Sebastián se va de casa

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Sebastián Price tenía el mundo a sus pies. Había cumplido los 18 años; había quedado primero en la lista para estudiar Ingeniería; sus padres le habían comprado un departamento, ya que vivía a dos regiones de casa; tenía lleno el refrigerador; todos sus cuadernos, libros y demás materiales que pudiera necesitar, y unos padres que confiaban en su pequeño genio, con su vida.

Para Sebastián, vivir por primera vez sin la supervisión de sus padres fue algo tan maravilloso que jamás había imaginado las tentaciones que surgirían al poco andar: las fiestas hasta la madrugada, las mujeres sin preocupación que se turnaban para hacerle compañía en su cama, las clases dejaron de ser una prioridad, llegando a ser algo que sólo a veces recordaba, y cuando lo hacía, si no tenía otro panorama, llegaba a ir. Así fueron los dos meses que llevaba de libertad, donde había probado todo lo que en la vida con sus padres no podía permitirse. Buena vida! pensaba él... Había faltado a la primera ronda de certámenes, hablaba a media tarde con sus padres para que no lo llamaran en medio de las variadas actividades extracurriculares que tenía y de ésta forma no ser sorprendido por ellos... Se había vuelto un mentiroso experto!! Sus padres jamás sospecharían nada... pero Seba no había pensado en el futuro... si reprobaba todo, lo expulsarían... pero bueno, aún tenía 5 años para idear algo... y quién sabe si en algún momento se ponía las pilas y comenzaba a ir a clases... al fin de cuenta, esa era su intención... pero sólo le duraba hasta que sonaba el despertador... que era silenciado de un golpe y una promesa de ir al otro día...

Pero la suerte del bello pilluelo no podía durar eternamente, pues si bien de la universidad no iban a llamar para notificar al inasistencia a clases, sí lo hicieron para notificar los dos meses de atraso en la mensualidad, porque... un detallito que había olvidado mencionar es que Sebastiancito había ocupado el dinero de las mensualidades que su padre religiosamente depositaba en su cuenta, para que este chico responsable hiciera los pagos.

Francisco puso el grito en el cielo cuando recibió la llamada de la universidad y tan enojado estaba que exigió saber de la situación académica de su hijo, se excusaron para no darle una respuesta, pero como finalmente él era quien pagaba...

"Señor, lo único que puedo decirle es que su hijo tiene clave de internet de nuestra universidad por lo que puede ver todas sus notas y trabajos, así que pregúntele a él. Lo espero para que se ponga al día con los pagos"

"gracias"

"hasta luego y disculpe las molestias"

"hasta luego"

Francisco llamó a su mujer y la puso al tanto de la situación. Una suerte que a los dos les debían las vacaciones porque las pidieron todas y partieron al departamento de su hijo. No fue sorpresa encontrar un chiquero y la ausencia de su niño; el muy astuto los llamó a media tarde, como de costumbre, diciendo que se acostaría temprano, que estaba cansado de tanto estudiar y ellos no le dijeron que estaban a unas horas de llegar a su encuentro.

Adriana sacó de su cartera el cepillo que había llevado para castigar a su hijo. Organizaron el departamento y se instalaron en el segundo cuarto; iban a ordenar pero comprendieron que eso era tarea de su hijo, pero sí prepararon de comer mientras esperaban a su muchacho, y con las miradas conversaba lo que harían.

"quisiera recriminarte por mimarlo tanto" dijo Fran "pero es imposible porque siempre lo mimamos a la par"

"el problema no son los mimos sino que vio todo lo que nunca se le permitió" no debimos dejarlo venir, debió estudiar en casa, tenemos buenas universidades allá"

"pero él quería ésta... además, si no pasaba ahora imagínate a los 25 cuando ya no pudiéramos hacer nada..."

"lo arreglaremos, verdad?" murmuró, un tanto insegura

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