-Cap 59-

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{Narra Jacob}
12:47 p.m.
Desperté y instantáneamente miré mi reloj de muñeca. Hacía mucha calor y estaba sudando. Eché una ojeada a la cama de Marta para comprobar que seguía plácidamente dormida. Tenía una pequeña sonrisa dibujada en el rostro y los rayos del sol la iluminaban. Realmente no se como me quedé tanto tiempo observándola, cuando miré el reloj ya habían pasado mas de veinte minutos. Me quité la camiseta porque el calor de la habitación había subido, o quizás solo era imaginación mía.
Esta vez me quedé mirando al techo. Pensando. O no. Lo que sí se me vino a la mente fue aquella imagen de mi hermanastra saludándome de esa forma tan inocente el otro día. Como si ella no tuviera nada que ver con lo de mis padres. Como si en su vida hubiese roto un plato. Si no hubiera sido por ella mis padres seguirían juntos. Yo seguiría con mi hermana y con mis amigos. Con mi familia. Pero no, vino ella y todo se arruinó.
Estaba apunto de salirme una lágrima totalmente varonil cuando sentí la mirada de Marta clavada en mí. Giré la cabeza y allí estaba, mirándome con esos ojos curiosos intentando adivinar lo que pensaba. Se le sonrojaron las mejillas al darse cuenta de que la miraba.

Marta: Perdón te estaba incomodando.
Jacob: No, no da igual.-
Le sonreí y nos quedamos mirándonos en silencio.
Un silencio que no duró mucho ya que un grito nos devolvió al mundo real. Solo era el padre de Marta llamándonos para que fuésemos a desayunar. Nos levantamos y bajamos corriendo la escalera hasta la cocina en una especie de carrera. Pero me encontré con la terrible sonrisa de esa chica a la que tanto rencor tenía.

Yo: ¿Qué hace ella aquí?-
Le pregunté a mi padre que se encontraba leyendo un periódico sentado en la mesa de la cocina.
Papá: Se va a quedar a comer. Tienes que cuidar de tu hermana mientras tu madre trabaja, ya te lo dije ayer.
Yo: ¿¡Y porqué mierda no lo haces tú!?
Papá: A mi no me hables así. Y no es que tenga que hacerse cargo alguien o no, es solo que quiero que le hagas compañía ya está, no cuesta nada.
Yo: Paso.
Salí casi corriendo de la cocina directo al salón. Me senté en el sofá y empecé a ver la tele. Me negaba rotundamente a cuidar de esa niñata mimada. No tiene ni idea ni de la mitad de lo que es que tus padres estén separados. Todo es por su culpa.

{Narra Daz}

Daz: Entonces, ¿El soplapollas ese está con ella?
Víctor: Supongo.
Daz: No pegan una mierda.
Víctor: Tu lo que estás es celoso.
Daz: ¿Celoso de qué? ¿Qué dices?
Víctor: Pues eso, celoso.
Daz: Cállate, anda, que ya hemos llegado.

Víctor llamó al timbre y casi al instante, la puerta se abrió.

Madre de Víctor: ¿¡Se puede saber dónde estabas!?
Víctor: Ya te lo he dicho esta mañana, mamá, en casa de Daz... digo, David.
Madre de Víctor: ¿¡Y a quién le has dicho que ibas a quedarte allí!?
Víctor: Mamá, ya soy mayorcito como para ir contándote donde voy.
Madre de Víctor: Anda, ¡Tira para dentro!

Víctor entró y la puerta se cerró de golpe. Estallé en carcajadas durante un buen rato. Después de secarme las lágrimas de tanto reírme, retomé mi camino a casa.

Resulta que ayer por la noche, justo cuando salíamos de casa de Marta, me di cuenta de que no llevaba las llaves de casa encima y mi compañero de piso estaba de fiesta. Marta me ofreció que me quedara en su sofá a dormir esta noche y que al día siguiente mi compañero de piso me abriera la puerta de casa. Hubiese sido un plan perfecto si el idiota de Víctor no hubiese aceptado quedarse él también.

Caminando, llegué hasta una especie de plaza con banquitos y todo, en uno de los cuales pude diferenciar una silueta familiar durmiendo. Me acerqué y descubrí que tenía a Elrubius enfrente de mí, durmiendo. O a la copia vagabunda del mismo.
Le zarandeé un poco para comprobar si estaba muerto o algo pero para mi mala suerte se despertó al instante y bastante sobresaltado.

Rubius: ¿¡Qué!? ¿¡Qué pasa!?
Yo: ¿Qué pasa, pocossubs? Yo creía que la gente como tú no dormía en bancos de la calle.
Rubius: Ah... tu eres el que estaba con los amigos de Marta...
Yo: ¿Qué haces aquí?
Rubius: Nada que te importe... pero oye, ¿Sabes algo de Marta?
Yo: Sí, acabo de volver de su casa, he pasado la noche allí. Jeje
Rubius: ¿¡Qué!?
Yo: Pues qué...
Rubius: ¡Joder! ¡Esta es la puta gota que colma el vaso!

Después de decir esto, se levantó cogió una mochila que no me había dado cuenta que llevaba y se fue andando rápido fuera del parque.

Que gente más rara... Pensé. Me encogí de hombros y seguí con mi ruta hasta casa. Espero que mi compañero no tenga mucha resaca.


Fin del cap 59

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