Capítulo 1

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Después de una pesada jornada de trabajo, no tuvo más alternativa que correr hasta llegar a la estación de metro. El último metro estaba anunciando su marcha cuando Jongin logró adentrarse antes de que cerraran las puertas. Cuando acomodó su chaqueta violeta oscura alzó su mirada hacia las afueras para observar a un hombre un poco bajo maldiciendo por no haber alcanzado el metro a tiempo.

Gracias a los cosmos no estoy en su situación. Pese a las altas horas de la noche, ocupó un asiento cerca de la puerta. ¡Santos cielos! Se quejó. Necesitaba un trabajo más flexible, sólo un par de horas era más que suficiente para su vida diaria.

Lo más pesado era calentar su hogar encendiendo la chimenea porque la calefacción costaba más de cuatros quincenas completas. Estaba acabado y hediondo dentro del hogar con el montón de cenizas.

El metro anunció su parada y deseaba con muchos ánimos volver a dormir.

Caminó un par de cuadras, ya que esa hora no había autobuses que le facilitaran el transporte en esa larga noche. La cafetería estaba abierta y pasó a dar un par saludos antes de llegar a su destino.

– ¿Qué hay Jongin? – un abrazo que sorprendió a Jongin desde un lado del local. Por la voz cantarina y tranquila dedujo que era Junmyeon. El encargado de la cafetería, viejo amigo.

– Nada bueno, puedo agregar. Ordenar el almacén es lo que me desanima – comentó a la ligera sentándose en una mesa, deseando con ansias poder dormir.

– Propongo que deberías dejar de trabajar – se molestó Minseok en hablar, que apareció por la puerta con un paño en la mano.

– Propongo que trabajes con nosotros – propuso Junmyeon después de voltearle los ojos a Minseok por su falta de coherencia en la conversación.

– No lo sueñen – protestó Jongin con indiferencia – Me gusta lo que hago ¿Hay algo mejor que eso?

– El sexo, Jongin

– Interesante – alzó la vista para seguir escuchando a Minseok, Junmyeon bufó por el par de pervertidos que estaban en la cafetería a altas horas de la noche.

–Mil veces prefiero borrachos despechados – soltó alejándose del par que entraban en una conversación prometedora para ambos.

–Me refiero a que deberíamos un día ir de 'paseo' – agregó comillas imaginarias a la palabra. Jongin, ni siquiera se lo pensó dos veces, restó todo lo que quedaba en su bebida y aceptó con una sonrisa comprometedora.

–Mañana, después de las 10 – se levantó sacando un par de billetes de la chaqueta – Que Junmyeon también nos acompañen...

–Ni lo sueñen – agregó mientras pulía un vaso de cristal.

–Ya aceptará, vete Jongin.

–¡Hasta luego! – soltó eufórico, ¿Cuánto tiempo tenía sin echar una buena partida por ahí? ¿Dos, tres meses? ¡Maldición, su derecha no aguanta para tanto!

Subió como un ágil bailarín por las escaleras, adentrándose al edificio donde residía. Las ratas y grillos se escondían con tan solo ver esos movimientos aterradores, pero fascinantes para los ojos del público.

–Si tan sólo supieran donde vivo – soltó amargamente pensando en su público fantástico mientras abría la puerta de su lujoso hogar.

Con una madera bastante alta, acuñó la puerta ya que no podía cerrar con llave por dentro. Encendió un cigarro para empezar a inhalar ese olor que tanto le relajaba y más que todo, necesitaba entrar en calor.

¿El Arlequín? -  [Kaisoo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora