capitulo 5

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¿Tengo que decirlo? ¡Sí! Freddie es una locura, no soporto que cuide tanto de mí. He llegado a gritarle hasta el cansancio que me deje en paz, que no era su deber cuidarme. De eso ya ha pasado una semana, hasta le lancé el anillo a la cara y tiré toda su ropa al pasillo; y cuando por fin logro que me deje tranquila, no me siento bien, me siento igual que una perra. Creo que lo más difícil fue ver su rostro lleno de dolor, otra vez de la forma más cruel.

Suspiré abatida, estaba acostada en mi cama, completamente sola. Quisiera abrir la puerta de mi cuarto y correr hacia sus brazos, para decirle que me perdone. La verdad es que no es mi intención ser así, ni siquiera sé por qué me estresa su actitud, solo puedo achacarle mis males y cambios a las estúpidas hormonas. Un día de estos me volverán loca y terminaré comiendo gente o algo parecido. A mis seis meses, siento que cualquier cosa me molesta.

Cambié de posición para poder jugar con mi PeraPhone o eso intentaba, porque lo único que podía hacer era pensar en la noche que lo boté y le dije todo eso. Pero para que alguien me entienda debo comenzar desde el principio y creo que llegaran a la misma conclusión que acabo de llegar, fui una completa estúpida.

"Freddie preparaba el almuerzo como de costumbre y yo ayudaba a cortar algunas verduras. Estaba tan distraída que no calculé bien la distancia del cuchillo y corté parte de mi dedo. Como era de esperarse grité y él vino al rescate. No puedo decir que eso me agrade, la verdad es que me estaba comenzando a fastidiar. Yo nunca fui una chica que recibía atención a cada segundo, ni siquiera de mi madre y ahora venía Freddie a hacerlo, simplemente lo odio, necesito que me deje en paz.

-Para… déjame que estoy bien –le grité haciendo más énfasis en la palabra "bien".

-Solo quiero ayudarte –gritó de vuelta. –Sam, eres muy importante para mí…

-Solo lo dices porque tu madre paso a ser alguien que te hizo daño… solo quieres descargar todo eso sobreprotegiéndome –fui cruel, lo sé.

-¿Cómo puedes decir eso? –Preguntó por medio de un susurro. –Tu y ese bebé son lo más impor…

-Ya basta con eso… -grité. –Te diré solo una cosa, Benson –espeté con ira-, me arrepiento mucho de esto… no te preocupes más por mi hijo. ¿Entendiste? Mi hijo, no tuyo… ahora lárgate –mi garganta dolió como nunca, pero no me detuve.

Tomé toda su ropa del closet y la tiré en el pasillo.

-A partir de ahora dormirás donde te plazca, pero conmigo no… -cerré la puerta en el exacto momento que sus ojos dejaron escapar lágrimas.

Fui cruel, pero no me detendré a disculparme."

Bueno, eso fue lo que paso. Ahora yo estaba lista para ir a mi cita con el doctor, pero está vez él no me acompañaría. Salí del cuarto y lo vi revisando algo en su celular, ni siquiera alzó la mirada para verme. Me encogí de hombros antes de agarrar mis llaves y salir, la clínica no quedaba tan lejos y podía llegar allí caminando. Mientras caminaba por la calle, podía sentir las miradas de todos en mí, no era normal que una chica de dieciséis años esté embarazada y más yo, que aparento como catorce por mi estatura.

Cuando llegué a la clínica me tocó esperar mi turno de píe, no habían asientos disponibles. Dos horas después me llamaron, Samantha Benson; no se explicar lo que sentí, pero no se comparaba con nada de lo que he sentido antes.

-Señora Benson, vino sola hoy –notó amablemente el doctor, yo solo pude tratar de sonreír. –Estamos en tu semana veinte, culminándola.

-Así es… -murmuré sin saber que decir.

-Ve a cambiarte, hoy veremos cuanto a crecido tu bebé y sabremos su sexo, si lo permite –sonreí, mi bebé no mostraba su sexo, era testarudo como yo.

Yo te cuidaré (seddie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora