Capítulo O1

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"-Mi mocoso, estás limpiando los muebles con el limpia vidrios."

Así me dio los buenos días mi subconsciente, con esas palabras pronunciadas por una voz suave en lo lejano del mundo onírico.

Había despertado casi desnudo, con el sol calando en mis huesos y desparramado en el sofá. Un leve escalofrío recorrió mi columna al recordar que además de ir tarde para la universidad y no estar en casa, también debía recoger el cuerpo que dejé olvidado, llenando de olor a descomposición la pequeña cabaña.

Me revolví el pelo, me puse los pantalones y guantes de látex para proceder con la no tan ansiada limpieza mientras pequeños destellos de lo sucedido anoche rebotaban en mi mente.

La noche anterior.

Una vez estuvo atado a la silla, me acerqué sentándome en la silla del frente, listo para obtener respuestas que me den la paz que necesito. Apuntando a su estómago, justo en su intestino, comencé mi labor mostrando una foto.

- ¿La conoces?

- Ni idea. ¿Era tu hermana? -miró la foto con picardía y se lamió los labios- está buena, ¿no está por aquí?

Me hirvió la sangre, así que tomé uno de los cuchillos delgados que estaban en la mesa a mi lado y lo incrusté en una de sus manos, justo entre los huesos de sus dedos para desgarrar los tendones.

- ¡Maldito engendro! ¡No creas que mis hombres se van a quedar de brazos cruzados!

- Tranquilo, sus hombres ni siquiera notarán su ausencia, será como si usted nunca hubiera existido.

Tomé otro cuchillo, esta vez más grande, y lo empecé a rozar lentamente sobre los brazos del viejo.

- ¿Cuánto tiempo cree que puede sobrevivir un ser humano mientras se desangra si se le corta un brazo?

- Conozco a la chica. Fue víctima de asesinato, el caso de la calle 21 ¿no?

- Vaya, tenemos cerebro y buena memoria a pesar de parecer senil.

- Unos de mis chicos la estuvieron vigilando, nos dimos cuenta de que era la hija del oficial Song así que íbamos a sobornarlo con un secuestro a su retoño -escupió un poco de sangre en el suelo a lo que yo hice una mueca de asco- pero nos ganaron el mandado.

- ¿Sabe algo del hombre?

- Muchos lo buscan pero no sé nada de él.

Me levanté para ir por mi revólver. Un pequeño descuido.
El hombre se había soltado y caminó hacia la puerta de la cabaña. Mala idea. Pero no mi idea.
Me di la vuelta de manera fugaz y disparé en su espalda baja, justo en su columna desatando un alarido de dolor que para mí fue un deleite.

- Todavía me debe información. No piense en escapar. - No creo que pueda ni mover las piernas después de esto- me dije a sí mismo.

- ¡POR LA MIERDA, TE VOY A MATAR!

- Shh, a los animales del bosque no les gusta que les perturben, tenga más respeto.

Lo dejé ahí, boca abajo en el suelo, me acerqué y pisé su espalda, justo en su herida.

- ¿De verdad no sabe nada? -retorcí un poco mi pie a lo que él también se movió- porque no le vendría nada mal perder una mano o dos.

- ¡La pandilla de Kim!

¿Qué?

- T-trabaja para la pandilla de Kim... Nadie sabe su nombre si no se e-está en la pandilla. Es un mocoso, c-como de tu edad, más bajo eso sí. El resto es misterio, nadie lo ha visto bien ya que siempre anda el rostro cubierto y cambia constantemente su color de cabello. Pero es todo lo que sé, por favor, detente.

- Muchas gracias -me alejé un poco y abrí la puerta- de verdad necesitaba saberlo.

- ¿Me puedo ir ya? -vi su rostro iluminarse-

- No, sólo no me gusta que se impregne la sangre en la puerta blanca.

Y disparé justo en su nuca, en el ángulo perfecto para que la bala entrara y saliera por el otro lado, viendo cómo dejaba de moverse y estallaban los hilos rojos hacia el exterior. Aún así, seguí disparando con todo el gusto que me permití sentir. Me perturbé, porque cada vez se me hacía más gratificante disparar el gatillo.

Kim Do Kwon. Muerto.
Uno menos.

🌹

Una vez terminé con el aseo del sótano de la cabaña, me enjuagué el rostro con agua fría, algo que realmente necesitaba en esos momentos para despejar un poco mi mente que cada vez se corroía en mayor cantidad como si fuera un trozo de simple hierro expuesto al agua constantemente.

Ya pasó un año.

Y aún no hay rastro del culpable.

Llevo un año asesinando otros asesinos, delicuentes y gente miserable en busca de pistas. Y hasta ahora obtengo una que realmente me sirva.

Tomando en cuenta la información que obtuve anoche, la cual fue más de la que creí haber conseguido alguna vez. Jamás había logrado nada. Así que una vez acabé de recoger los últimos detalles, subí a mi moto directo a casa para tomar una ducha fría y salir directo a la universidad. Nunca llegaba tarde pero siempre hay una primera vez.

Quizá debería faltar.

No es como si me fuera a perder de algo emocionante. No me va mal en lo que a mí concierne pero no debería levantar sospechas. Debo seguir manteniendo mi perfecta fachada.

"Perfecto"

Esa palabra con tantos significados, pero en mi vida sólo se aplica de una manera.
Y así debe seguir hasta que lo encuentre.

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⏰ Última actualización: Mar 14, 2020 ⏰

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