Capítulo 1

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Camila Bordonaba era una chica de 15 años. Era alta y de pelo marrón largo. Ella iba caminando por la plaza disfrutando su último día de vacaciones mientras que escuchaba música y tomaba una gaseosa. Mañana empezaba tercer año.

Ella vivía sola con su mamá, Belén Fraga, pero esta última se había casado. No hizo fiesta ni celebración. Solamente se fue de viaje y hoy era el día en el que volvía. El marido de su mamá se iba a mudar hoy con ellas y aunque no lo conocía tenía el presentimiento de que iba a ser un buen cambio.

Santiago Stieben era un chico de 15 años. Era de una estatura normal para su edad además de tener el pelo marrón tirando a rubio. Estaba con Nadia, su hermana menor de 13 años caminando por la plaza. Ella, en cambio, si era bastante petisa y su pelo largo era más largo que el de él.

Habían salido a pasear para aprovechar su último día de vacaciones. Mañana Santiago empezaría tercer año y Nadia primer año. Ya habían terminado de embalar y guardar todo. Hoy su padre volvería de un viaje que había hecho con su nueva esposa, que ellos no conocían, y se iban a mudar a su casa.

—Santi, te juego una carrera.—dijo Nadia.

—Hasta el árbol de allá ida y vuelta.—dijo Santiago.

—1, 2, 3 ¡Ya!—gritó Nadia.

Los dos empezaron a correr esquivando a la gente hasta que Nadia se chocó con una chica.

—¿Qué haces nena? ¿No miras para donde corres?—preguntó una enojada Camila.

Toda su ropa estaba mojada por la gaseosa que estaba tomando y se le volcó. Santiago vio la situación desde lejos y se acercó para ayudar a su hermana.

—¿Nadia, qué pasó?—preguntó Santiago.

—Sin querer nos chocamos.—dijo Nadia.

—Nos chocamos no. Vos me chocaste.—la corrigió Camila.

—¿Te duele algo?—le preguntó Santiago a Camila.

—No.—contestó esta.

—Bueno Nadu vamos a casa a esperar a papá.—dijo Santi ignorando a Camila y su furia.

Nadia y Santiago dieron media vuelta y volvieron para su casa. Camila muy enojada volvió a la de ella y llamó a sus amigas para que la vayan a visitar.

—¿Pero el chico era lindo?—preguntó Georgina.

Camila estaba con sus dos amigas, Luisana y Georgina, hablando sobre lo que le había pasado.

—No sé. No me fijé en eso.—contestó Camila.

—Mírale el lado bueno: no lo vas a ver más en tu vida.—dijo Luisana.

—Ojalá. Que Dios te oiga.—dijo Camila.

—¿Ya prepararon lo del colegio?—preguntó Georgie.

—Casi.—contestó Lu.

—Si, ya dejé todo listo.—contestó Camila.

—A mí me falta sólo el uniforme.—dijo Georgina.

—¿Y Jimena y Nadine?—preguntó Camila.

—Jimena volvía hoy de viaje y Nadine tenía que ayudar a los papás en algo.—contestó Lu.

—¿Mañana te pasamos a buscar?—preguntó Georgina.

—Dale.—contestó Camila.

Cami despidió a sus amigas y se quedó esperando a que volviera su mamá. Se había ido hace un mes y ella se había quedado con sus abuelos pero la extraña y quería volver a verla. Además de conocer al que sería su padrastro.

Más que hermanastros |Santiamila| [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora