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Los nacientes sentimientos le habian dado ya varias reacciones inoportunas al pequeño.
Sabía que el no era mas que un simple sirviente, un esclavo de la figura malvada más reconocida del mundo.
Aunque todos le consideraban su "compañero", el nunca se habia sentido como tal, ni siquiera estaba al alcance para eso.
Exactamente por eso le apenaba el admitir que alguien tan perfecto como su jefecito habia llamado su asquerosa atención.

Como muchos otros días, en ese toma las cosas de su escritorio para dirigirse a su habitación a dormir.
Requería pasar por las habitaciones de los demás para llegar a la suya, dando con la de 505, demencia y la de su jefe.
Al pasar por esta última algo lo detuvo en seco.
Eran unos suaves sonidos, ¿Que hora era?
Tal vez las 12, era demasiado temprano.
Sentía un nudo en su estomago, no podía mantenerse ahí pero queria herirse.
Tal vez solo así podría borrar sus sentimientos, tal vez solo necesitaba escuchar eso.
Cerró los ojos, prohibiendose llorar, como solía hacerlo.

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La noche transcurrió callada, al igual que la mañana del próximo día.
El alboroto de Demencia y 505 estaba presente como siempre, sin embargo no había risas ligeras, ni pequeñas sonrisas. No habia tocado su desayuno, que aunque nunca comia en publico, a escondidas Black se aseguraba que comiera, o no trabajaría bien.
Era dificil leerlo sin poder ver sus expresiones, pero llevaba años viviendo con el, era obvio cuando estaba decaido; su postura era un poco mas encorvada, estaba cabizbajo.
Se le quitaría con el tiempo, eso quería creer, aun cuando no tenía la menor idea del porqué estaba así.

Volviendo con nuestro científico, se mantuvo tan entretenido como la mañana, sus trabajos seguian en proceso, aunque se movía lento, como si las piernas le pesaran.
¿Que sucedía con el?
Se sentía deprimido.
Cerraba los ojos y volvía el recuerdo, los sonidos. Los dulces gemidos de Demencia, apaciguados por los besos de Black, le dolía recordarlo.
Antes de darse cuenta, estaba apretando con fuerza su propio brazo, soltando sollozos en voz baja, decorados por sus lagrimas.

—Flug—
Escuchó.
—Jefe.—Contestó secamente, haciendo como si no hubiera estado llorando antes. De pronto era el insensible y decaido Flug que vieron todo lo que iba de día.
—Ya está listo, solo estoy viendo...— Fue cortado por un golpe en su estomago.
El golpe más fuerte que le habia dado.
Se sujetó de la mesa de trabajo tratando de respirar.
Le había sacado el aire con un golpe.
Sabía que el era capaz de mucho más, incluso de matarlo.
Sonrió bajo la bolsa, una sonrisa falsa que el no veia, ni la verdadera.
—Debes aguantar cualquier cosa.—Esa voz grave y ronca de su jefe llegó a sus oidos. —Un villano no llora ni por lo más doloroso, ni por la persona que mas quiere.—

Dicho esto, dio media vuelta y salió del laboratorio, lanzando una vista discreta a Flug, quien tragandose sus lagrimas, soltó todo y se fue a su cuarto para encerrarse, para llorar solo.
Le dolía.
Sabia que se lo merece.

No, distinto.

El no se merece a Black Hat.

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⏰ Última actualización: Jun 06, 2017 ⏰

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