Dicen que la suerte solo les llega a quienes de verdad se lo merecen.
Que quien no siga el camino de dios será manipulado por la codicia y será llevado directamente al infierno.
Esto necesariamente no debería ser así, vivimos en un pueblo pobre donde la religión se encarga de “ayudar” a los más necesitados o afectados por la hambruna por la que aquella batalla contra Inglaterra nos hizo llegar. Y todos se aferran a la nada misma, o mejor dicho , a una estatuilla de concreto a la que llaman “Dios”.
-¡Hija Mía!- La voz del Padre Lucas interrumpió mis pensamientos.
-Hola Padre!- Contesté con una falsa sonrisa.
-Hija, por todos los santos!, no deberías estar durmiendo?-Exclamó con una expresión de asombro.
-No logro conciliar el sueño, quizás me de un baño y luego regrese a la cama- .
-No te acuestes tarde querida!, mañana debemos repartir el almuerzo para los niños del orfanato!-.
-Claro!, Regresaré a mi cuarto cuanto antes, Buenas Noches Padre-.Le gesticulé una sonrisa y me dirigí al cuarto de baño.
-El Orfanato-.Susurré.
No pude evitar recordar todos los momentos que viví allí, ni pensar en las hermanas, ellas cuidaban muy bien de mí, incluso ahora a 14 años de conocerlas me siguen cuidando como si fuera su propia hija.
Puede que nadie se haya interesado en mí en esos momentos como para adoptarme, pero vivir aquí en la iglesia ,y ayudar a los niños del orfanato, es lo que mejor que me pudo pasar hasta ahora.
Sonreí atontada dirigiéndome hacia la cama donde concilie por fin el sueño. A la mañana del día siguiente, me levanté y como es de costumbre me preparé un té de hierbas naturales como aquel que la hermana Lucía me preparaba de niña. Me vestí con el vestido que me regaló el padre Francisco y me encaminé hacia detrás de la iglesia donde ya hacia el orfanato.
Ayudé a la hermana Ava a servirles la cena a los niños. Ellos estaban muy felices como de costumbre, a pesar que la mayoría de ellos nunca conocieron a sus padres, nunca los vi llorar o molestarse por ello.
Recuerdo que conmigo fue diferente, yo no podía dejar de culparme por lo sucedido, y dejar de pensar…por qué? , por qué yo? .
Olvidar aquella escena, en el bosque, a oscuras, corriendo de la mano de mi madre desenfrenadamente hasta oír un alarido que salió del fondo del bosque, como si el “monstruo” detrás de nosotras quisiera decirnos algo.
Solo recuerdo a mi madre colocándome dentro del agujero de un árbol y pidiéndome que guarde silencio, desde entonces no la he vuelto a ver.
No sé de qué escapábamos, solo sé que en esa fría noche la pasé fatal y necesito las respuestas que hasta ahora no logré conseguir.
-Elena!-.Irrumpió mis recuerdos.
-Señora Rosefield!-.
-Elena querida!, necesito que me hagas un pequeño favor!-.Imploró.
-Claro!, de que se trata?-. Pregunté.
-Necesito que vayas a RonBurg , un pequeño pueblo no muy lejos de aquí. Debes llevarle esta carta al padre Benito, el cartero se tomó unos días y el padre debe ver esta carta urgente. Es más, él estará encantado de verte!-.
-Está Bien-.
-Genial, Gracias querida! el carruaje saldrá mañana en la mañana .Deberás estar lista para entonces-.Dijo alejándose con un saludo a lo lejos.
No lo pensé dos veces y corrí a mi cuarto a preparar la maleta, estará bien quedarme algunos días para conocer el lugar, después de todo no tengo nada importante que hacer.
ESTÁS LEYENDO
AN†ICHRISTUS (EL ANTICRISTO)
General FictionUna chica como cualquier otra decide introducirse en lo más profundo del bosque , allí es cuando desearía nunca haberlo hecho...