1. Helado de chocolate

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Por fin, por fin, por fin.

Me voy de aquí.

Convencer a papá para irme de aquí fue un caos, tuve que rogarle, él no quería que su hija se fuera a otro continente a pasar las fiestas, por lo que necesité la ayuda de Rose para convencerlo y eso ya es mucho decir, el le dice a todo si cuando se trata de ella.

Ayer me dio el permiso que en realidad no necesito para irme de aquí, ya que soy mayor de edad y en realidad no necesito su consentimiento legal, sin embargo él lo es todo para mi y necesitaba su aprobación.

Compre un boleto para lo más pronto posible, conseguí uno para el lunes, solo tengo que esperar tres días para irme. Todo ya esta listo para que vaya a Londres.

¡No dejo de contar los minutos para viajar!

Luego de cepillarme los dientes y arreglar mi cabello, bajo a desayunar junto a mi familia. Bueno con Rose, ya que papá esta trabajando a esta hora.

-Buenos días, Val- dice Rose cuando entro a la cocina.

-Buenos días, Rose- me acerco a ella para darle un abrazo- Buenos días, nena- saludo a la pequeña criatura que habita dentro del menudo cuerpo de Rose.

Rose es la esposa de papá, mi madrastra, aunque no le digo ni me refiero a ella de ese modo, porque no le gusta, dice que se siente vieja y malvada, como la madrastra de cenicienta. Supongo que tiene razón, aunque no es para nada parecida a la madrastra de cenicienta pues Rose es hermosa, amable, amorosa y joven.

-¿Qué tal dormiste?- le pregunto mientras acaricio su abultado vientre de ocho meses- ¿Pudiste dormir?- me percato de las bolsas oscuras debajo de sus ojos.

-No mucho, la bebé no dejo de moverse en toda la noche- llevo su taza de té vacía al fregadero- ¿Puedes servirme otro poco, por favor?- dice cuando abro el grifo para lavar el pocillo.

-Por supuesto- me acerco a la tetera y le sirvo otro poco- Mi hermanita es muy fuerte ¿Verdad?

-Demasiado, ya ni puedo moverme.

Poco después de la boda Rose quedo embarazada, fue muy sencillo concebir a la pequeña criatura, sin embargo el embarazo no ha sido nada fácil. Pues Rose es demasiado pequeña y delgada, ella ya no aguanta el peso de la bebé. El cuerpo de Rose empezó a crecer velozmente después del tercer mes de embarazo, mi hermana tiene prisa por salir de ahí, parece que quiere que Rose explote. Se ve bastante graciosa, parece que su barriga es mas del 50% de todo su cuerpo y a diferencia de la mayoría de las mujeres que se hinchan cuando están embarazadas, Rose esta prácticamente desnutrida y esquelética, parece de cristal que en cualquier momento se puede romper.

-¿Ya te tomaste tus vitaminas?- le pregunto aunque ya sé la respuesta.

-A las ocho de la mañana como todos los días- afirma.

-Hoy voy a acompañarte a la ecografía ¿Tomamos un helado luego?- muerdo mi tostada.

-No, no, no y no- se levanta y llega a mi lado.

-¿Y uno de chocolate?- niega con la cabeza- Bueno, lo siento, veo que la pequeña te ha quitado las ganas de tu alimento favorito en el mundo.

-No es eso- me toma de las manos- Deja ya de preocuparte por mi- niego con la cabeza- Lo digo en serio, el lunes te vas.

-¿Y?- trato de calmar a mi corazón que late desenfrenado. Estoy tan emocionada por comenzar en otra ciudad.

-Toma un tiempo para ti antes de irte, ve al spa o reúnete con tus amigas...

-Voy a tener mucho tiempo para mi en Londres, no te preocupes- me acerco a ella de nuevo- Por ahora quiero estar contigo y con la bebé- señalo su vientre con la cabeza- porque cuando me vaya ya no voy a poder pasar tiempo con ustedes y por el momento eso es lo que necesito.

-Pero...

-Sin peros- comienzo a lavar los platas sucios.

-Val, creo que necesitas dejar de preocuparte por los demás, piensa en ti. Ve a comprar ropa o algún plan de adolescentes ¿Ir al cine? No lo sé, ya no se que se hace en la actualidad- suelto una carcajada.

-Ay Rose, hace poco aun hacías planes de adolscentes.- su risa cesa.

Rose es más joven que mi padre, son 14 años de diferencia. Papá tiene 42 y ella 28, sé que eso le afecta más de lo que le gusta admitir.

Volteo verla y esta mirando su barriga. Sé que a Rose siempre le ha molestado que le digan cosas por el estilo, sé que le duele que le digan que mi padre es demasiado mayor para ella, sé que nunca ha sido fácil que le digan que mi padre es su sugar daddy. Anque claro que no lo es.

-Rose, sabes que no le decía de ese modo- se acaricia la barriga.

-No te preocupes, Val- sonríe.

-Es obvio que estoy exagerando, eres la persona más madura que conozco- su sonrisa se agranda y comienza a subir los escalones muy despacio, se nota que le cuesta caminar.

-¿Helado de chocolate?- asiento con una sonrisa- Por cierto, esta semana viene Miriam y trae a... Tyler- habla con cuidado.

El plato impacta contra el suelo y se rompe en miles de pedacitos. El estallido resuena por toda la casa.

No se lo que ha pasado, hasta que me doy cuenta de los pedazos de la vajilla a mis pies.

Cuando me enamore...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora