Capítulo 3

20 2 3
                                    



Sentí el peso de otro cuerpo hundiendo el colchón. Abrí lentamente los ojos y enfoqué mi visión en quien se había sentado a mi lado. Juan estaba diferente a como lo recordaba, su cara de niño había desaparecido para dejar las facciones de un adulto joven. Llevaba barba, y un corte distinto de pelo. A decir verdad, estaba mucho más lindo de lo que recordaba.

Sonreí por la emoción que me causo verlo de nuevamente después de tanto tiempo, me incorporé lentamente en la cama y lo abracé.

─ No te das una idea de lo que te he extrañado, mi pequeña.

─ Por supuesto que si, porque yo te he extrañado de la misma forma- Dije separándome.

─ Pero eso no cuenta, porque la mitad del tiempo estuviste en coma.- Me reí de su mal chiste y besé su mejilla.

─ Gracias por venir.

─ No me lo agradezcas, es algo que luego me cobraré- Sonrió y acaricio mi mejilla, su mirada se tornó nostálgica- Muchas cosas han cambiado desde que... Bueno, desde que te accidentaste, no te asombres de ver algunos cambios en la familia...

─ ¿Qué fue lo que pasó, Juan? – Dije preocupada, fruncí mi ceño y lo miré directo a los ojos.

─ Hablemos de eso luego, ¿Sí? Ahora preparate para que nos vayamos.- Dije mientras se paraba de la cama y me acercaba un bolso- Acá esta tu ropa, si queres te espero afuera así te cambias.

─Voy a bañarme primero, pero no tengo problema en que te quedes. - Me destapé y baje los pies al piso, sentí nuevamente el impacto del frío. Camine rápidamente al baño con el bolso en mano.

Después de 30 minutos salí del baño en ropa interior y con la ropa y los zapatos en la mano, caminé hasta la cama y deje las cosas ahí. Había elegido un pantalón de jean negro y un top con mangas morado. Me vestí y luego me calcé con los borcegos negros que me había traído Juan, envolví mi pelo mojado con la toalla en forma de turbante y me gire para ver a Juan sentado en un pequeño sillón en la esquina de la habitación.

─ ¿Qué tal me veo?- Le pregunté con la mano en mi cadera.

─ Hermosa como siempre... Pero te hace falta algo.- Se paró y camino hasta el baño, cuando salió, traía el bolso en las manos. Saco un estuche pequeño y me lo acercó - Te traje tu maquillaje. Lo sé, soy el mejor primo del mundo, me agradeces luego.

Sonreí y fui nuevamente al baño. Una vez frente al espejo, abrí el estuche y agarré las cosas que iba a ocupar, dejé todo a un costado del lavamanos.

Tapé mis ojeras con corrector y luego aplique en toda mi cara base de maquillaje, delinee mis ojos por dentro y arriba. Mis pestañas eran abundantes así que les puse muy poca mascara. Coloqué rubor en mis mejillas y luego me puse un poco de brillo labial.

Salí nuevamente del baño y vi a Juan con el bolso colgado en el hombro, me sonrió y agarró mi mano.

─ Ahora sí vamos a casa, pequeña.

─ No quiero volver a casa tan rápido ¿Por qué no vamos a comprar helado y cosas dulces? Luego podemos ir a casa y... No sé, tal vez puedas contarme algunas cosas.

─ Está bien, iremos a comprar helado- Dijo tocando mi nariz- Nunca vas a dejar de ser una niña mañosa.- Sonreí y abrí la puerta de la habitación- Y dime, pequeña tramposa ¿Qué cosas quieres saber?

Me gire para mirarlo y tire de su mano para que me siguiera.

─ Quiero que me cuentes todo lo que paso desde mi accidente, y antes también. ¿El doctor te contó que no recuerdo nada desde el 2015?

Sentí como se tensaba su cuerpo después de la pregunta, empecé a caminar mas lento al llegar a las escalera y me di vuelta para mirarlo mientras el hablaba.

─ ¿No recuerdas nada?- Dijo con algo de desilusión en su voz.

─ Mmm... Nop, ¿Por qué? ¿Hay algo importante, como la fecha de la muerte de tu pez Jimmy?- Bromeé, intentando aligerar el ambiente.

─ Te había confesado mi sabor favorito de helado, es una lástima que lo hayas olvidado- Dijo negando con la cabeza, pude ver como se formaba una pequeña sonrisa en sus labios.

Me reí y baje las escaleras de dos en dos.

─ ¡EL ÚLTIMO EN BAJAR TIENE COLA DE CHANCHO! – Grité mientras me apresuraba a bajar.

─ ¡Ey! Eso no se vale, empezaste antes.- Dijo Juan mientras trotaba escaleras abajo.

A pesar de que Juan había empezado después, me estaba alcanzando. Pero faltaban solo tres escalones para llegar al último piso, así que los salté.

No me había percatado del chico que estaba a un metro de las escaleras hasta que choque con el antes de que mi rodilla se doblara al aterrizar. El chico me agarro de la cintura y yo me apoye en sus hombros.

Me separé inmediatamente y le sonreí

─ Gracias.

─ No hay por qué- Dijo sonriéndome de nuevo. Me di vuelta para buscar a Juan y lo vi en el último escalón mirándonos expectantes, cuando se dio cuenta que lo miraba, levanto las cejas en mi dirección.

Agarré su mano y la tire, ignorando al chico que no quitaba la mirada de mi.

─ Vamos Juan, no te enfades porque pude ganarte aún cuando recién me despierto del coma.

─Oh, no. Vos sabes perfectamente que hiciste trampa.- Caminamos de la mano hasta la puerta de entrada- Aparte, yo llevo los bolsos, estaba en desventaja.

<<Sí, claro. Desventaja>>

─ A ver chico desventaja ¿dónde está tu auto? No pienso ir caminando hasta casa.

─ No vamos a ir caminando, y no iremos en mi auto, vamos a ir en el tuyo.

─ ¿Tengo auto? Vaya, que linda noticia. ¿Cuál es mi auto?

─ Ese de ahí- Dijo señalando un Audi A5 rojo.

─ ¿Ese? ¿Seguro? ¿No te estarás confundiendo con ese auto? – Señalé un Fiat 147 viejo y con la pintura saltada. Juan se rió y saco las llaves de su bolsillo, camino hasta el auto y abrió la puerta del acompañante.- Ey, espera, si este es mi auto, debería de manejar yo.

─ No voy a dejarte manejar, nunca aprendiste. Desde que te lo dieron, yo soy tu chofer. Ahora sube.

─ ¿Quién me lo dio? ¿Alfredo?- Su mandíbula se apretó, y pensé que se había molestado por lo que dije, pero me sorprendió cuando dijo:

─ No fue mi papá, fue el tuyo.


Vale la pena recordar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora