[1] David

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Apagué la televisión. Me estaban poniendo de los nervios los politicuchos que constantemente salían por la tele y aún no eran ni las nueve de la mañana. Demasiado temprano como para andar ya enfadado.

Enchufé mis cascos al teléfono y automáticamente empezó a sonar música, algo de Sia, la canción que me hubiese dejado a medias la última vez. Cerré la puerta tras de mi y comencé a bajar las escaleras del piso. Nunca tomaba el ascensor, vivía en un tercero y esos aparatejos no me hacían mucha gracia, además así hago piernas, que me hace bastante falta.

Tiene poca gracia el tema si empezamos por aquí, así que vamos a avanzar al menos hasta el momento en el que me siento en ese frío banco de la parada de autobuses.

Sé que no me he presentado, y a pesar de que quiera convencerme de que no es necesario, entiendo que al menos tengo que destacar, que me llamo Rafael y que el mes pasado empecé segundo de bachillerato. Mido 1.89m que son 6,2 pies para los tiquismiquis, añadid 17 años a la mezcla y con eso os da para ir empezando a montar el bizcocho. Lo demás irá llegando por "fascículos" si sigues hojear estas páginas.

De repente, mientras que espero tranquilamente al autobús, siento ese fresquito tan característico de octubre, me da mucha rabia, porque se ha pasado ya casi todo el año y yo siento que no he hecho nada. La verdad es que hace mucho tiempo que me siento así, me molesta tener que ir al instituto, no porque sea yo un niñato de esos que solo saben molestar a los demás y aprobar con chuletas, de hecho, hasta ahora he conseguido aprobarlo todo con nota, y de ello me siento muy orgulloso. Es simplemente que siento cada día, que la escuela me obliga a ir por un camino por el que no quiero ir. Tengo solamente una partida en este juego que es la vida, ¿Qué sentido tiene malgastarla? Ninguno, yo aquí vengo a ganar.

Mientras que sigo inmerso en mis pensamientos me doy cuenta de que tengo el autobús delante. No sería la primera vez que pierdo uno por estar en mi mundo, así que entro rápido y paso el bonobus por el lector, escucho el pitido que indica que puedo pasar y suelto un poco de aire que ni siquiera sabía que estaba aguantándome. Sé que me queda poco saldo en la tarjetita, pero no voy ni a mirar cuanto, no estoy de ánimo como para ver un número más bajo del que me espero. Últimamente no me estaba saliendo muy bien aquello de ahorrar.

No me siento, hay sitios libres pero no me siento, me da mucho reparo aquello de que suban al autobús personas mayores y todo eso, además si voy de pie podré hacer el imbécil cuando el conductor frene. Sí, cumplo 18 en medio año, pero para ser feliz no hay edad, o al menos a mi me gusta verlo así, siempre he dicho que yo de mayor quiero ser feliz. A partir de aquí hay poco que contar, por delante unas cuantas paradas antes de llegar al instituto y un fantástico disco de Lady Gaga para escuchar mientras que repaso alguna asignatura. Lo que pasa es que lo último no me lo creo ni borracho, mira que lo intento, pero el Candy Crush me puede.

¿Pinta bien todo eh? Pues se acabó porque ahora llega el drama. El autobús para y suben dos o tres personas, entre ellas David. No se me hace difícil verle, lleva una camiseta negra de manga corta con algo escrito encima, probablemente alguna frase sacada de un videojuego, pero no alcanzo a leerla porque estoy un poco lejos y trato de pasar desapercibido. Sigo mirando a la pantalla del móvil, simulando que estoy totalmente sumergido en el juego que tenía abierto, aunque en realidad siguiese mirándole cuidadosamente. A medida que andaba hacia mi, conseguí ver que llevaba unas zapatillas de deporte normalillas, probablemente eran de cualquier tienda barata. David no era el tipo de persona que se preocupaba por llevar ropa carísima y de marca, era sensato. Acompañaba esto con unos vaqueros algo desgastados que, de casualidad, combinaban con la camiseta para acabar con ese outfit tan suyo que gritaba "adolescente desesperado" por todas partes.

Sentí que me miraba fijamente durante unos segundos. De un vistazo vi que estaba esperando a que le mirase, con una gran sonrisa en la cara. Apagué la pantalla del teléfono y miré hacia arriba y le contesté con un "qué" un poco seco, pero la sonrisa de tontorrón que me estaba aguantando dejaba ver que no me molestaba para nada el hecho de tener que hablar un ratito con él. "¿Cómo que qué? Que han sacado por fin el nuevo capítulo de Assasination Classroom, ¿tú sabes cuanto tiempo llevo esperándolo? ¡Se han retrasado muchísimo!"

¿Qué si sabía cuánto tiempo llevaba el esperando el episodio? Claro que lo sabía, llevaba semanas contándome las ganas que tenía de verlo. Él siempre tenía ese ansia por todo, era el tipo de persona que vive las emociones a toda pastilla durante todo el día, podrías definirlo como un chico apasionado con sus gustos "David, ¿cuánto se han retrasado exactamente?" Me echó una mirada de asco cuando le dije eso "No vale que lo pongas así porque tu sabes perfectamente que cuando cualquier cosa tuya se ha retrasado quince miserables minutos tu ya estabas llorando por las esquinas" Arqueé una ceja, sugiriéndole que no estaba más que exagerando, pero por desgracia sabía perfectamente que no estaba diciendo nada disparatado. Yo nací con madera para el drama, qué se le va a hacer.

David ni siquiera intentó aguantarse la risa cuando me vio, yo acabé por reírme también. En el fondo, empezar las clases no solía ser un problema, principalmente, porque se me hacían infinitamente más amenas las mañanas, nada más hablar con el por unos minutos.

"Oye Rafa, ¿Filosofía como lo llevas? Os toca presentar mañana, ¿no?" Se me quedó cara de idiota, sinceramente, se me había olvidado por completo y tenía suficiente trabajo como para pasarme tres o cuatro horas delante del ordenador antes de acabarlo "Sí, gracias por recordarme que esta noche no voy a dormir mucho" Me miró sorprendido. Supongo que no se esperaba mi reacción "¿Tan mal lo llevas? Pensaba que habías avanzado algo estos últimos días" Miré un poco hacia abajo y me reí aunque me hacía poca gracia el tema "Pues ya ves que no, tendré que acabarla a las malas por la noche"

Antes de que pudiesemos seguir hablando, sentimos que el autobus frenaba. Todos los estudiantes a nuestro alrededor se abalanzaron sobre la puerta, para dirigirse al edificio escolar. "A ver si sobrevivimos" Le dije con una sonrisa, hoy teníamos un día duro por delante.

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⏰ Última actualización: Jun 17, 2017 ⏰

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