Capítulo siete

1K 80 0
                                    

Golpeó mas fuerte, de forma mas precisa. Su adversario era fuerte, pero ella era Deméter Wayne al Ghul, ella no era débil, no lo era; su cuerpo era la muestra de esto, todo en ello en verdad. Le asentaron un golpe entre las costillas, ¡una jodida bala en las costillas! Si el súper chico no hubiese ido detrás del otro niño verde, tal vez ella no estaría en esa situación. 

Un enemigo, que según la incompetente de su líder era muy peligroso, y de que enfrentarlo no lo debían hacerlo solos. Pero aún así, cuando chico bestia se abalanzó detrás de un jodido animal, enloquecido por sus jodidos traumas, el hijo del segundo hombre mas fuerte – después de su padre– , salió como alma que lleva el diablo para detenerle y protegerle, gritándole que lo siguiera.

– ¡vamos Robin! Raven y Star vienen detrás ellas se encargaran.– el villano se abalanzó contra Jon y ella tuvo que contenerlo.

– ¡imbécil! Corre de una puta vez...te daré tiempo.– le dijo antes de enfrascarse en su particular combate. El chico dudó, recordaba las palabras de Kori, pero Garfield necesitaba ayuda.– ¡corre he dicho!– 

– aguanta hasta que lleguen.– chillo antes de irse.

– tt.– miró a su adversario. 

Escupió a los lados, intercambiaron golpes, era feroz pero ella lo sería aun mas. Le volvió a disparar, esta vez en el brazo. Sintió la bala salir del brazo, la de la costilla se quedo ahí, si seguía agitándose así la bala le perdonaría los órganos internos. Cogió impulso, saltando desde la pared. 

Le asestó algunos golpes, se desestabilizó, entonces lo vio, su punto débil: ahí, su pierna derecha, se apoyaba mas sobre ella, lo que significaba que cojeaba, tenía jodida la pierna izquierda. Bien. Pensó varias estrategias, todas implicaban que la bala se enterrase mas, pero si lo hacía bien acabaría sin matarlo; golpeó, el lo esquivó, la cogió y presionó sobre su brazo, donde le disparó, la alzó, estrelló contra un muro, le perforó dos costillas pero desde ahí podía hacerlo, enredo sus piernas en sus brazos, con tanta flexibilidad como la del mismísimo Dick Grayson, presionó hasta romper el dichoso brazo, se contorsiono girando sobre su cuello, enredo su pierna entre las del hombre y con la otra le asestó una estocada, justo en la izquierda. 

El soltó un alarido, asestó otro golpe con sobre su espalda, crujiéndola, remato su cuello, giro sobre su eje para patear con contundencia su cuello. Cogió ese bastón de boo, prefería su espada, pero al no poder usarla para liquidar a sus enemigos, se vio forzado a cambiarla. Le dio un golpe cargado de electricidad en la espina dorsal, dos mas en la cabeza, y uno en el cuello. Calló al suelo fulminado, ella tuvo que apoyarse contra el muro contrario, tosió sangre, la vista se le nublo. 

Por el trasmisor escuchó las voces de sus compañeros, bien, el mercenario toca huevos había caído a sus pies, pero el líder, el cerebro de la operación no, y estaban teniendo problemas para acabarlo; recostó su cabeza contra la pared, estúpido Nightwing, su voz siempre causaba estragos en ella. 

Cerro los ojos, inspiro despacio dejando que esas marcas sobrenaturales invadiesen su cuerpo. Ese poder tan desconocido tanto para ella, como lo fue para su madre. Creyó por algún tiempo que eran producto de las aguas del pozo, que se irían como le sucedió con los otros poderes, aquellos que adquirió después de que su padre la trajera de vuelta. Pero no fue así. Y tarde entendió que esos poderes permanecerían siempre con ella. 

Era malo, tendría que extraer la bala, o el tejido simplemente se regeneraría sobre la bala lo cual conllevaría una visita a Thompkins, con su respectiva explicaciones y una operación. Aún así lo hizo, no se iba a permitir quedarse atrás; sintió ese ardor recogerle el cuerpo, igual que las aguas de Lázaro, quemaba y escocia, la locura se apoderaba de su mente, sintió muchas voces, todas las voces en su cabeza. 

Se retorció sobre la pared, apretó sus labios, no iba a dejar salir ni un quejido. Abrió los ojos, intentó focalizar su vista, el mercenario se removió, así que se incorporo rápido y le dio otra descarga, ató sus muñecas y lo inmovilizo, clavando las ataduras a la pared. Ando por el corredor, apoyado su mano en la pared, reincorporó la compostura y llegó con el resto.

– ¡Robin! ¿y superboy?– gritó Starfire.

– se fue tras chico bestia.– 

– ¡¿lo dejaste solo?!– gritó. Rodo los ojos.

– star tranquila.– intervino Raven. 

– vamos.– se giraron y fueron.

Sus Ojos (Damian Wayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora