Capítulo 2

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—¿Vamos?—preguntó Camila a Santiago.

—Si dale.—contestó Santi.

Ambos agarraron todas sus cosas, se colgaron sus mochilas y salieron.

Iban cruzando el patio para llegar a la salida cuando un chico un año mayor que ellos se les acercó por atrás.

—Mirá quien va ahí, Tomás.—dijo el chico.

Él que parecía llamarse Tomás giró y vio a los hermanastros ir juntos.

—Pero si es Camila.—dijo Tomás acercándose a ellos.

Camila reaccionó. Era Tomás. Ese chico que le había hecho tanto mal y que no quería ver.

—Santi me quiero ir.—le susurró a Santiago.

—Hace como que no te importa.—dijo Santigo.

—¿No me vas a saludar Cami? ¿Ahora me cambiaste por otro? ¿Pero no eras muy chica para tener novio?—preguntó Tomás.

Se acercó a ellos y agarró a Cani por el hombro tratando en vano de que se de vuelta. Santiago sin pensarlo se giró y le pegó a Tomás en el cachete haciendo que este los deje en paz.

—¡Corramos!—gritó Santi a Cami.

Los dos se fueron corriendo hasta su casa.

Al llegar cada uno se fue a su cuarto. No querían hablar de lo sucedido.

—¡A comer!—gritó Belén cuando se hizo la hora de la cena.

Nadia bajó para encontrarse con su papá y Belén que terminaban de poner la mesa.

Santiago y Camila salieron al mismo tiempo.

—Gracias.—dijo Camila.

Se acercó a su hermanastro y le depositó un beso en la mejilla. Rápidamente fue hacia las escaleras y bajó.

Santi se quedó duro. Se enrojeció y sin pensarlo se colocó su mano en la mejilla en la cual había recibido el beso. Fue algo tan inesperado pero esperado al mismo tiempo.

Los Stieben-Bordonaba estaban cenando. Nadia contaba sobre su primer día en la secundaria y como se había divertido con su gran amigo, Sebastían.

—Supongo que son sólo amigos, ¿no?—preguntó Santiago.

—Pero si serás cuida.—pensó Camila.

—No.—contestó Nadia.

Los hombres se quedaron helados mientras que las mujeres reían.

—Es mi mejor amigo. Pero si fuera mi novio ustedes no podrían decir nada.—aclaró Nadia.

—Menos mal.—pensó Facundo.

—Mataba a ese enano.—pensó Santi.

El teléfono sonó y Facundo se levantó para atender. Luego de unos minutos volvió a la mesa.

—Después de la retención, ¿qué hiciste Santiago?—preguntó Facundo.

—Vine para casa.—contestó Santi.

—Antes de eso.—aclaró Facu.

—Le pegué a un chico de cuarto año.—dijo Santi.

—Pero fue mi culpa.—interfirió Cami.

—¿Por qué? ¿Qué hicieron?—preguntó Belén.

—No fue su culpa. Fue la mía.—dijo Santi.

—¿Quién le pegó al chico?—preguntó Facundo.

—Santiago, pero para defenderme a mí.—contestó Camila.

Más que hermanastros |Santiamila| [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora