Confesión en el lago (Editado)

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Will

Toda la confianza que había sentido minutos atrás fue remplazada por un sentimiento de estupidez.

Por alguna razón incomprensible, mi yo de de hacía unos minutos había decidido darle una nota a Nico para que nos viésemos esa tarde. ¿Para qué? Había tenido la maravillosa idea de declararme.

Ahora debería confesar lo mucho que me gustaba y las ganas enormes que tenía de besarlo cada vez que nos veíamos. Confesar que era lo mejor que me había pasado en la vida.

Y luego Nico me mandaría literalmente al Tártaro con su espada.

Suspiré profundamente. Ya no podía cambiar lo que había hecho.

Caminé distraídamente hasta la enfermería, ya que era la hora de mi turno. No había demasiada gente, solo un hijo de Hermes con un brazo roto tras haber intentado hacerle una broma a un hijo de Ares y una hija de Hefesto con quemaduras leves después de que explotara una de sus nuevas armas. El tiempo restante de trabajo lo invertí en ordenar las estanterías de productos y vagar como si de una alma en pena me tratase. Nada más acabar, entré en mi cabaña y me preparé mentalmente para lo que le diría a Nico. También pensé como me debería vestir, y mis nervios aumentaron en el momento en que me dí cuenta de que no tenía ni la más remota idea. Minutos después mi armario quedó vacío y mi cama abarrotada de prendas.

¡Por todos los dioses del Olimpo, parecía una de las hijas de Afrodita! 

Decidí ponerme lo mismo de siempre, la camiseta del campamento, unos tejanos cortos y unas sandalias. También me duché y cogí todo lo necesario para la cita. A medio camino entre la cabaña y el lago, me encontré con Jason y Percy, que caminaban por allí hablando entre ellos.-

-¡Hola, Will! ¿A dónde vas con todo eso?

-¡Hola, chicos! Nada, que Lou Ellen y yo hemos decidido hacer un picnic en el lago aprovechando el buen tiempo. -noté mi voz temblar levemente, pero ninguno de los dos pareció darse cuenta.

-Oh, pasadlo bien. Percy vamos, llegaremos tarde.

-¡Voy, bro!

Los observé alejarse por el camino opuesto del que iba a tomar yo. El reloj indicaba que faltaban media hora para las cinco, así que me dí prisa en llegar al sitio en el que lo había citado y preparé las cosas. Mientras lo hacía me pareció ver algo dorado en uno de los árboles, pero lo achaqué a mi nerviosismo y me senté en el césped, repasando lo que iba a decir.


The light into my darkness - Solangelo ❤☀ [EDITADO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora