capitulo 4

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Sam observaba como Freddie firmaba el papel que los convertiría en marido y mujer, al menos de forma legal. Ella se giró un poco para observar a los presentes, dos testigos necesitaban solamente, Carly y Spencer; a pesar de todo estaban sonrientes y se veían complacidos. Pero lo único que ella podía mostrar era ansiedad. Desde el momento que había aceptado ser su esposa, la idea de que él la abandonara a su suerte estaba latente.

-Ahora pueden besarse –dijo el juez trayendo a la rubia de su letargo.

Freddie sonriente se acercó para besarla en la mejilla y luego rodear sus brazos en su cintura. "Tranquila, siempre estaré a tu lado" le decía al oído. "Nunca te abandonaré… eso solo pasará el día que tú lo decidas" dijo mientras acariciaba su cabello y ella no podía hacer otra cosa más que creerle.

-Detengan esta locura… -Freddie y Sam saltaron de su lugar. –Fredward, te prohíbo que me hagas esto…

-Ya lo hice, madre –murmuró sin mirarla a los ojos.

-Pero… pero tu eres menor de edad… -intentó explicar Marissa en un ataque de lamentos. -¿No es cierto, Pam?

Freddie comenzaba a apretar más su agarre puesto que Sam no podía mantenerse en píe. Su madre había llegado con la intención de detener la ceremonia, pero llegaron tarde y su matrimonio por el civil era completamente legal. Solo necesitaban que uno de los dos tutores legales de la pareja se presentara y aceptara; el peor error de Pam fue darle la legalidad a Spencer o el mejor según la rubia y por parte del castaño, estaba su padre.

-Ni creas que te esperaré con los brazos abiertos cuando esta mocosa te abandone con ese engendro… -gritó de nuevo la mamá de Freddie.

-Oiga le juro que… -¡Zaz! Todo el lugar quedó sumido en el más profundo de los silencios, se podía cortar la tensión con un cuchillo.

-Tú ni hables muchachita. ¿Crees que no sé que estás con mi hijo por dinero? ¡Claro! ¿Qué se puede esperar de una pobretona que nunca tuvo nada? –Sam que no había reaccionado al golpe estaba estupefacta. Ella podía escuchar los reclamos de Marissa hasta que sus ojos se posaron en los de esa mujer.

-Creo que en este mundo se pagan los errores… espero que no te des cuenta del error que has cometido, porque este chico… -dijo señalando a Freddie-, no estará allí para esperarte y perdonarte. Te guste o no, Marissa, ambas llevamos el apellido… Benson.

-¿Cómo te atreves a tutearme?

-Perdiste todo respeto… -era su respuesta, simple y directa.

Freddie entrelazó sus dedos con los de ella y salieron apresuradamente por la puerta, no querían toparse con más problemas. Fueron conscientes de las quejas malhumoradas de sus amigos, pero no le dieron importancia. Para Freddie, era la primera vez que solo le importaba Sam y el resto podía desaparecer, pero había hecho una promesa y esa era cuidarlos a ambos; para ella no fue tan diferente, en su mente solo existía la posibilidad de salir de ese lugar, no resistiría verlo deprimido de nuevo, no por las estupideces de su madre.

-¿Y ahora? –Preguntó Sam de pronto.

-Ahora nos vamos a nuestra casa… -la rubia lo observaba con confusión mientras se formaba un hermoso mohín en sus labios.

Ella decidió no decir nada, ni siquiera intentaría decirle que ellos no tenían casa porque él lo debía saber. Ese tipo de ilusiones no iban con ella, nunca sería dueña de un tráiler siquiera. Se montaron en el coche del padre de Freddie en silencio, aun las cosas entre ellos eran lo suficientemente incomodas como para no entablar, ni siquiera, una conversación amistosa.

Por otro lado, Sam observaba fijamente la carretera. Aun le parecía imposible estar casada con Freddie y sin amarlo, las cosas sucedieron tan rápido. Él era su mejor amigo, su compañero y confidente, parece que solo fue hace dos días que comenzaron a llevar la fiesta en paz y ahora eran marido y mujer. De vez en cuando respondía a los mensajes que Carly le enviaba y luego volvía su vista a la carretera.

Yo te cuidaré (seddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora