La luna brillaba como un farol, con un tono anaranjado.
-Emily, es la hora.- dije a mi compañera de cuarto.
Esta cogió una mochila negra y se ató una chaqueta en la cintura.
Bajamos por la ventana de nuestra habitación. Ambas corrimos a los establos del bosque. Yo cogí a mi yegua cobriza, Pepper. Y Emily a su yegua negra, Darkness. Colocamos las alforjas con lo necesario:
•5 manzanas cada una
•2 mantas
•Varios botellines de agua
•Nuestros teléfonos
•Cuadernos y lápices
Y así deberíamos sobrevivir. Trabajaríamos de músicas callejeras.
Todo con tal de salir de este estúpido centro de menores. No era un lugar normal, no. El director Daniels es un violador, y a algunas adolescentes las obligaba a prostituirse. Si no obedeces, si opinas diferente o si, simplemente, le caes mal, no saldrás de aquí con vida.
Golpee mi bota contra la barriga de mi yegua, igual mi amiga. Ambas echamos a correr. Mi primo nos acogería en la casa que comparte con sus compañeros, en Londres. Luego estaríamos Emily y yo contra el mundo.