02

1K 73 29
                                    

Kim Seokjin es su nombre, aunque tiene el apellido delante, claro. Y llegó de intercambio hace un año aproximadamente, según me cuenta. No tengo idea de cómo, pero de un café hemos pasado a almorzar juntos, y he hablado con él de manera tan cómoda que los minutos han volado entre risas por burlas sobre las serpientes de la clase. Jin —como pidió que le llame porque era más corto— no es tan bueno en los chistes, pero tiene una risa muy particular que logra ser contagiosa. Me agrada mucho la manera en que fluye sin cuidado, en la que conversa conmigo como si fuésemos amigos de años, y trato de soltarme con él también y no ceder a la ansiedad de un "¿de verdad es una persona sincera?" o "¿en realidad... puedo confiar en él?".

—Extraño mucho a mis padres, en realidad —hace un pequeño mohín, apoyando su mentón sobre su mano—. Si algún día te animas a visitar Corea, te voy a mostrar los mejores sitios de comida. Te juro que vas a quedar babeando, Daphne, ya te lo digo. ¡Ah, y tienes que probar las brochetas de cerdo que la abuela prepara! —jadeó, y reí un poco ante su manera de hablar. Se notaba mucho que extrañaba su hogar.

—¿Y cuando acabas el intercambio?

—Ya falta poco, me he acostumbrado a estar aquí, con arpías y todo, pero ya sabes, siempre uno extraña su lugar, ¿no? —sonrió con nostalgia y por un momento se quedó en silencio, hasta que pareció salir del trance y me observó de nuevo—. Ashh, pero ya háblame más de ti, Daphne, por Dios, no me des cuerda que no paro de hablar —rio—. Sinceramente, quiero saber qué tanto de lo que las culebras han estado hablando es cierto. ¿Cierto que tu vecino es David Beckham?

Tosí un poco mientras daba un sorbo a mi vaso de soda, y miré a Seokjin en silencio unos segundos, antes de ambos romper a carcajadas. Me cubrí la boca cuando noté algunas miradas encima e igual Kim.

—No, pero papá es, uhm, no tan lejano —Seokjin jadeó.

—¿De verdad? Si te lo encuentras, dile que Kim Seokjin aprecia un poco el fútbol solo por él —reí de nuevo y me llevé ambas manos al rostro intentando relajar un poco los músculos. ¿En verdad estaba dolorida de tanto reír?—. ¡Es cierto! Aunque, siendo honesto, es solo un amor platónico. No tengo nada en contra de los europeos, pero me van más los asiáticos, ya sabes. Por cierto, es mentira eso de que la tienen pequeña, por si las dudas.

—Demasiada información, Kim Seokjin —él ríe, negando.

—Solo promuevo el turismo. Por cierto, ¿notaste que muchos te echaron el ojo en la clase? Y no solo en la de Historia, eh.

—No tengo tiempo para esas cosas ahora —me encogí de hombros. Corté un poco de carne y me lo llevé a la boca—. Espero que mañana hayan olvidado lo de hoy.

—Lo dudo. Te aseguro que Wendy se acaba de buscar tu biografía entera y se va a pasar al menos seis meses hablando de ti y tu familia. Qué mocosa más entrometida. ¿Tienen también una Doña Chisme en tu escuela?

—No hay escándalo que se le pase, y si no hay, se los inventa —bufé, irritada de solo recordar la escuela y sus escándalos diarios—. Los fines de semana son sus favoritos.

—Ya lo creo. Hasta me estoy pensando abrir una fundación para juntar a los chismosos del mundos y buscarles una vida. Soy un alma bastante bondadosa, no te imaginas —se llevó una mano al pecho, hablando con mucha seriedad mientras yo no podía dejar de reír con sus ocurrencias.

—Me uno. Ah y, Jin, uhm... no te he visto en otras clases... —murmuré, algo apenada. De alguna manera, sentía pena de no haberlo notado antes, aunque en realidad no había prestado suficiente atención a nadie alrededor—. Recién han comenzado las clases y ando muy mal de la memoria últimamente. ¿De casualidad, tenemos más cursos juntos?

MYSELF.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora