El hechizo de Rowena

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Dedicado a Babaau

-Entonces quieres que le lance un hechizo a Dean Winchester, Fergus?- Rowena lo miró sorprendida.

-Así es, madre. Y si lo haces, te daré el libro de hechizos que necesitas.- Crowley se miró las puntas de los dedos en un gesto de autosuficiencia.

-Lo que no comprendo es... qué ganas tú?- La mujer lo observó detenidamente.

-Diversión, madre...- Crowley sonrió maliciosamente.

-Bien... pondré manos a la obra. Y espero que tú cumplas tu palabra, querido.- La mujer le pasó una lista de los ingredientes que necesitaba para el hechizo. No confiaba en su hijo, pero necesitaba ese libro desesperadamente.

Crowley reunió todo lo que hizo falta y luego de una breve preparación, Rowena lanzó el conjuro.

-Ya está hecho. Ahora dame mi libro, Fergus.- Rowena lo miró altivamente y Crowley rió fuertemente.

-Ay, madre... realmente me crees tan imbécil?- El hombre chasqueó los dedos y dos demonios aparecieron a cada lado de su madre tomándola por los brazos. -Por supuesto que cumpliré mi parte del trato, pero sólo cuando vea que el hechizo funciona. Mientras tanto estos dos caballeros te acompañarán a unos bellos aposentos en los calabozos.

La mujer chilló, frustrada mientras los demonios la arrastraban. -Me las pagarás, Fergus! Te odio!-

- Yo también te quiero, madre. Disfruta de tu estadía.- Crowley sonrió y se sentó en su sillón. Jamás se imaginó como un cupido, pero... quién era él para negarle un poco de romance a Dean?

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Dean se despertó, y se arrastró aún más dormido que despierto a la cocina.
Sam estaba en otro estado resolviendo un caso, y él cuidaba de un reciente Cass humano. Había perdido su gracia, y era un peligro para sí mismo dejarlo solo a su merced.
El día anterior se había quedado pegado a una vidriera de una tienda de dulces, babeandose por más de diez minutos. Lo sacó rápidamente de allí antes de que la mujer llamase a la policía.
Dean debía admitir que su amigo era más gracioso así, pero así mismo tenía que cuidarlo el doble.

-Dean, mi estómago ruge.- Cass se dejó caer en la silla, aparentemente de mal humor. También debía acostumbrarse a eso, Cass tenía un increíble abanico de humores.

-Hey, Cass. Dormiste bien?- Dean dio un sorbo a su café.

-Si tener eso que uds llaman pesadillas, significa dormir bien, entonces supongo que así fue.- Cass suspiró apesadumbrado y Dean sintió un poco de pena por su amigo. Sabía lo difícil que era para él eso.

-Mmm, no. Eso no es dormir bi...- Y Dean no pudo continuar. Cass había tomado un panecillo y no pudo dejar de observar la mueca de placer en el rostro de su amigo. Sintió un sutil tirón en su entrepierna, y se removió nervioso. Qué demonios...? Definitivamente necesitaba salir. Hacía mucho que no tenia una buena sesión de sexo, y estaba sufriendo las consecuencias.

-¡Esto es delicioso, Dean!- Cass tomó otro, y le degustó de igual manera.

Dean deseó que una parte exacta de su anatomía pudiese disfrutar de las mismas atenciones que Cass le dedicaba a ese estúpido panecillo. ¡Mierda!
Se levantó bruscamente y miró acusatoriamente a su amigo.

-Qué sucede contigo, Cass?- Exclamó indignado.

-Conmigo?- Cass lo miró confundido. -Oh... Lo siento, Dean. Eran tus panecillos, pero yo tenía hambre, y esto era delicioso...

El Hechizo De Rowena  (DESTIEL-ONE-SHOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora