Chapter Two

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Abrí los ojos lentamente sintiendo una fuerte punzada en mi cabeza, mi largo cabello estaba todo desordenado, instintivamente toque con mis dedos donde el dolor era más intenso, tenía la ceja izquierda rota y sangrando, a pesar de que el líquido rojo había parado de fluir, mi ensangrentado rostro impedía mi visibilidad completa.

-¿Dónde estoy?- susurre viendo la vacía, pobre y oscura habitación, estaba sobre una cama de metal, con tan sólo el colchón a la vista, a su lado una mesita con una vieja lámpara, la cual iluminaba lo poco y nada del cuarto presente. las paredes y piso de cemento color gris daba a entender que estaba encerrada, secuestrada... Privada de mi libertad.

-¿Qué es esto?- dije, desesperándome y buscando alguna ventana. Al instante divise la gran puerta de acero que estaba arriba de las polvorienta escaleras de madera. Definitivamente estaban en un sótano o algo parecido.

-¡¿Hay alguien ahí?!- grite, golpeando la gran puerta de acero. Me quede durante unos segundos pidiendo ayuda sin descanso, hasta que sentí unos murmullos acercándose por lo que al instante baje los escalones y me subí a la cama temerosa.

-¿Qué tal la Suit, princesita?- Pregunto uno de mis secuestradores al bajar, por su forma de hablar supuse que era el tal DaeHyun. En esta ocasión no llevaba la mascarilla puesta, al verlo me impresione, el no era un hombre mayor, al parecer era un chico de mi edad.

-¿Dónde estoy?- pregunte temerosa, en un descuido corrí hacia los escalones viendo la puerta abierta, antes de que lograra cruzar medio cuarto el ya estaba agarrándome con sus fuertes brazos.

-¿Para dónde vas tan rápido?- preguntó divertido, tomándome y empujándome agresivamente a la cama. -Ponte esto- tiro un par de prendas sobre mi. Jeans, sudadera blanca y una chaqueta negra.

-No quiero.- respondí, secamente.

-Esta bien, de todas formas... Me encanta como te ves con ese vestido- respondió mirándome de pies a cabeza con deseo.
Lo que me faltaba, además era un sincopata.
-Me cambiare, pero sólo veté- Dije, mirándolo con un profundo odio.

Luego de que el muy imbécil se fuera me cambie de ropa, por lo menos estaría más cómoda en mi martirio. Deje mi estropeado vestido a un costado del colchón y me acurruque para comenzar a llorar, mis manos temblaban y la fría habitación no me ayudaba a sentirme más tranquila, tenía miedo, extraña a Himchan, no entendía lo que sucedía. ¿Por qué yo? ¿Qué fue lo que hice para estar aquí? Mis lágrimas se mezclaban con la sangre que aún tenía en mi rostro, me dolía todo, me dolía al pestañear por lo que cerré los ojos olvidando el dolor.

Un ruido me despertó, había caído profundamente dormida luego de llorar durante quizás un par de horas, no tenía claridad del tiempo, por lo que no sabía cuanto había dormido. La puerta se abrió dejando ver a un nuevo personaje -YongGuk- pensé. Su mirada fría, imponía respeto, al parecer a el debía temerle...

Bajo lentamente las escaleras con su mirada fría y penetrante. Por mi parte, no lograba pronunciar ninguna palabra, con tan sólo su presencia me intimidaba al punto de no poder hablar. En sus manos traía un pequeño botiquín. Sin previo aviso se sentó a mi lado pesadamente, sacó un algodón untando este con alcohol, corrió mi cabello y comenzó a curar mi herida.

-Con más cuidado- susurre débilmente quejándome por el ardor. El solo me observaba con frialdad. -Puedo...- susurre siendo interrumpida.

-No hables- respondió, retándome con su mirada.

Sus fríos y ásperos dedos rondaban por mi rostro, su mirada tan penetrante y su aroma a cigarro y vainilla inundaron mi fosas nasales, le temía pero al mismo tiempo me atraía su frialdad.

-Necesito ir al baño- Dije tímidamente.

-Y yo necesito que te calles.

-¿Por que estoy aquí?- pregunte, en un sollozo que se escapó de mi boca.

-Sólo estas aquí y ya- respondió enfadado.

Mis lágrimas comenzaron a caer sin previo aviso mientras el aún ayudaba a curarme. Se detuvo a observarme por un par de segundos al ver como las gotas de agua caían lentamente por mis mejillas, luego de esto se paró bruscamente con enfado alejándose por la puerta.

Me quede sentada mirando la nada, sollozando y pensando en lo preocupado que debía estar papá y Himchan, en que pasaría por la mente de mi hermano y mi madre, lo más seguro es que a estas alturas notarán mi ausencia.

Pasaron unos segundo y el frío chico volvió con una bandeja de alimentos en sus manos, la dejo sin cuidado a mi lado.

-Come.- ordenó.
¿Como era posible comer en esta situación? Tenía un nudo en la garganta y los nervios aun a flor de piel.
-No quiero- respondí desafiándolo con la mirada, tratando de no demostrar mi miedo hacia el.

-No te pregunte si quieres o no, tu estancia aquí es bastante larga, yo que tú acataría las órdenes- volvió a hablar con su grueso y frío tono de voz.

Sin esperar más baje la mirada junto a la bandeja y la deje sobre mis piernas para comenzar a ver el menú, un trozo de pan y un plato con frijoles, definitivamente después de ver esto mi apetito había disminuido. Mire el plato y luego subí mi rostro, el estaba parado, mirándome fijamente, esperando a que diera mi primer bocado.

-Es asqueroso...- dije de mal humor mirando nuevamente el plato. Se sentó a mi lado y al instante el colchón se hundió recibiendo su pesado cuerpo.

-Nena... Ya te lo dije- repitió en un suspiro de cansancio. -Sólo come.

-Tu... ¿Eres YongGuk no?- pregunte, tímidamente llevándome una cucharada de frijoles a la boca. A pesar de su apariencia el sabor no estaba tan mal.

-Lo siento.- confeso de golpe, sin responder mi pregunta -Durante este tiempo, no lo pasarás bien.

-¿Puedes ayudarme?- susurre tomando su brazo, mis lágrimas nuevamente amenazaban con desbordarme.

-Termina de comer, volveré luego- dijo, parándose y alejándose nuevamente.

-¡YongGuk!- grite enfadada. El se volteó con su mirada fría e intensa, sin decir nada. Al no poder pronunciar las palabras el se dio la vuelta y desapareció.

Kill Me, Now.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora