Abrazados

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Abrazados después del sexo estaban ellos. Él se sentía único estando con ella, como si afuera solo hubiera árboles y rosas. Ella por su parte se sentía contenida, querida, como nunca antes.
Con los labios derretidos, el cuerpo cansado y el corazón apoyado en la almohada, no hacía falta hablar. Pero él quería hacerlo, y habló: sos hermosa. Le dijo suspirando; y no lo dijo porque el mundo pensaba que ella lo era, lo dijo porque él lo creía. Ella se dio cuenta de que hablaba con el alma, y sonrió, -sonrió hermoso- había encontrado a alguien honesto. Por un instante se olvidó de todo, y lo único que hizo fue sentirse agradecida y completa, quizá hasta en deuda, logró mantener esa sonrisa en la memoria, tal vez para no olvidarse de él o de lo que le hacía sentir.
Pero fue en ese momento que él descubrió algo, aprendió que ella no se veía hermosa a si misma. Y se empeñó día tras día, y todas las noches que era posible, a recordárselo. Para que nunca lo olvide, incluso si se olvidara de él.

Aquella florDonde viven las historias. Descúbrelo ahora