Nosotros tres hemos sido amigos desde siempre: David, Ernesto y yo. Vivimos en el mismo barrio, nuestras familias se conocían de antes y, al tener la misma edad, realizamos el mismo curso en el mismo instituto, aunque Ernesto va a otra clase... Así que puedo afirmar que nos conocemos muy bien y que pocas cosas me sorprenden de mis "chicos"... Pero lo cierto es que, ahora mismo, David me ha cogido con la guardia baja y no sé muy bien qué decirle, no porqué piense que es algo malo ni nada, simplemente quiero mostrarle mi apoyo y actuar con total normalidad... Algo que se me da fatal porque mi cara y mi tono siempre me han delatado, para mis conocidos, soy como un libro abierto...
- ¿Y cómo te has dado cuenta?- Suelto al fin.
- Simplemente, lo sé. Lo siento.- Me contesta David dándose dos suaves palmadas en el pecho, en el lado del corazón, mientras me mira compungido.
- ¿Se lo has dicho a Er?- Le pregunto, sorprendida que nuestra tercera pata del taburete no estuviera aquí en el parque con nosotros.
- Ese es el problema...- De golpe, David se sonroja y se abraza las rodillas, pegando más sus piernas a su torso. David nunca había sido muy masculino, pero desde que sé su secreto hace apenas dos minutos, no puedo evitar verle como a alguien muy tierno y frágil.
- ¿Qué pasa? ¿Crees que se alejará de ti?- Él asiente, haciendo una mueca.- Ernesto no es así...
- Él es quien me gusta... Es así como me he dado cuenta definitivamente de que soy gay.- Me mira a los ojos unos segundos antes de volver a esconder su rostro entre sus rodillas.- Menuda mierda, ¿verdad? Ernesto es claramente hetero...
- Bueno, ¡quien sabe!- Digo intentando animarle, aunque creo que tiene toda la razón del mundo. Es más, hasta hace unos 3 meses, él estaba con una chica de su clase, muy guapa, por cierto...
- No te lo crees ni tú.- Contesta y me sonríe de medio lado, con esa sonrisa tímida que tanto me gusta ver. Me acerco más a él y lo abrazo, compadeciéndole. Él sigue hecho un ovillo y se deja hacer. Le veo triste, sin embargo no ha derramado ni una sola lágrima en todo este rato. David siempre ha sido muy fuerte a su manera, muy independiente, sin quejarse ni pedir ayuda nunca... Por eso ahora quiero apoyarlo con todo mi ser, al fin y al cabo él siempre ha estado ahí para mí.
- Lo que sí que creo es que eres muy valiente. Has admitido tus sentimientos, ¡eso ya es mucho!- Le digo sonriendo y acariciándole la espalda.
- No he salido del armario, ¿sabes?- Me dice, aún con una sonrisa en los labios pero las cejas inclinadas hacia arriba.
- ¿No? Pero me lo estás contando...
- Pero quiero que siga siendo un secreto...
- ¿Y no se lo dirás a Er?
- ¿Estás loca?- Me responde riéndose.- No pienso declararme...
- Quizás declararte no, pero...- Él suspira y estira las piernas sobre el césped.
- Lo pensaré.- Se limpia el pantalón de hebras verdes de hierba y se pone en pie, ofreciéndome una mano para levantarnos.- ¿Nos vamos?- Yo asiento con la cabeza y partimos hacia casa.
Caminamos hablando de tonterías y, cuando nuestras direcciones dejan de coincidir, nos despedimos con dos besos, cada uno hacia su hogar. Sigo dándole vueltas a lo que me ha dicho, a decir verdad, tampoco es algo tan descabellado, quiero decir, David es atento, comprensivo, simpático, bastante mono y cuidadoso, tímido, sensible... No es como la mayoría de tíos de clase, que están hechos unos violentos cromañones que no hacen más que bromear y decir tonterías y guarradas. Aún así, que se haya enamorado de Ernesto me preocupa. Él es un buen chico, comprensivo, divertido, muy enérgico y risueño... pero no sé si lo suficiente maduro como para aceptar sus sentimientos y continuar con su amistad como hasta ahora. ¿Como afectará a nuestra amistad todo esto?
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No me escojas
Short StoryLa amistad de Carla, Ernesto y David comienza a temblar cuando se descubren los sentimientos de David y Ernesto... ¿Podrá su amistad superar este contratiempo?