un pequeño corte en la mejilla que aún conservaba, tomó del asiento delantero la porra del policía y le golpeó con ella la cara para luego dejarlo inconsciente y huir con su mochila junto con el arma del hombre. Tardó un día en llegar a casa solo para encontrar una docena de oficiales custodiando el lugar, cuando por fin logró escabullirse en ella encontró los despojos de carne que alguna vez habían sido su familia, sus cuerpos habían sido descuartizados y dispersados por toda la casa, aquí descansaba un torso con los intestinos al aire como mórbidas serpientes rosáceas a la espera de una presa desprevenida, por allá estaba la cabeza de su hermana con la lengua cortada y tirada a unos cuantos metros de ella junto con las plastas de sus ojos, las piernas las habían empalado en el barandal de la escalera que llevaba al segundo piso y había más partes tan mutiladas que no se sabía a qué pertenecían, cuando Carter estaba huyendo de la ciudad se enteró que los cuerpos habían sido hallados una hora antes de que él llegara a casa y que llevaban desde la mañana de la masacre en ese estado, cosa que era imposible, ya que cuando él se había ido a la escuela no había nadie en casa. Para su no sorpresa le habían culpado de esas acciones a él.

De vuelta en el mundo real Carter notó que una sombra lo seguía. Del otro lado de la calle había un hombre mirándolo fijamente, era alto, fornido y vestía una gabardina negra que le cubría casi todo el cuerpo, llevaba guantes y sombrero de fedora, parecía al tipo de incógnito de Google (Carter no sabía cómo lucía porque lo haya usado él, se lo habían contado), Carter sentía la pesada mirada del hombre sobre él, por lo que se ajustó la mochila que traía al hombro de tal forma que no le estorbara al correr y siguió su senda. La ciudad era pequeña, por lo que no tardó en darle la vuelta completa al pueblo con la intención de perder a su perseguidor, cuando por fin creyó que lo había hecho se metió en una de las muchas callejuelas de la ciudad, las calles de la ciudad eran de loza antigua, como las que usaban en la época colonial, a ambos lados de las calles se erguían enormes e imponentes casonas pre-independencia, Carter vivía en una de esas, como la mayoría de las casonas estaban en desuso él rompía los candados que habían en las puertas para entrar y habitar ahí hasta que la policía iba e intentaba sacarlo, justo cuando Carter abría la puerta de la casa donde se quedaba, una hermosa casa de tres pisos de estilo barroco hecha de cantera y piedra caliza, se estampó contra un hombre de gabardina y sombrero de fedora, el impacto fue tal que cayó al suelo sentado, miró fijamente la cara de su perseguidor y notó que tenía los ojos completamente blancos, sin pupila ni iris.

-Deja de seguirme -le ordenó Carter sin mostrar lo intimidado que estaba.

- ¿Dónde está la chica? -dijo con voz seseante la persona, su voz era...diferente, como si fueran una legión de voces hablando al unísono.

Carter se levantó de un salto e intentó correr, pero el hombre le agarró del brazo con mano de hierro para detenerle, Carter en respuesta sacó una navaja de su bolsillo y lo apuñaló en el corazón, por desgracia él solo sonrió.

- ¿Dónde está la chica? -repitió.

-Detrás de ti, fallido intento de mafioso -gritó una voz familiar. La voz de Elizabeth.

Elizabeth amaba los pequeños pueblos, por eso no le molestaba estar donde estaba, caminaba sin prisa alguna por las coloniales calles de la pequeña ciudad donde estaba cuando algo le llamó la atención, un chico desaliñado estaba frente al mostrador de una tienda viendo una televisión, era Carter, Elizabeth se asombró de lo mucho que había cambiado en ese año que no lo había visto, parecía como si lo hubieran metido en una trituradora de carne y lo hubieran sacado para luego hacerlo sufrir mil y una cosas, detrás de él, del otro lado de la calle una persona lo vigilaba, o más bien una legión lo vigilaba. Lo habían encontrado.

-Tú -dijeron el hombre y Carter a la vez, el primero con desprecio y el segundo con asombro, se suponía que ella estaba muerta.

-No, seguramente es mi tía, obviamente soy yo, par de tontos -respondió irónica la chica y señaló al hombre de gabardina- tú, Al Capone, identifícate.

-Legión es mi nombre...

-...porque son muchos -completó Elizabeth- lo sé, yo estuve ahí cuando se lo dijiste a ese patán -un trueno se hizo eco en el aire y Elizabeth alzó la mirada al cielo- oh, tu cállate, sabes muy bien lo que opino de él -Elizabeth notó que me intentaba escabullir cuando me señaló a mí también y sentí como si tuviera una pistola en la espalda- y tú no te muevas de ahí, tengo asuntos que resolver contigo, mortiferum -miró al hombre de gabardina y chasqueó los dedos- dile a tu jefe que si va a mandar a sus esbirros a por mí guardián que mejor mande a alguien que valga la pena, no una simple legión de cuarta -el hombre se deshizo en cenizas mientras gritaba del dolor hasta que no fue más que un mancha en el suelo- vamos mortiferum, sígueme antes de que vengan más de esas cosas -le urgió Elizabeth mientras entraba en la casona y Carter la seguía sin saber nada.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2017 ⏰

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