The Fall.

1.

Han pasado casi tres meses.

Y nunca me fue tan difícil.

A veces logro actuar como si sólo fuera otra persona a mi alrededor, logrando hablar como un intento de lo amigos que solíamos ser, pero nos ocultamos y mostramos tanto sin hablar, que se siente como una inquietante falsedad, y al mismo tiempo una insondable desnudez. Otras veces, no soporto verlo, no soporto escucharlo, no soporto verlo con potenciales chicas. Los miedos que por un año se mantuvieron en calma, escondidos en lo más profundo de mí, están como un tumulto de personas tratando de pasar por una puerta pequeña. Me da miedo de que pueda llegar a amar a alguien, de que lo haga en menos tiempo, con más intensidad, porque yo no pude tener eso, a pesar de entregarme en formas inimaginables a él. La parte de mí que no es así de egoísta quiere que lo logre, aunque no sea conmigo, pero incluso esa parte de mí tiene miedo de que no sea feliz, conforme, al menos viéndolo desde mi percepción de felicidad... Porque yo veo una felicidad plena, abstracta pero embriagadora, abrumadora pero sempiterna.

 A pesar de todo el dolor, de toda la incomodidad, de toda la furia... Sé que yo sí obtendré esa felicidad. Sin miedo a nada. Porque esto es parte del proceso, sentir que te ahogas, que te quiebras y terminas desplomándote, rompiéndote en mil pedazos, y que nada va a cambiar. Pero nunca fue fácil reconstruir algo, mucho más cuando es una reconstrucción tan profunda, que no volverás a llorar por la misma razón. Duele como el infierno, pero quedaré más radiante, majestuosa, y completa, ya dejé demasiado arte y belleza en él, ahora me toca a mí.