No soy suicida. III

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¿Aún sigues leyendo mi diario? Eres demasiado curios@. Está bien, si estás aquí es para leer mi siguiente estupidez, la cerecita del pastel, así que te lo contaré sin más y dejemos de perder el tiempo.

Quedados él y yo en un termino de amigos normales esta vez, decidimos ir al cine junto a otros compañeros a ver una película que realmente deseaba ver.

Pero cuando decidí pedir permiso a mi madre, pues ocurrió lo obvio, no me dejó. Está claro que como estaba la situación ella no me iba a permitir una salida asi.

Ella nunca se dió cuenta de mis conversaciones con el alfiler, a pesar de que en la casa no me las cubría. Así de pendiente estaba ella de mi. Y en medio de mi frustración y mis penas, quise probar un nuevo nivel de dolor.

Si amigos, aquí es donde recurro a la muy conocida navaja. Me hice una cortada en el brazo donde todo inició que empezó a derramarse rapidamente. No quería quitarme la vida así que no lo hice con suficiente profundidad para cortarme una vena o algo asi, pero sí lo suficiente para cortar casi todo el grueso de la piel y llegar a la carne.

¿Saben que es lo más hilarante? Ahí estaba yo, con mi cortada reciente, justo al lado de mi madre, y no lo notó. Yo tampoco tenía intenciones de que lo viera, pero sabía que, si no había notado las anteriores, esta mucho menos. Pero resultaba un poco chocante que dijera conocerme y ni siquiera se percatara de cosas asi.

A decir verdad, esa cortada me decepcionó. Dolía mas el alfiler que casi no dejaba marca, que esa cortada que apenas picó y me ha dejado una cicatriz que hasta la fecha llevo conmigo.

Al día siguiente, que era el dia de la película, guarde un cambio de ropa en mi mochila y mi dinero. Iba a escaparme al cine de todas formas, era la primera vez que hacía algo asi. No le dije a nadie que me escapaba, creían que me habían dado permiso.
Al final, los demás rebotaron la salida, y solo quedamos el chico y yo para ir. Llegamos, me cambié en el baño, vi llamadas de mi madre que colgué, le dejé un mensaje de "No me esperes, llegaré tarde." y lo apagué.

Y ahí estaba yo, olvidando el montón de lios que había ocasionado, con mi abrigo colgado del brazo cubriendo con disimulo la cortada para que él no la viera, y disfrutando mi película. Está claro que él no respetó el asunto de amigos porque terminó besandome, tomándome de la mano y esas cosas de parejas. Y yo era feliz. A pesar de todo, en el momento me sentía feliz.

Cuando salimos del cine, tenía unas ganas tremendas de ir al baño. Dimos un montón de vueltas buscando el baño del centro comercial y cuando ya lo tenía en frente, que pensaba podría descargar mi vejiga, un brazo me sujetó con firmeza y me detuvo.

Era mi hermana. Del otro lado me sostuvo mi madre, y junto a ellos estaba el novio de mi hermana. Perfecto, me habían encontrado, y ni siquiera sabía como.

Realmente fue una situación muy incómoda y dificil de describir, ellos ni siquiera me dejaron ir al baño. Me arrastraron hasta la salida como un preso, dejándole a él detras con una amenaza, y me metieron en el carro del novio de mi hermana rodeada de ambos lados.

Decían que iban a hacerme un examen o algo asi. Lo primero que pensé fue "¿creen que estoy embarazada?" porque vamos, ¿que otro examen irían a hacerme? Eso creía yo.

Hasta que mi hermana notó que no quería soltar el abrigo y me cubría el brazo. Me obligó a descubrirlo. Y cuando vio la cortada, me hizo una pregunta con la que entendí que examen iban a hacerme.

"¿Es ahí donde te metes la droga?"

Y lo que sigue, para la parte que sigue.

Diario del pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora