Capítulo 1: Una noche extraña

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Tal vez era la hora, la una y media de la mañana, o quizás el alcohol de aquellos vasitos y botellines en el bar, puede también que se debiera a esos momentos en los que la vergüenza les había impedido transmitirse el cariño que realmente sentían el uno por el otro, pero, tras ese abrazo, sus rostros estaban lo suficientemente cerca el uno del otro como para que sus labios, siendo objeto de atención para sus ojos, ejercieran esa función de imán que acabó por unirlos en un suave beso.

Separaron las caras y se miraron sonrojados, en parte por la situación, en parte como consecuencia del alcohol, pero no les importó demasiado, y volvieron a fundirse en un beso más intenso, en el que sus lenguas comenzaron a intervenir. Boris sujetó a Bendy y lo levantó para no tener que seguir encorvado. El demonio sujetaba con ambas manos la cabeza del lobo y cerraba los ojos con fuerza. Los dos ponían gran ímpetu en la labor hasta que se separaron. Durante unos segundos, Boris cerró los ojos y dio un suspiro. Bendy aprovechó para centrar su atención en las partes bajas de su amigo.

- Eh, mira esto, está empezando a salir. - dijo Bendy sonriendo al ver el bulto en la entrepierna de su compañero. Le ayudó a quitarse la ropa y, sin perder la sonrisa, empezó a meter un dedo por dentro de la piel que cubría los genitales de su compañero, que intentó reprimir unos tímidos gemidos.
El pequeño comenzó con un beso en la punta y poco a poco fue abarcando el resto de miembro sobresaliente. La respiración de Boris se iba acelerando según el diablillo trataba con él.
Con una erección ya perfecta, los gemidos se habían vuelto más fuertes. Era una sensación inmensamente placentera, pero el lobo no quería que todo acabara ahí, tan pronto, y en la boca de su amigo.

- Aaah... Bendy, para.

El pequeño alzó la mirada.

- ¿Qué?

- Te toca a ti ahora.

- ¿Estás seguro? Todavía no has acabado.

- Sí.

Bendy estaba extrañado, pero se mostró complaciente e intercambió el lugar con su amigo. Se tumbó boca arriba y recibió el cariño de la boca del lobo, primero besos ligeros en los labios, con lamidas fugaces a los mismos, luego, las acciones de Boris se centraron en el miembro de Bendy, que no pudo evitar gemir al sentir la gran boca de su amigo atrapando todo, tanto el pene como los testículos. Jugó con ellos usando su larga lengua, y empezó a degustar las gotas de pre-semen que iban saliendo poco a poco. Esa situación era muy extraña y muy especial, y esa postura... estaba provocando que el deseo de Boris se hiciera demasiado fuerte, tenía que hacer algo.

- Bendy, voy a meterlo. - dijo comenzando a hiperventilar.

Bendy dudó un poco.

- Vale, pero sólo la punta.

- Sí.

Boris se colocó y penetró con cuidado a su amigo, lo justo para que el diablillo no sintiera dolor, y despacio fue saliendo y entrando. Era una buena sensación, y Bendy parecía estar disfrutándolo también, pero el cuerpo le pedía a gritos más. Casi sin darse cuenta, Boris había empezado a penetrar más profundo.

- Eh, para. Estás metiendo mucho. - Advirtió el pequeño rápidamente.

- Oh, perdón.

El lobo volvió atrás, pero no tardó en recaer, lo necesitaba, de verdad, pero sabía que a su amigo no le gustaría, y aún así... '¡Lo necesito!' Dijo una voz dentro de su cabeza.
Sin más dilación, e intuyendo la reacción de su receptor, se introdujo con fuerza en él, metiendo todo su miembro en el pequeño orificio.

- ¡No! ¡Para! - gritaba Bendy alarmado - ¡Para, me duele! ¡Para, por favor!

Boris intentaba no escuchar.

- ¡Lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento!, ¡lo siento! - repetía sin parar. Era demasiado placentero aquel acto, tenía que seguir, necesitaba seguir, su cuerpo había tomado el control de sus acciones y con cada empujón sintió cómo el éxtasis se aproximaba cada vez más.
Bendy intentaba zafarse de él entre sollozos, empujándole con las manos, gritándole, incluso pegándole, pero era inútil, el lobo era demasiado robusto, y las penetraciones demasiado fuertes, y el demonio estaba cada vez más debilitado.

Cuando el momento llegó, Boris dejó salir todo lo que tenía dentro al tiempo que emitía un sonoro gemido de alivio y placer.
Salió de Bendy con cuidado, triste y avergonzado por lo que acababa de hacer. El diablillo se encogía y lloraba dolorido. El lobo se tumbó de costado, mirando a su amigo, y extendió los brazos para acogerle.

- ¡No! ¡No, déjame! - decía el pequeño rechazando el abrazo.

- Lo siento, Bendy, lo siento. - decía Boris alcanzándole - Por favor, perdóname. Lo siento.

- Nooooooo...

Pero Bendy no tenía fuerzas para resistirse más, y acabó cediendo. El lobo le abrazó amorosamente, triste, muy triste, intentando calmar al pequeño. Tapó con la sábana a ambos. Puso su cabeza sobre la del lloroso y, antes de dormirse, susurró:

- Lo siento.

Amigos hasta lo más íntimo [Bendy x Boris] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora