Por fin llegó el día en el que el ladrón iba a realizar su nuevo robo. El grupo se reunió una última vez en su zona de descanso antes del robo, para decidir cómo podían atrapar a esa persona.
-Yo pienso que deberíamos entrar antes que él y ocultarnos, cuando este distraído, salimos a su encuentro.- explicaba Fili.
-Puede que funcione, pero si está armado, será difícil acercarnos a él, seguramente nos oirá, como la vez anterior.- dijo Antonio bastante preocupado.
-En eso tienes razón Antonio, yo no pienso poner delante de una persona con una pistola.- mencionó Yahisa.
-Lo que podríamos hacer es que cuando esté robando en alguna habitación, le bloqueamos la puerta para que no pueda salir, entonces en ese momento llamamos a la policía para que lo detengan.- dijo César totalmente seguro de lo que decía.
-Bien, entonces esta noche quedamos en esa dirección sobre las 23:00, así nos dará tiempo pensar por donde nos colamos y escondemos.- añadió finalmente Fili.
Todos se despidieron, hasta esa noche.
Esa noche, Fili se dirigía al lugar donde habían quedado, pero no vio a nadie, en ese mismo instante el reloj de la iglesia marcaba las 23:00. «Qué raro que no hayan venido todavía», entonces escucho un susurro:
-Eh, Fili por aquí.- le indicaba Yahisa desde detrás de unos arbustos que estaban al lado de la casa.
-¿Qué hacéis aquí detrás de este arbusto?
-Como ya dije el otro día, mis padre son amigos de la familia que vive de vacaciones aquí, entonces me he acordado que cuando era más pequeña venía a jugar con una niña en esta casa y que a veces nos escapábamos por un escondrijo que da a la despensa, supongo que no lo habrán tapado, solo nosotras dos sabíamos de su existencia.- le explicaba a Fili.
Yahisa los dirigió hacia una parte más oscura donde apenas se veía nada, entonces le pidió a César que alumbrara con su móvil, justo al encenderlo pudieron ver un pequeño hueco por donde apenas podía pasar una persona, pero con un poco de paciencia los cuatro se encontraron dentro de la despensa unos minutos después, aún no eran las 23:30 pero no quedaba mucho tiempo. Salieron sigilosamente de aquella estancia, cruzaron la cocina y llegaron al salón, dándose cuenta que las habitaciones se encontraban en la planta de arriba. Al subir las escalera, lo primero que pudieron observar fueron unas grandes cortinas que ocultaban un gran espejo, pensaron que ése sería un buen escondite y podrían escuchar bien cuando el ladrón subiera.
El reloj marcó la hora exacta del robo, se escuchó el abrir de una puerta y unos pasos fuertes que subían por las escaleras deteniéndose al final de la misma.
-Sé que estáis por aquí, yo mismo os deje la nota para que vinierais, acaso no creerías que no os escuché y os esperé escondido a que salierais de la casa.- dijo una voz de hombre al otro lado de las cortinas.- A parte, no hace falta que llaméis a la policía, ya lo he hecho yo.
«¿Cómo?¿Por qué ha hecho eso?».-pensó César.
Todo el grupo estaba paralizado por la sorpresa, en ese momento empezaron a oírse las sirenas de los policías. Los chicos salieron de su escondite para coger a ese hombre, pero al traspasar las cortinas allí no había nadie.
«¿Cómo ha podido escapar tan rápido si apenas han pasado cinco minutos?»
-¿Qué hacemos ahora?.-preguntó Fili un poco nerviosos.
-Le explicaremos a la policía todo lo que sabemos, y les diremos que el ladrón es un hombre.- dijo Yahisa, que siempre se mantenía tranquila en los momentos más estresantes.
Los cuatro bajaron las escaleras, justo al instante de que la puerta se abriera y aparecieran un par de policías armados.
-Quedáis detenidos.- dijo furioso uno de los policías, mientras el otro se acercaba para identificar a los chicos.
-¿¡Qué!? Nosotros nos hemos hecho nada.- se quejó Antonio, bastante preocupado.
-Pero mira quienes son los cuatros ladrones.- dijo el policía apuntando con su linterna a los rostros de los jóvenes.
-Nos han avisado de que cuatro individuos intentarían robar en esta casa y de que tienen relación con los demás robos que han tenido lugar en el pueblo.
-Esto es un error, nosotros intentábamos resolver los robos, no intentando robar.- aclaró César indignado.
-Claro, vosotros cuatro resolviendo "misterios".-se rio el policía.- Andando a la comisaría y no digáis más tonterías.- El rostro del policía cambio de una risa a una cara de enfado mientras empujaba a los chicos fuera de esa casas.
En la comisaría, el policía los metió dentro de unas rejas.
-Mañana llamaré a vuestros padres, hoy ya es muy tarde para alarmar a cualquiera.- dijo un guarda que se quedaba vigilando los esa noche.- Hoy dormiréis en esa pequeña celda.
El grupo entendió todo en ese momento, el ladrón puso esa nota para que lo encontraran, pero no solo bastaba con eso, si no que tenían que quitárselos de encima para que no le interrumpieran sus planes de los robos.
Finalmente quedaron dormidos cada uno en una de las literas que allí se encontraban, pese a que era muy incómodo dormir allí con la dureza de aquellos colchones.
ESTÁS LEYENDO
No.1 Los Siniestros y el inicio del misterio.
Mystère / ThrillerEn un pequeño pueblo donde nada ocurre, de pronto una serie de misterios surgen y nuestros protagonistas intentarán resolverlos.