V. Preludio

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Después de esa cena, todo le daba vueltas.
Yamaguchi se encontraba saliendo del restaurante en el que había cenado con  Tsukki momentos antes, por supuesto Tsukishima salió primero, caminando por delante, caminaron por las calles de la misma manera que caminaban a la escuela, o a cualquier otro sitio, solo que ahora, el ambiente estaba lleno de una tensión muy palpable.
« ¿Qué es lo que acaba de pasar?» Era lo que se preguntaba Tadashi mientras andaba detrás de Tsukki.
Llegaron al mismo cruce de siempre, ese en el que se separaban a diario, parecía que Tsukishima no diría nada y se iría sin más, pero Tsukki atinó a despedirse de una manera algo tensa, pero tratando de mantener la voz gélida y desinteresada que siempre solía tener. Yamaguchi sabía que fingía.
Tadashi también se despidió, aunque lo hizo bajo, casi como un susurro; seguía muy sumergido en el recuerdo de lo que había sucedido apenas minutos antes.
Cuando al fin se separaron y tomaron sus respectivos caminos, Yamaguchi le dio de nuevo otra vuelta al asunto…Tsukki había hecho algo muy raro en esa cena, algo que hasta al propio Tsukishima debió haber sorprendido, Yamaguchi casi podía sentir de nuevo el pulgar ajeno posándose sobre su mejilla…al inicio solo parecía que iba a limpiar inocentemente esa mancha que tenía, pero no, empezó a acariciarle la mejilla y a sonreírle de esa manera tan rara, ¿que habría podido significar aquello?
Y de nuevo empezó a sacar conclusiones apresuradas y un tanto exageradas.
«Tsukki tiene algo muy raro desde hace días, primero esas miradas frías…y ahora esto.» Pensó mientras abordaba el bus de las 9:00pm.
Debido a la hora, empezó a cabecear de sueño mientras se mecía suavemente en su asiento del bus, era temprano, pero Yamaguchi acostumbraba dormir a esas horas.
Cerró los ojos y dio varios cabezazos hasta quedarse dormido, pero un bache en el camino hizo que se despertara alarmado. Volvió a entrecerrar los ojos y por alguna razón pudo haber jurado ver a Tsukki sentado a su lado, eso lo alarmó más y lo mantuvo lo suficientemente despierto durante todo el trayecto.
Pasados los minutos bajó del bus y pasados otros, llegó a su casa. Eran las 10:25 pm.
Su habitación estaba oscura, pero así atinó a vestirse con ropa más cómoda y acostarse bajo las cobijas. Cerró los ojos y de nuevo los abrió.
Se “despertó” en una sala vacía y blanca, con piso de vidrio tan frágil que parecía que se podía romper en cualquier instante, pequeños tragaluces iluminaban la habitación con una relativa intensidad.
Yamaguchi sabía que eso era un sueño, él nunca soñaba, y si soñaba; era algo muy simple. Tadashi era la clase de persona que dormía cómoda y segura en las noches, pocas veces un sueño lo desequilibraba…pero esa noche todo era diferente.
Se encontraba sentado en una silla, en medio del cuarto. Parecía como si las paredes blancas de la habitación lo estuvieran mirando, examinándolo.
Frente a él había otra silla, igual que en la que Yamaguchi estaba sentado, estaba vacía…pero no por mucho; los tragaluces dejaron de llevar luz a la habitación, parecía como si el sol hubiera sufrido un apagón por unos momentos, pasados unos segundos, la luz regresó y se sorprendió al ver que la silla de enfrente ahora estaba ocupada, por quien más…por Tsukishima, claro.
—¿E-Eh? ¿Tsukki? ¿Qué haces aquí? —la voz de Yamaguchi resonaba en las paredes del cuarto como un eco.
Tsukishima no respondió, solo lo miraba con una expresión aburrida. Gélido.
Lentamente, el más alto se levantó de la silla y empezó a caminar en dirección a Yamaguchi, quien solo lo miraba muy confundido.
Cuando al fin estuvieron frente a frente, Tsukki le acarició la mejilla.
Primero suave e inocente, después casi lo pellizcaba, en todo momento mantuvo su sonrisa amable y algo burlona. Yamaguchi no sabía que significaba nada de eso.
Después pudo escuchar un suave susurro…pero no lo escuchó a la primera. Tsukishima lo repitió y ahora si pudo oírlo.
—Idiota. —y eso fue lo que hizo que Yamaguchi sintiera un enorme golpe en el pecho, el tono en el que lo decía estaba cargado de una especie de odio…y Tadashi logró percibirlo.
El suelo de vidrio empezó a quebrarse lentamente. Tsukki lo repetía de nuevo, una y otra vez. Todos menos Tsukishima, el mundo le podía decir cualquier cosa mala, pero no él. Él no.
El pedazo de suelo en el que reposaba la silla de Yamaguchi también cedió y en ese momento, Tsukki desapareció como el polvo, entonces Yamaguchi cayó. Cayó y cayó.
Cuando parecía que el abismo no tenía fin, se despertó. Eran las 2:40 am.
Se sobresaltó, jadeando y con ganas de gritar, esa había sido una pesadilla muy extraña.
Cuando logró recuperar el control, reflexionó. ¿Ese sueño habría sido una señal? ¿De que? No le gustaba para nada lo que podía significar…pero aún asi, tomó su conclusión como la verdad aparente.
«Tsukki me odia» Admitió para sí y sintió de nuevo el ligero golpe en el pecho. Eran las 2:56 am.

Como en mis SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora