Capítulo Final

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Chūya se removió entre las suaves cobijas que cubrían su cuerpo semi desnudo, una ligera sonrisa se formo en sus labios en cuanto sintió unos tiernos y suaves besos en su cuello, esos besos fueron bajando hasta su hombro, unos fuertes brazos rodeaban de forma posesiva su cintura, le estaba encantando esa forma de despertar.

- Buenos días, mi caperucita roja. - Murmuro una gruesa voz contra su piel, fue entonces que recordó tres cosas importantes debido a la situación en la que se encontraba:

1. Esa no parecía ser su cama.

2. Nunca lo habían despertado de tal forma por que no estaba con nadie y no recordaba a ver vuelto a su "hogar".

Y la tercera pero no menos importante... Desgraciadamente conocía esa voz.

Sus hermosos ojos celestes se abrieron abruptamente, olvidando que anteriormente estaba aun medio dormido, como si de una película de terror se tratase empezó a girar su cabeza de forma muy lenta y con horror, en cuanto sus ojos chocaron con los contrarios pego un tremendo grito de horror, nuevamente para nada masculino.

La criatura llevo sus manos hacia su par de orejas, protegiéndolas del grito que había pegado el pelirrojo, su ceño se fruncio en forma de molestia.

- Vaya, Chūya, te conocí gritando, te conocí mas profundo gritando, y me despierto contigo gritando, he de admitir que tienes unos buenos pulmones. - Comentó el castaño una vez que el grito del contrario había cesado.

- Tú... ¿Qué haces acá? - Preguntó Chūya, el pelirrojo se golpeo mentalmente ante tal pregunta mas estúpida.

- Púes... No se tú, pero creo que esta es mi cama... - Respondió Osamu, haciendo una expresión de obviedad.

- Los perros duermen en el suelo...

- Soy un lobo no un perro...

- Es lo mismo pero mas grande... - Ante esto dicho por Chūya, Dazai sonrió cual pervertido, el pelirrojo no entendió el por que la sonrisa y la mirada (sí, por que también lo miraba de forma sugestiva), entendió cuando se repitió mentalmente su frase cerca de unas ochenta y tantas veces. - Mierda...

- ¿Cómo durmió mi bella dama? ~ - Preguntó Dazai en tono campante, Chūya podría ver de reojo como la peluda cola de la criatura se movía con emoción.

- Con los perros. - La cola de la criatura se dejo de mover ante la amarga respuesta del pelirrojo, hizo un ligero mohín. - Ya me tengo que ir, mi jefe debe estar molesto... - Murmuro. Chūya se intento sentar en la cama, una corriente eléctrica recorrió toda su columna hasta llegar a su trasero, soltó un ligero quejido de dolor, lo cual no paso desapercibido por el castaño.

- Quedate un poco mas y descansa. ~

- No.

- Te haré el desayuno, mi princesa debe estar hambrienta. - Chūya estuvo apunto de empezar a discutir por el apodo que le dijo el contrario, pero callo cuando analizo bien las primeras palabras.

- ¿Dijiste comida? - Comentó con interés.

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Osamu se encontraba en la cocina, le daba la vuelta a las tiras de tocino que se encontraban fritandose, en ocasiones observaba que el chocolate no se regase y manchara la estufa, su cola no dejaba de moverse con emoción por la situación, tenia que ser sincero, nunca antes había cocinado para las personas que "llegaban" a su cama, normalmente después del coito las hacia irse por donde vinieron o bueno, donde pensaban ir, aun recuerda la sensación de calidez y la forma en que latía su corazón cuando vio el juvenil rostro del pelirrojo mientras dormía, esa sensación aun atacaba su órgano vital. No era un idiota ni tampoco alguien que negara sus sentimientos, no por algo era tan sincero, ya sea con aceptar las cosas que sentía o con lo que decía, sabia que ese sentimiento de calidez y la manera en que su corazón se agitaba con tan sólo escuchar la voz del joven que estaba descansando en su cama no era mas que un sentimiento de Amor.

"Caperucita Roja y El Lobo Idiota" [Bungou Stray Dogs/ Soukoku/]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora