|| Bienvenidos a los infiernos, aquí tienes el trono ||
Siempre he podido romperme las manos, siempre me he podido hacer daño cuando la ira salía.
¿Sabes cuando verdaderamente te haces daño?
Cuando te callas.
Si, parece una tontería pero no lo es.
El silencio mata, no poder expresarse y aguantarse la rabia interior.
Aprendí a equivocarme con ello, pero también a levantarme y darme cuenta.
En aquel tiempo, todo era dominado por el silencio de las palabras que callaba.
La mente también mata.
La imagianción, a veces mata.
Las palabras, son como balas.
Todo mata.
Llegas al punto en el que quizá digas que todo da igual que no importa, cuano no es así.
Es ahí cuando domina la rabia, la censura. Cuando el infierno te pertenece