Capítulo 5:

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La tarde pasó rápido, ya que tenía biología a la última hora y el almuerzo terminó a las 14:30.

Hoy salía a las 16:50 del colegio, no tuve tantas clases en la tarde.

Pero ahora el problema era, ¿Cómo chucha iba a llegar a mi casa?

Quizá deba preguntarle a algunos de los cabros.

El Nacho estaba arreglando sus cosas mientras que el Nico estaba a un lado de él, esperándolo.

Me acerqué y le toqué el hombro al Nico. Éste se volteó rápidamente y bajó la mirada para verme bien, me alejé un poco para no tener que mirar hacia arriba.

-¿Qué pasa, Alex?.- Dijo el Nico levantando una ceja.

-Es que tengo un pequeño problema.- Dije entrelazando mis manos.

-¿Qué pasó?.- Dijo el Nacho.

-No sé cómo chucha llegué al colegio, así que tampoco sé cómo llegar a mi casa...-Dije algo avergonzada bajando mi mirada a mis zapatos.

-Mmh, ¿al menos sabes en dónde vives?.- Preguntó el Nacho.

-Sipo, pero no sé cómo llegar, ¿Me ayudan, porfis?.- Dije con algo de necesidad en mi voz.

-Dale.- Dijo el Nico sonriendo.


El Nacho vivía como a dos cuadras de mi casa y el Nico era mi vecino de al lado weon.

Ellos me llevaron, y no había nadie en mi casa, para variar, así que los invité a pasar y les di juguito, después se fueron y yo subí a mi pieza y puse música.

Justo comenzó a sonar una de mis canciones favoritas, corazones rojos de los prisioneros.

Corazones rojo,
corazones fuertes,
espaldas débiles de mujer.

Mil insultos como mil latigazos,
mil latigazos dame de comer.

De comer gordura de comer comida,
yo sabré como traicionar,
traicionar y jamás pagar,
porque soy un hombre y no te puedo mirar.

Eres ciudadana de segunda clase,
sin privilegios y sin honor,
porque yo doy la plata,
estás forzada a rendirme honores y seguir mi humor.

Búscate un trabajo,
estudia algo,
la mitad del sueldo y doble labor.

Justo en ese momento vibra mi celular, diciéndome que alguien me había mandado un WhatsApp.

Era el Nico, verdad que le di mi número.

-Si te quejas ahí está la puerta,
no estás autorizada para dar opinión...

Corazones rojos, corazones fuertes,
Corazones rojos...
tení buen gusto en la música weon.-

-Jaja, gracias.

-Denada, está piola tu gusto.

Luego de eso, le dejé el visto y bajé a prepararme algo porque tenía mucha hambre.

Me hice un rico pan con mantequilla.

Y después subí a mi pieza a dormir, y lamentablemente mi mamá me despertó cuando llegó.

-Levántate, son las ocho un cuarto.- Dijo mi mamá abriendo la puerta de mi pieza de un golpe.

-¿Ah?.- Dije intentando reaccionar levantándome rápido por el susto, la peor idea, me mareé.

-¿Vai a comprar pan o cuidai a tu hermano?.- Me dijo rápidamenet.

-Eh, voy a comprar, ¿Dónde queda el negocio?.- Dije poniéndome zapatillas.

-Mira, salís del pasaje y como dos cuadra a la derecha.- Dijo entregándome 2 lucas. Y luego se fue.

Desbloqueé mi celu y le pregunté al Nico si me podía acompañar.

-Oye, tengo que ir a comprar, ¿Me apañai?, porfi

A los pocos segundos me contestó.

-Dale, te espero abajo, pero estoy con un amigo, ¿no importa cierto?.

-No problem

-Jajaja, ya.

Baje, ahí estaban, el Nico con unos jeans, una polera negra de Nirvana y un polerón blanco.

Y después miré al amigo, lo primero que pensé:

Culiao rico.

Rondaba por los 18 años creo yo, su pelo era negro, era muy alto, ojos color miel, un pantalón negro algo apitillado, una polera azul sin ningún diseño y un polerón gris que llevaba cerrado hasta la mitad.

-Hola.- Los saludé cuando estuve frente a ellos.

-Wena, wena.- Dijo el Nico sonriendo.- Bueno este es mi panita de la vida, el Benja; y Benja, ella es mi compañera y nuestra nueva vecina, Alex.

El tal Benja me sonrió tiernamente e hizo que chocáramos los puños.

Habría que añadir, que su sonrisa, era perfecta.

-¿De dónde eras antes, pequeña?.- Preguntó el Benja cuando íbamos caminando.

-De Santiago.- Dije ignorando el apodo que usó.

-Ah, una Santiaguina.- Rieron los dos.- ¿Por qué viniste a esta humilde y pequeña ciudad?

-Porque mi mamá estaba chata de la ciudad, y quería "tranquilidad".- Dije agriamente.

-Que lata eso igual.- Dijo el Nico.- Pero al menos ahora tienes a los vecinos más ricos.

-Ah sipo, obvio.- Reí.-¿Y donde vives tú, Benja?

-En frente tuyo.- Dijo soltando una carcajada.- Una pena que seamos vecinos pero no compañeros, ¿no, Nico?

-Si, hermano, pero cámbiate este año.- Comentó el susodicho.

-Igual la haría.- Contestó pensativo.- Así estaría lejos de la Isi.

-El weon malo.- Rió el Nico.

-¿En qué liceo vas?.- Pregunté ignorando lo anterior.

-En el que está como a 3 cuadras del de ustedes.- Respondó el Benja.

Ya habíamos llegado al almacén, así que entramos, compramos, dimos un par de vueltas por el lugar -que de ahora en adelante iba a ser donde viviría-, y durante el camino hablamos de distintas cosas, y cuando llegó el momento nos despedimos.

Después de todo, quizá no fue un día tan malo.


Liberty WalkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora