Cuando todo estaba bien...

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1.Le hable porque se viste raro.

El entusiasmo de los jóvenes se puede oler en el aire...no espera, realmente apesta de desodorante masculino con sudor, y papas adobadas con valentina, efectivamente una escuela normal.
Resultaba un poco agradable regresar a clases, como todo joven estudiante supongo que extrañaba los maestros de mierda, las secretarias amables y más que nada las minifaldas de las compañeras.
Había escogido la escuela solo por el color del uniforme, el entrar a la prepa no era gran cosa, mi madre ya me había hecho la propuesta de trabajar en su empresa de mediocres, obvio le dije que no, aunque a futuro diré que si, solo finjo mi etapa de rebeldía.
-¿Puedo tomar asiento?- una voz femenina y vibrante llego por mi izquierda.
-Si te conviene, adelante.- respondí levantando la vista, para encontrarme con una mirada cósmica.
-Gracias...creo...- la chica tomo lugar frente a mi, su largo cabello rojizo cubrió todo mi escritorio, tapando los apuntes de la clase anterior, ¿quien era esta chica?, entro 2 horas después de la primera clase.
-¿Me podrías pasar los apuntes?- la chica estaba mirando fijamente mi cuaderno.
-Adelante, tomalo.- ella procedió a girar el cuaderno y anotarlo, cuando termino se volteo y ya no salio palabra de ella.

Entro en la tercera hora un maestro de química que nuevamente me hizo escuchar todos los nombres he intereses de los compañeros, pero ahora, había una pequeña y casi insignificante diferencia:
-Mi nombre es Erin, me interesa el cielo. - seguido de carcajadas del publico conocedor.
-Yo soy Christian, me interesan las ciencias de la comunicación. - seguido de aplausos y gritos de "puto".
Las clases terminaron en una tediosa y estresante clase de matemáticas, a pesar de que era mi materia favorita, me resultaba imposible entender a la maestra que estaba frente a la clase, Erin estaba dormida sobre su pupitre, tirando la mayoría de sus libros a su alrededor, se los acomode en las rejillas debajo del asiento, de lo contrario despertaría con la mochila vacía.
Terminada la clase me tome el capricho enfermo de seguir a Erin, curiosamente tomaba el mismo camino a casa de mi abuela, lo peculiar era que también tomaba el mismo atajo que yo, a través de un terreno lleno de vegetación.
Por un momento que me distraje perdí de vista a Erin, la busque, incluso corrí donde la había visto por ultima vez, pero nada, y fue así como se escapo de mis garras.

Infiltrada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora