The Rogue en Londres - Larry Stylinson Punk!Louis AU

lonely boy

No hay demasiadas cosas que Louis haya sentido tanto como sintió un beso titubeante sobre una boca nueva, aquella vez, después de pasar horas pretendiendo que no le interesaba un trabajo de literatura.

Hasta ese día, nunca había tenido problema con ninguna de las dos cosas: ni con pretender, ni con (no) sentir. Irónicamente, las dos cosas que se le daban más fáciles eran las que los metían en mayores problemas. La terapeuta que lo había atendido hacía unos años siempre decía que su inquietud y enojo se calmarían cuando entrara en contacto con sus verdaderos sentimientos, y su mamá siempre decía que a Louis no podía simplemente ir por la vida sin importarle nada. Lo cierto es que a Louis le importaba y Louis sentía, aunque aparentemente no fuera suficiente. Quizás por eso nunca pudo olvidar a Harry, creía: porque antes de él, nada había sido suficiente, y entonces, así como si nada, fue demasiado.

Ver a Harry otra vez había sido más que demasiado. Desde que Louis había bajado del escenario, llevaba sobre el cuerpo un zumbido brillante y en aquel espacio entre el estómago y el pecho, una jauría de palabras hambrientas que, en la desesperación, terminaban por comerse entre ellas. Las únicas sobrevivientes, siempre compañeras, eran aquellas dos que, a veces juntas, a veces separadas, volvían a visitar sus silencios cuando las angustias eran muy grave.

Joder.

Harry.

Ninguna de las dos palabras fue suficientes para explicar la situación al productor del recital, ni a su representante. El último lo tomó fuerte de la muñeca al verlo acercarse, todavía claramente enojado por el asunto de llegar tarde. Fue el bajista, quien se había acercado detrás del escenario para ver que ocurría, mientras el segundo vocalista entretenía a los espectadores, quien intervino a su favor.

No lo entienden. Es algo así como el amor de su vida.

Harry definitivamente no lo era. En primer lugar, porque no existía realmente algo así como un amor de la vida de una persona, creía Louis. En segundo lugar, porque si existiera, nunca podría tratarse de alguien a quién él hubiese lastimado tanto. Louis sabía que merecía que la vida jugara con él para cobrarle todas las veces que había sido un idiota, pero no creía merecer tanto.

Aun así, no lo corrigió. Aprovechó que su representanta daba un discurso bastante cínico sobre el amor, la música y el dinero, y en la distracción, con la complicidad de su bajista, se escabulló entre la gente. Apenas se disculpó con el par de fans que le pedían fotos con un gesto de las manos y una sonrisa culposa. Cuando cerró por segunda vez la puerta del bar tras sí, el frescor nocturno lo volvió a la realidad.

Tenía palabras comiéndose vivas entre ellas debajo del pecho, una picazón familiar en las manos, y ganas de llorar, porque después de tantos años sin verse, y de esos minutos que lo había hecho esperar, seguía allí. Estaba allí.

Todavía frágil, todavía bonito. Todavía triste.

Harry no lo vio acercarse y su voz, cerca de su oído, le hizo dar un respingo.

Quizás tengamos que correr. Estoy algo así como escapándome de mi representante.

Los ojos de Harry, verdes como siempre, pero abiertos de sorpresa, se suavizaron al cruzar mirada con él. Cuando sonrió, antes de asentir y acomodarse la chaqueta, Louis pensó, sin saber por qué, y sin siquiera estar convencido, que Harry quizás si era el amor de su vida después de todo.

                             

1AM

Hay lugares en Londres que sencillamente no existen de donde vienen ellos. Callejuelas, bares, plazas. Todo en Londres huele distinto, se ve distinto. Lo hace Harry y lo hace Louis, aun cuando todo entre ellos permanece igual. Louis se deja llevar, porque no conoce y porque no le importa. Sigue callado. Siente que las palabras terminaron por matarse unas a otras y sólo quedan las más estúpidas de todas. Te extraño. ¿Por qué te fuiste? Te ves guapo de amarillo. Apenas unos minutos más tarde, se alegrará de no haber hablado, porque al parecer dijo suficientes cosas estúpidas en la puerta del bar.