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Shin estaba más que encantado con el melifluo canto del Japonés, el cual ya no podía quitarse de la cabeza.

—Lo hubieras escuchado, Casper, era como un ángel—Suspiró Shin, mientras miraba al cielo, recordando cuando Takuya le cantó aquella canción en un tono tan dulce que lo hizo derretirse.

—Sé como te sientes—Rió el de menor estatura—Me sentí igual cuando conocí a Sangmin, o bueno casi—

—Recuerdo cuando no parabas de hablar de él—Y entonces Shin lo comprendió—Casper, ¿estoy enamorado de Takuya?—Preguntó con la inocencia de un pequeño niño, mientras sus ojos curiosos se posaban en los del contrario.

—No soy quien para responder esa pregunta, pero—Casper se lo pensó un poco antes de responder—Por la forma en que te comportas, yo diría que si—

Una tímida sonrisa se coló en el rostro de Shin, quien trataba de ocultar un sonrojo.

—¿Cuando conociste a Sangmin tampoco dejabas de pensar en él?—Le volvió a cuestionar.

—Sigo sin dejar de hacerlo—Admitió sin vergüenza.

Shin sonrió, recordando cómo su amigo flotaba en pensamientos relacionados con Sangmin. Al principio se sorprendió, pues nunca había visto a Casper de aquel modo, pero con el tiempo logró acostumbrarse a un enamorado Casper con un Sangmin viviendo en sus recuerdos.

—¿Ya son algo?—Shin no estaba muy seguro de hacer esa pregunta, pero hacía tiempo que no escuchaba noticias sobre su relación y ya era hora de ponerse al día.

—Pues. . .—Casper se sonrojó ante la pregunta—Quiero pedirle que sea mi novio—

—¿En serio?—Exclamó—Eso es genial, ¿cuando lo harás?—

—Aún no estoy muy seguro—Sacudió su cabeza—Dejemos de hablar de mí—Sentenció—¿Qué piensas hacer respecto a tu amor por Takuya?—

—Creo que no debo adelantarme—Respondió ligero—Tal vez solo debo dejar que todo suceda con naturalidad—

Una llamada interrumpió su conversación. Era Sangmin.

—Tengo que irme—Dijo Casper al ver el nombre en la pantalla de su celular—Nos vemos, Shin—Se despidió.

—Que te vaya bien con tu futuro novio—Canturreó y salió de la cafetería, siendo recibido por el clima frío que bañaba la cuidad.

El arrebol coloreaba el cielo y Shin sintió como la inspiración llegaba a él.

Fue al parque, decidido a retratar aquel paisaje digno de ser fotografiado, sin embargo cuando lo intentó lo único que logró fue crear un retrato de Takuya, su cabello, rostro y ropa se encontraban coloreados con tonos rojizos y anaranjados, propios del arrebol del cielo.

—¿Qué me has hecho, Takuya?—

Gama de colores - [TakuShin] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora