Me desperté sobresaltada. Ya son muchas pesadillas seguidas. Acostumbrada, me levanto de la cama y me dirijo a mi aseo personal. Me tomo una ducha para relajar mis músculos y, al mismo tiempo, acabar de despertarme. Cuando hube terminado, me miro en el espejo: Tengo unas ojeras increíbles, pero eso tiene fácil solución: maquillaje.
Mi cabello era un caso perdido. Era una de esas melenas castañas indomables. Me paso el cepillo varias veces hasta que queda aceptable.
Después, llega la decisión más difícil: elegir la ropa adecuada.
Harta de lo que pudiese pensar la gente, cojo lo primero que pillo: unos vaqueros azul claro y una camiseta sin mangas en la que aparece escrito en grandes letras: "I LOVE NEW YORK". No es mi camiseta favorita, pero me encantaría visitar la ciudad algún día. Me atrae esa idea de ir caminando por las calles y ver carteles publicitarios por todos lados. Es genial. No voy a decir que sea una antisocial ni nada por el estilo; todo lo contrario: adoro conocer gente nueva, aunque sé que no a todo el mundo le voy a caer igualmente bien. Pero me gustaría mezclarme entre toda esa gente que pasea por esa ciudad sin ser cosciente de su gran belleza.
"Ya está bien se ensoñaciones" me digo a mí misma. Tengo que ir a clase, de hecho, ya estoy llegando tarde.
Mi instituto es una mierda, así de claro. No solo es tener que aguantar a los profesores que parlotean todos los santos días de lo mismo, sino que es deprimente. Las paredes son de color blanco pálido y están desprovistas de cualquier decoración. En mi antiguo colegio pegaban trabajos y dibujos en las paredes, para hacer que el ambiente fuera más agradable. Pero esto... verdaderamente era penoso. Incluso las caras de los alumnos lo dicen todo. Si por ellos fuera, quemarían la escuela, con todo dentro. Pero...
-¡Hola!- me saluda alguien, interrumpiendo mis pensamientos.
-Hola... -digo, mientras me giro para saber a quién pertenece esa voz, aunque ya me puedo hacer una idea. -Jack -digo en cuanto le miro a los ojos. Él me sonríe en respuesta.
-¿Qué tal estás? -me pregunta. Parece feliz, pero sé que no hace falta que le pregunte la razón porque ya saldrá sola tarde o temprano.
-Bien -contesto medio deprimida -¿Y tú?
-Pues bien. ¿Sabes? Ayer salí de mi casa para hacer la compra. Mi madre me obligó... -dejé de escucharle enseguida. Ya sabía que estaba feliz, pero no quería todos los detalles -... y le pedí una cita y aceptó -concluyó, demasiado sonriente.
-Vamos, que gracias a que tu madre te mandó a comprar conociste a una chica y le pediste una cita, ¿no es así? -resumí.
-Sí, es así -finalizó, decepcionado por mi falta de entusiasmo.
Caminamos cada uno hasta sus respectivas aulas, ya que Jack y yo no íbamos a la misma clase. Nos despedimos con un saludo de la mano.Él entra a su clase y yo espero un rato antes de entrar a la mía. Tampoco estoy ansiosa por llegar puntualmente. Todo lo contrario: desearía con todas mis fuerzas que esto resultara innecesario.
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Secuelas de la vida [Pausada]
Ficțiune adolescențiEsta es la historia de Meri, una adolescente de 16 años que lleva teniendo sueños extraños desde que tenía 10. El protagonista de sus sueños es un chico muy parecido a ella, pero que parece estar mandándole una señal. ¿Logrará Meri identificar a ese...